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Sábado 13 de julio 2013

Cedulando a Snowden

Por: Daniel Lansberg Rodríguez
Cedulando a Snowden
Foto: abcnews.go.com

Como el mundo entero ya sabe, el viernes pasado Nicolás Maduro anunció su intención de ofrecer asilo político a Edward Snowden: el joven norteamericano, excontratado de la CIA, acusado de haber hecho público un programa secreto estadounidense en el cual el Estado monitoreaba las llamadas telefónicas de algunos ciudadanos.

En realidad yo no tengo ningún problema con Snowden como persona, incluso respeto el hecho que éste haya sacrificado todo para seguir su conciencia. Igualmente respeto el hecho de que hubieron leyes estadounidenses violadas, y que cualquier gobierno está en su derecho de reforzarlas.

Lo que no respeto es la hipocresía: que el mismo país que encarcela a jueces por seguir la ley, o que cierra medios de comunicación independientes solo por reportar información "inconveniente" (¡pero pública!), también intente interponerse cuando otros países aplican sus leyes en contra de los que hacen pública información clasificada. ¿Quienes son ellos para, sermonear al resto del mundo con respecto a derechos humanos?

Casi inmediatamente después del anuncio, los medios internacionales comenzaron a especular: ¿Cuál podría ser la posible ruta de Snowden dado el riesgo de que algún país –es decir cualquiera entre las ciento setenta y pico naciones no motivadas principalmente por molestar a EEUU– fuera a tomarlo en custodia al entrar su espacio aéreo?

¿Tal vez una ruta muy particular desde Rusia, por encima del Polo Norte, y luego bajando hacia Venezuela cuidadosamente esquivando entrar en el espacio de islas caribeñas tipo Curazao o Trinidad? Posible, pero costoso sin contar que requeriría algún avión muy moderno y caro para poder hacerlo con apenas un tanque de gasolina. ¿Quién sabe? Tal vez Santa les hubiera ofrecido sus renos si el gobierno no se metiera tanto con el...

Si no, parecería ser necesario disfrazar a Snowden, o de alguna manera ocultarlo durante su célebre viaje.

¿Quién sabe? Dichos análisis prefiero dejárselo a ingenieros, pilotos y contrabandistas con más conocimiento del tema. En mi humilde opinión, me parece un poco juvenil eso de estar jugando la ere, o el escondite: tres países panas en contra del resto de la comunidad internacional.

Más interesante me parece la siguiente pegunta: ¿suponiendo que, de alguna manera, logran instalar a Snowden en la quinta república, que irá a hacer con el resto de su vida aquí? Según lo que se entiende, Snowden es un programador de Internet brillante. Desafortunadamente nuestra infraestructura nacional respecto a lo tecnológico, asegura que el Internet resulta ser pocas veces disponible, ya sea porque la red Cantv no funciona o porque el teléfono, computadora, etc., de uno se los llevaron unos choros a punta de arma.

Además, por lo que he visto, las necesidades informáticas de nuestro gobierno consisten principalmente en asegurar que alguna porción de sus seguidores estén merodeando por los foros de Internet para dejar largas cadenas de insultos imaginativos –usando sólo letras mayúsculas– cuando les parezca apropiado.

Según Wikipedia, Snowden mantiene un profundo interés por la cultura japonesa y hasta maneja el idioma. También parece tener conocimiento básico del mandarín. Pero ya que ni Japón ni China le han ofrecido asilo, Caracas igual tiene unos tantos restaurantes japoneses, y un gran número de chinos, en los cuales tal vez su facilidad con lenguajes exóticos podría ser puesto a buen uso.

Desafortunadamente, Snowden ya ha hecho varias declaraciones explicando que espera continuar denunciando la conducta de EEUU desde su nueva base en el extranjero. Incluso su interés en poder seguir haciéndolo fue tal, que rechazó el asilo ofrecido por Rusia porque estaba condicionado a que no siguiera revelando secretos estadounidenses.

Las oportunidades para denunciar al imperialismo desde nuestra industria de restaurantes étnicos sería bastante limitada en práctica. Del mismo modo, la enseñanza de inglés mediante el sistema Open English –normalmente una buena opción para el inusual estadounidense que viene a Venezuela sin estar directamente vinculado con la embajada– probablemente violaría sus objetivos ideológicos.

Lo más probable, me imagino, serán unas tantas semanas durante las cuales el gobierno desfila a Snowden por el país. Cuando terminen con eso, quedará una figura tragicómica, y de poca utilidad –sin contar la ocasional declaración pública en contra de su país natal en la misma lengua del imperio.

Por decirlo así: una nueva mascota gringa.

Debe ser un trabajo decente, si lo puede conseguir. Pero me pregunto: ¿si le damos esa responsabilidad a Snowden, qué tarea le daremos a Eva Golinger?

Nota publicada en eluniversal.com

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