Solo de ver cómo los ciudadanos de Brasil que han salido a protestar en las calles se han salido con la suya logrando producir cambios significativos en la forma como se les gobierna, lo que se constata en las decisiones tomadas recientemente por el Gobierno de Dilma Rousseff y Congreso de ese país, cada día deben ser más los venezolanos que se preguntan dónde se perdió el liderazgo de Henrique Capriles.
Y es que a diferencia de Brasil, en Venezuela ocurre todo lo contrario. La oposición no ha conseguido absolutamente nada. El gobierno de Nicolás Maduro se afianza día a día y el chavismo, que ganó perdiendo el pasado 14 de abril, en lugar de debilitarse se fortalece.
La gran emoción construida por el joven Gobernador del estado Miranda durante el pasado proceso electoral se ha venido diluyendo a medida que pasa el tiempo y lamentablemente para sus seguidores, el buen discurso del día de la última votación no se tradujo en una propuesta política con objetivos concretos, por lo que nadie sabe muy bien hacía dónde debe dirigirse.
El mensaje de Capriles en estos meses se ha limitado a denunciar la supuesta existencia de un fraude electoral en su contra que aún no ha podido probar, y que en nada beneficia además, a estas alturas, a quienes votaron por él.
Parecería como si el Henrique Capriles de abril hubiese desaparecido por completo y en su lugar reapareció el Capriles del 7 de octubre de 2012, ese joven idealista sincero, emotivo y hasta ingenuo que compitió con Hugo Chávez, que entonces con su discurso de perdedor nos demostró claramente que no tenía el liderazgo suficiente para conducir a los más de 7 millones de venezolanos que salieron votarlo.
El líder que añoran hoy los millones de hombres y mujeres que quieren para ellos y sus familias una "Mejor Venezuela", es uno que más que preocuparse por lo que le haya ocurrido en el plano personal, se ocupe por conducir a esa otra mitad de la población que legítimamente representa, a exigir a Nicolás Maduro que asuma su papel de presidente de todos los venezolanos y no solo de aquellos que votaron por él.
El líder que necesitan hoy los venezolanos, no es aquel que en cada declaración deja entrever su frustración personal por no haber sido reconocido como el ganador, sino uno que utilice su capacidad de líder para provocar políticas públicas efectivas y eficaces contra la inseguridad, y que sea capaz de detener de una vez por todas el despilfarro de las riquezas de Venezuela en inversiones foráneas que benefician a todos, menos a los venezolanos que hoy sufren un terrible desabastecimiento de productos básicos y de primera necesidad.
El líder que necesitan hoy los venezolanos, no es ese que se ampara en los privilegios que brinda una gobernación como mecanismo para permanecer vigente en la política, ni mucho menos uno que se siente a esperar que la Mesa de la Unidad lo vuelva a candidatear en el futuro, sino uno que salga a recorrer el país desde las bases, con una propuesta alternativa de gobierno.
Un líder que se la juegue por los ideales de los venezolanos que ciertamente no son los de un pueblo que se contenta con recibir unos subsidios que condicionen su libertad y su capacidad de salir adelante a base de crear una sociedad productiva y justa donde se acabe la polarización y haya igualdad de oportunidades para todos.
Nota publicada en eluniversal.com