Por todos lados estamos escuchando que este es el tiempo del Despertar de la Energía Femenina, y esto es real, aunque mucho más acertado sería decir que el verdadero Despertar deviene de la INTEGRACIÓN de las energías Masculina y Femenina en igualdad. Durante siglos (y en especial en este hemisferio Occidental) hemos estado viviendo en una preponderancia del aspecto Masculino, que ostenta el uso de una inteligencia práctica y lineal, de la toma de decisiones basadas en el intelecto, la racionalidad lógica y la manipulación práctica de la materia. Como el aspecto masculino es de por sí dinámico, competitivo, activo y orientado hacia “afuera”, a “conquistar” lo que hace falta integrar para lograr una verdadera armonía es la polaridad femenina, que viene a refrescarnos de tanta actividad mental izquierda, aportándonos un sentido creativo, intuitivo, emocional, interno; la capacidad de despertar el Poder de nuestro Corazón para desde allí conectar en primer lugar con nuestro Ser Interior, y luego con los demás y con el mundo desde un lugar sensible, comprensivo y compasivo. La energía masculina tiende a “dominar” para hacer su voluntad, mientras que la energía femenina “comprende y acepta” las cosas tal como son hoy. Una vive en el Futuro, la otra en un Eterno Presente.
Para comprender mejor el funcionamiento y la interacción de ambas energías me gusta utilizar el ejemplo del espermatozoide y el óvulo. El primero está hecho para correr a gran velocidad, competir en una lucha salvaje por la supervivencia con el único objetivo de alcanzar al óvulo: la meta. Así funciona la psicología básica masculina. El hombre necesita planificar, ir hacia algún lugar, tener una meta, un objetivo, probar que puede ser “el mejor”, el “único”.
El óvulo en cambio, no va a ningún lugar, sólo espera, en quietud y paz, a que las cosas sucedan en el momento oportuno, en total conexión con las fuerzas creadoras del Universo, conteniendo en sí todo el potencial de la semilla.
Muchas veces veo a parejas discutiendo, defendiendo cada cual “su” forma de hacer las cosas o de ver la vida. Imagínense si esto ocurriera con el espermatozoide y el óvulo? El óvulo diría: “Estos Espermas, son taaan inmaduros, míralos ahí, corriendo, matándose por su carrera… habría que enseñarles a meditar para que se relajen y profundicen un poco en sí mismos”… y los Espermatozoides en cambio expondrían algo así como: “No se cómo piensas conseguir algo en tu vida si siempre te quedas quieta ahí en ese lugar cantando Ommm!!!”
Pero ocurre que… ni uno ni el otro por separado son capaces de generar Vida. Para que haya Crecimiento, para que la Vida comience, para que cada cual sea capaz de cumplir con Su Propósito… deben Unirse. Lo mismo debe ocurrir en nuestra Consciencia.
La energía masculina es la que da la Forma. La energía femenina contiene la conexión espiritual. Ningún ser humano, sea hombre o mujer, puede llegar a sentirse pleno y satisfecho sin desarrollar ambas energías en equilibrio dentro de su propio cuerpo. Como dice el reconocido motivador profesional Anthony Robbins, “Si te pasas la vida sentado en meditación disfrutando de tu estado de dicha, los vecinos vienen y se llevan tus muebles!”. Tampoco puedes pasarte el día corriendo o manipulando recursos, personas y tiempos desde la mente, porque además de agotado terminarías frustrado, cuando la vida te demuestre que no todo está ahí para que ejerzas tu control.
Para llevar una vida en equilibrio debemos ser capaces de aplicar la Intuición femenina para saber qué hacer en armonía con el planeta y el universo (recibir la Guía)… y la Practicidad masculina para llevar a cabo la tarea con tiempos lineales y recursos terrenos.
Debemos darnos un período de actividad y uno de descanso. Un tiempo para la mente lógica y racional, y otro para las tareas Creativas. La suficiente capacidad de planificación como para que nuestra estadía en la materia sea productiva, aunada a la comprensión de los tiempos universales, la paciencia y el goce del momento presente tal como es hoy.
Aunar esta dualidad en nosotros mismos es posible y puede conseguirse de muchas maneras (hablaremos de las formas de conseguirlo en un próximo artículo) Aunque según haya sido hasta hoy nuestra naturaleza, tenderemos a expresarnos desde una u otra polaridad de la energía. Por esto es que el mundo materialista hasta la actualidad ha sido mayormente sostenido por hombres, mientras que el salto más notorio en lo que respecta a la espiritualidad, el conocimiento de uno mismo, el trabajo interior y la comprensión del momento evolutivo planetario ha surgido en primer lugar, entre las mujeres.
Pero la integración está en marcha ya y podemos notarlo al observar la sociedad de las últimas décadas. Hoy por hoy no es raro encontrar mujeres dirigiendo empresas, desarrollando magníficas carreras profesionales e incluso gobernando países (no vamos a entrar en discusión acerca del modo en que lo hacen), lo que testimonia el surgimiento de una necesidad de independencia y autonomía en la mentalidad femenina. Hombres que ya no temen que los vean llorar, que se abrazan y se saludan con un beso, que muchas veces son ellos quienes se quedan en casa cuidando a los niños. Ya sea por necesidad o por elección, muchas mujeres salen a trabajar, por lo que desde la economía familiar hasta las responsabilidades hogareñas se resuelven de maneras mucho más compartidas.
Pero en este proceso de cambios crecientes no todo es color de rosas… muchas de las separaciones, divorcios e inestabilidad emocional, laboral y de otras índoles, se originan en esta necesidad (no siempre reconocida conscientemente) de integrar los polos femenino y masculino dentro de uno mismo. Aunque incluso, todos estos desmanes y sus consecuencias (los niños que crecen en familias disueltas, por ejemplo) vienen a anticipar (un poco forzadamente) las reglas del ya instalado Nuevo Paradigma (Aunque de eso hablaremos en el siguiente artículo)
Luciana Cámpora
www.lucianacampora.com
Libros y Escritos para el Desarrollo Personal y Espiritual