Alguien sentado en la mesa de atrás habla en francés, mientras en las sillas del costado dos brasileños intercambian ideas. Dos pasos más allá unos activistas de Bielorrusia comparten con unos españoles que también han venido al Estocolmo Internet Forum. Un evento que desde el pasado 21 de mayo ha reunido en la capital sueca a personas interesadas por las herramientas digitales, las redes sociales y el ciberespacio. Una verdadera torre de Babel donde nos comunicamos en la lengua franca de la tecnología. La aldea global y virtual contenida por estos días en una antigua fábrica a la orilla del mar. Y en medio de ese ir y venir de análisis y anécdotas, seis cubanos dispuestos a contar también su labor como ciber activistas.
Esta es sin dudas la escala que más he disfrutado de mi largo viaje y no porque los otros lugares no hayan estado llenos de lindas impresiones y de muchos abrazos, sino porque aquí he encontrado a varios colegas de la Isla. Alguna de esa gente que en nuestro país echa mano de las nuevas tecnologías para narrar o intentar cambiar su realidad, hoy se ha dado cita aquí. La joven abogada Laritza Diversent, el director de Estado de SATS Antonio Rodiles, la aguda blogger Miriam Celaya, el informático Eliécer Ávila y por un día nos acompañó también el reportero independiente Roberto Guerra. Así que Estocolmo me ha parecido un tanto Cuba y no precisamente por el clima.
El Internet Forum nos ha permitido además sentirnos ciudadanos del mundo, compartir experiencias con quienes viven en situaciones diferentes pero –en esencia- sorprendentemente similares. Basta hablar un rato con algún otro invitado o escuchar una conferencia para darse cuenta que en cada palabra dicha está la eterna búsqueda humana del saber, la información… la libertad. Expresada en esta ocasión a través de los circuitos, las pantallas y los kilobytes. Esta cita nos ha dejado con la sensación de que somos universales y de que las tecnologías nos han convertido en personas capaces de trascender nuestra geografía y nuestro tiempo.