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Miércoles 29 de mayo 2013

Entre presidencialismo y parlamentarismo

Por: Alfonso Gómez Méndez (*)
Entre presidencialismo y parlamentarismo
Foto: Difusión


Quizás sea el momento de pensar en un régimen parlamentario. Pero en Colombia no sería conveniente, pues ese modelo requiere auténticos partidos políticos, y hoy no los tenemos.

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En términos sociales y políticos, hoy no es fácil saber hacia dónde se mueve América Latina. De un lado, advierte el editor de The Economist para la región, en entrevista con María Isabel Rueda, “América Latina está cambiando para bien. Las economías son más sólidas, hay avance social y las democracias, a pesar de todas sus debilidades y defectos, que son muchos, están echando raíces en casi todos los países”.
De otro lado, vivimos un curioso vaivén político marcado por el excesivo presidencialismo y el resurgir del caudillismo, seguido de una ola reeleccionista, apenas comparables con las épocas de dictadura.

En la década del 60 –exceptuadas Venezuela y Colombia–, el continente se cubrió de verde, no propiamente por interés medioambiental, y ni siquiera por la producción de lagartos, sino por las dictaduras militares.

A las ‘cumbres’ de entonces iban presidentes que lucían casi todos el uniforme verde oliva: Videla, Viola, Castell, Costa, Geisel, Bordaberry, Ortega, Rodríguez, Lara, Velasco, Stroessner, Pinochet, Somoza y tantos otros, ya muertos y algunos de ellos en prisión por graves violaciones de derechos humanos.

Entonces hicieron su época de esplendor generales y coroneles, tanto en el sur como en Centroamérica, con casos dramáticos como el de Ríos Montt, en Guatemala.

A partir de la década del 80 comenzó el renacer democrático en la región, y poco a poco los pueblos se fueron liberando de las dictaduras. En ocasiones, fue necesaria la concesión de amnistías generales, mal concedidas, que luego, por presión de los pueblos (Argentina, Uruguay, Brasil), debieron reversarse.

Pero casi todos ellos mantuvieron el régimen presidencial, al cual se le agregó el componente de la reelección inmediata y a veces indefinida.

Chávez, Lula, Correa, Ortega, Menem, entre otros, llegaron al poder al amparo de constituciones que contemplaban periodos fijos, pero comenzaron a cambiarlas para permitir de manera casi indefinida su propia reelección. La mayoría de ellos se convirtieron en caudillos: piensan que sin su presencia sus países se vienen abajo.

El caso de Colombia ha tenido, otrora y en la actualidad, sus propias particularidades. Nuestra historia republicana solo contabiliza dos golpes de Estado, por cierto no conseguidos mediante ‘cuartelazo’: en el siglo XIX, el general Melo, comandante del Ejército, apoyado por las sociedades democráticas de la época, sacó del poder a otro gran caudillo, José María Obando, contando con la complicidad de este. Y el 13 de junio de 1953, el general Rojas Pinilla sacó del poder a Laureano Gómez, con ayuda de un sector conservador, al cual se le atribuye la verdadera autoría del golpe.

Desde 1910 prohibimos la reelección inmediata del Presidente. En 1991 la prohibimos de modo general. Y en el 2005 volvimos a restablecerla de manera inmediata para facilitar la continuidad del titular Álvaro Uribe en el poder.

Si el presidente Santos es reelegido, sería el primero en hacerlo sin haber cambiado él mismo la Constitución Política en su favor.

Quizás llegó el momento de volver a pensar en la posibilidad de establecer en América Latina un régimen parlamentario, en detrimento del presidencialismo. Pero en Colombia no sería conveniente hacerlo, dado que ese modelo requiere auténticos partidos políticos, y hoy no los tenemos.

Irónicamente, mientras no existían legalmente, tuvimos partidos reales. Y ahora, con abundante regulación, solo tenemos remedos de partidos que expiden avales electorales por los que después nadie responde.

Para nosotros, lo que cabe es prohibir la reelección inmediata a partir del 2018 y, si fuere necesario, ampliar el periodo con la posibilidad de revocatoria de mandato a mitad de1 término si el Presidente no cumple las promesas ni colma las expectativas con las que fue elegido.

@gomezmendeza

(*) Publicado en el periódico colombiano El Tiempo (29 de mayo de 2013)

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