El miércoles último los limeños recibimos la visita de uno de los políticos más importantes de las últimas décadas, Luis Ignacio Lula da Silva. El expresidente del Brasil tuvo una agitada agenda a su paso por Lima. Por la mañana se reunió con diversos gremios empresariales, por la tarde recibió un homenaje a cargo de la Municipalidad de Lima y posteriormente asistió a una ceremonia donde la Universidad Mayor de San Marcos le otorgó el grado de Doctor Honoris Causa. Finalmente, al final de la tarde, Lula se dirigió a casi 500 jóvenes que se dieron cita en el centro cultural de la decana de América.
En un ambiente informal Lula hizo un rápido repaso a su vida, sus primeros años marcados por la pobreza, su trabajo como obrero metalúrgico y luego como dirigente sindical. Lula desplegó su reconocido carisma y mientras contaba anécdotas sobre su vida personal y política fue introduciendo al público a la historia reciente del Brasil: el proceso de transición a la democracia, la construcción del Partido de los Trabajadores y el expectante lugar que ocupa hoy Brasil en la escena internacional.
Durante los casi 60 minutos que duró el encuentro Lula tocó varios temas. El primer tema fue el de su propia vida y cómo se fue convirtiendo en el líder político que hoy es. Fue un largo camino que tuvo varios hitos importantes: su trabajo sindical, su lucha por la democracia en el Brasil de los años 70 y principios de los 80, y su apuesta por la formación del Partido de los Trabajadores. Pasar de la lucha sindical y clasista hacia los códigos de la política electoral llevó a Lula a perder tres procesos electorales. Luego de su primera derrota electoral como recordó el ex presidente durante su encuentro con los jóvenes, quedó muy deprimido. Fue Fidel Castro quien lo animó a postular una segunda vez, pues pese a su derrota, Lula había obtenido más de 1.5 millones de votos. “¿Qué obrero en el mundo había obtenido tantos votos en un proceso electoral?” le dijo el líder cubano convenciéndolo de postularse nuevamente a la presidencia.
Otro de los temas de su exposición fue el de la integración sudamericana. Lula no sólo hizo referencia a Bolsa Familia el enorme programa de transferencia condicionada que ha permitido que más de 30 millones de brasileños salgan de la situación de pobreza, sino como año a año su gobierno aumentó el salario mínimo. Esta inyección de recursos a los sectores populares vía salarios y programas sociales dinamizó la economía brasileña y alentó el ciclo industrializador que vive el Brasil. Con esta receta, dijo Lula, “rompimos el mito de que no se puede crecer y distribuir al mismo tiempo, y, que aumentar salarios, no significa un aumento abrupto de la inflación”.
Lula afirmó que el buen momento por el que pasa Brasil y que llevará a este país a convertirse en los próximos años en la quinta economía del mundo debe servir para impulsar el crecimiento de todos los países de la región sudamericana. Brasil quiere crecer y desarrollarse en una región donde sus vecinos y socios también crezcan. La integración regional es el camino para la inserción de nuestros países en la economía global agregó. Se debe recordar que fue Lula, junto al fallecido Néstor Kirchner los principales impulsores de la Unión de Naciones Sudamericanas el más importante mecanismo de integración en la región.
Por último Lula se dirigió a los jóvenes que lo acompañaban en el Centro Cultural de la Universidad de San Marcos para decirles que si ellos querían políticos honestos y comprometidos con el país no tenían que mirar a otro lado. “Ustedes son esos políticos honestos” -les dijo y agregó- “Porque si ustedes no hacen política, los que si quieren hacerla serán aquellos que luego se convertirán en esos políticos que ustedes hoy rechazan”.