Edward Snowden es un técnico informático norteamericano. Trabajaba como consultor en la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. Como él manifestó decidió ingresar a esa institución para revelar las prácticas de seguridad de su gobierno y destapar el espionaje en Internet.
Irresponsablemente (o por dinero) filtró informaciones a The Guardian y a The Washington Post. Es despedido por su empresa Booz Allen Hamilton por violar el código ético.
Mientras EE.UU. le presenta cargos por espionaje y robo de propiedad gubernamental, él huye del país y solicita asilo político. Ecuador se adelantó a señalar que está considerando dicha solicitud.
¿Es correcto otorgarle el asilo?
El asilo es una institución de protección y amparo hacia personas por diferentes motivos, en especial el político. Antiguamente las personas podían refugiarse en las iglesias y eran intocables. Hoy se ha extendido a embajadas, consulados o buques de guerra extranjeros. También si ingresas al territorio de otra nación. No está reconocida en todo el mundo, es más una práctica latinoamericana o regional.
¿Es un derecho humano? Sí, pero con límites. La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre detalla: “Toda persona tiene el derecho de buscar y recibir asilo en territorio extranjero, en caso de persecución que no sea motivada por delitos de derecho común y de acuerdo con la legislación de cada país y con los convenios internacionales”.
Snowden no merece el asilo. Es un traidor. No está perseguido por motivos políticos. Es como si un oficial hubiera huido con secretos militares.
(*) Periodista. Miembro de la Prensa Extranjera. Analista internacional
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Publicado en el diario LA RAZÓN, de Lima-Perú, el 26 de junio de 2013