NO HAY plazo que no se cumpla, y dentro de pocas semanas conoceremos el fallo del Tribunal de La Haya. Cuando se nos pregunta si Chile va a acatar el fallo, la pregunta ofende, porque Chile siempre ha cumplido con el derecho internacional. Por lo mismo, dado que nuestro límite marítimo se funda en tratados válidamente emitidos, esperamos con serenidad el fallo.
La defensa de la integridad territorial es parte sustantiva del ejercicio de nuestra soberanía. Por ello, cuando Perú desconoció los acuerdos vigentes, nuestra diplomacia reaccionó con firmeza. Obviamente, la relación se resintió. En estos temas no hay diferencias, los chilenos tenemos una sola opinión, defendemos lo nuestro con el mismo celo con el que cada familia defiende su casa.
Sin embargo, la actual administración cambió esta política y aceptó la tesis de “las cuerdas paralelas” que nos ofreció la diplomacia peruana desde un principio. En ese camino se ha llegado a afirmar que -pese al desconocimiento del Tratado- “vivimos el mejor momento de la relación bilateral”.
Por ello, llama la atención que en vísperas del fallo se reúnan las más altas autoridades de ambos países a solas. La explicación es que habría que preparar los escenarios post fallo. Eso es positivo, pero el secretismo llama la atención, porque en realidad, conocido el fallo, lo único que corresponde es cumplirlo. No estamos negociando nuestros derechos con el Perú. La integración eléctrica que se ha aludido, que es algo muy positivo, se trabaja desde 2007 y no tiene relación con el juicio ante La Haya.
Los cancilleres se visitan recíprocamente en estos días. La explicación es que se designó a la nueva canciller peruana, que asume luego que culminó una ofensiva ultranacionalista contra el anterior canciller Rafael Roncagliolo. Los cancilleres también se reunieron recientemente en Cali, Colombia. Más aún, la ministra peruana vendrá a Santiago la próxima semana. ¿Cuál es la razón de tanta reunión?
El agente peruano ante La Haya, José García Belaúnde, da unas pistas en recientes declaraciones, al señalar que la labor de los cancilleres Moreno y Roncagliolo crearon condiciones “para que el fallo de La Haya se dé en un ambiente de tranquilidad, de distensión”. La vorágine de reuniones bilaterales en estos días, ¿tiene que ver con efectos de la salida del ex canciller peruano? ¿Por qué tanto secreto? Se supone que los cancilleres tienen posiciones de Estado, no representan opiniones políticas ni menos personales; por tanto, lo que un canciller acuerda, compromete a la diplomacia del país que representa.
Ad portas de este importante hito, se hace necesario reafirmar la necesidad de asumir posiciones de Estado, no de gobierno ni menos políticas. Lamentamos que no se haya convocado a la fecha a la institucionalidad que corresponde. Las reuniones con los jefes de los partidos o los ex cancilleres, siendo valiosas, no constituyen instancias de nuestra institucionalidad estatal. Tal es el caso del Consejo Asesor de Política Exterior y el Consejo de Seguridad Nacional.
Finalmente, en el mes de las Glorias Navales, conforta saber que los chilenos tenemos un poder naval atento y preparado a las intrusiones de naves desconocidas.
(*) Artículo publicado en el portal del diario chileno La Tercera (24 de mayo de 2013)