Ingrid Loyau-Kennett, de 48 años, es la mujer que el día de ayer se enfrentó y tratando de persuadir conversó con uno de los supuestos ultimadores en plena vía pública del soldado británico que encontró trágica muerte al sur este de Londres, en la localidad de Woolwich.
Loyau-Kennett quien, de acuerdo a la información propalada por la prensa, es madre de dos hijos y líder de los scouts, viajaba en un autobús que se desplazaba por Woolwich, cuando vio sobre el pavimento el cuerpo del soldado británico.
La valerosa mujer dijo que trató de hablar con el atacante a fin de distraer su atención y evitar que hiciese lo mismo con otras personas. Señaló que al igual que ella hubo otras personas que hicieron lo mismo.
Manifestó que el hombre le dijo “no lo toque, yo lo mate” y que añadió que lo había matado porque “es un soldado británico. Mató a gente. Mató a musulmanes en países musulmanes”.
“Vi un cuchillo de carnicero y un hacha”, señaló la mujer, añadiendo que vio “sangre”. “Pensé, ¿qué demonios?, creí que evidentemente estaba un poco nervioso y que solo había que hablar con él”, agregó.
“Intenté hacerle hablar sobre cómo se sentía”, afirmó. “Habló de bombas cayendo y matando a mujeres, niños (...) Empezó a llegar más y más gente. Había mucha gente alrededor. Miré alrededor y me pareció descorazonador”.