Chile y Estados Unidos

Las relaciones de ambos países han estado llenas de desencuentros. Sin embargo, desde el retorno a la democracia hemos alcanzado una "relación madura" de socios confiables.

En estos días, el Presidente Piñera visita Washington y se reunirá con el Presidente Obama. Este encuentro constituye una reafirmación del positivo estado de las relaciones alcanzadas por ambos países desde el retorno a la democracia en Chile. Aún más, hace ya años que nuestro país es citado como un ejemplo de lo que EEUU quisiera ver extendido en toda la región: un país con instituciones democráticas sólidas, abierto al mundo en materias comerciales y que asume responsabilidades internacionales en materias de paz y seguridad.

Cabe recordar, sin embargo, que esto no fue siempre así. Nuestra historia está llena de desencuentros, como bien lo describieron en su momento los destacados académicos y ex embajadores, Heraldo Muñoz y Carlos Portales, en su libro “La amistad esquiva”. Sin embargo, en estos años de democracia hemos alcanzado lo que se podría llamar una “relación madura”, esto es, una relación de socios confiables, pero no de subordinación o alineamiento, como quedó demostrado con la decisión del Presidente Lagos de no apoyar la intervención ilegal en Irak. Y es que si bien existen convergencias importantes entre ambos países, las agendas y prioridades entre la mayor potencia mundial y un país de desarrollo intermedio del hemisferio (que además tiene un historial de autonomía en su política exterior) no siempre serán coincidentes.

Lo importante es que Washington ha aprendido a respetar este perfil de Chile en su posicionamiento internacional, mientras que países que han optado por una confrontación abierta, o por la “subordinación automática”, no han logrado los mismos resultados. Así, no obstante las presiones recibidas por lo de Irak, el TLC fue firmado el 2004 y  ha facilitado, por ejemplo, el incremento del comercio en un 400% en estos años. Por otra parte, será importante poder materializar nuevas iniciativas, como el acuerdo de exención de visas temporales, que facilitaría mucho las visitas e intercambios con este país y que representaría una muestra importante de confianza, equivalente a la que EEUU otorga a socios preferentes como los países de la Unión Europea. Y una agenda hacia el futuro también debe buscar una ampliación de los programas de cooperación en energías renovables, intercambios académicos, y en ciencia y tecnología, algo indispensable para que podamos dar un nuevo salto al desarrollo.

 Sin embargo, persisten diferencias en el tema de propiedad intelectual y en el ámbito multilateral (además de asegurar respaldo para integrar el Consejo de Seguridad de la ONU) habrá que tener mayor cautela con “adhesiones apresuradas” a otros mecanismos que como el TPP (acuerdo de asociación trans-pacífico) tienen alcances no sólo comerciales, sino también una connotación geopolítica, considerando que el liderazgo chino ve al TPP como parte de una estrategia norteamericana para establecer “un cerco” en torno a este país en la región del Asia Pacífico.

Por último, un mandatario chileno siempre debe aprovechar la oportunidad de este diálogo para interpretar también a nuestra región y plantear al Presidente Obama que ahora es la oportunidad para sentar las bases de una renovada relación hemisférica, que asumiendo la creciente interdependencia entre ambas regiones, permita consolidar una nueva asociatividad acorde a esta realidad.

(*) Artículo publicado en el diario chileno La Tercera (4 de junio de 2013)