El chavismo es revolucionario porque, desde su nacimiento, planteó socavar nuestras injusticias sociales de vieja data, adelantando una política de inclusión a través de una redistribución de las riquezas que pusiera fin a las indignantes y groseras diferencias sociales entre los pocos que mucho tienen y los millones que nada tienen. Y lo que es peor, esas diferencias sociales son producto del parasitario modelo rentista petrolero y de su distribución en función de intereses transnacionales.
Por eso, Chávez se hizo grande y nos acostumbró a ganar elecciones con abrumadoras ventajas. En las elecciones ganadas por el presidente Maduro, el triunfo fue también contundente, pero con menor ventaja, al punto que el líder del laboratorio de la extrema derecha opositora tuvo el tupé de desconocerlas, gracias a Dios, sin consecuencia, por su mismo carácter enclenque que impide la unidad de los encontrados intereses opositores, bien, esa baja de votos causadas, en primer orden, por la ida prematura de nuestro auténtico líder, no puede seguir ocurriendo, y estamos obligados a demostrarlo en las próximas elecciones municipales. Es necesario seguir atacando la corrupción en todos sus niveles e impedir que ésta continúe siendo un muro de contención para la definitiva implantación del modelo productivo; de igual manera, asegurarnos que las viviendas de esa gran misión, sean entregadas a quienes realmente las necesiten; que los dirigentes de los consejos comunales y los funcionarios públicos en general, sea cual fuere su jerarquía, nunca incurramos en preferencias en función de nexos familiares o amigos personales o políticos, y actuar con la grandeza y justicia del alma de nuestro máximo líder. Es necesario investigar la movilidad social de los dirigentes revolucionarios que ha ido más allá de sus posibilidades en atención a sus ingresos. Es necesario que las comunidades continúen dando apoyo al Plan Patria Segura, para dar al traste con el tráfico de drogas como sustancia que incentiva la comisión de delitos violentos contra las personas y sus bienes. Es necesario continuar acelerando todos los compromisos adquiridos en el "Gobierno de Calle", como vía de acelerar el Plan Patria y, por consiguiente, nuestra soberanía sin injerencia extranjera y con paz y convivencia de todos los venezolanos.
Nota publicada en eluniversal.com