A comer petróleo

Hoy cada venezolano que nace debe y vive endeudado. En los últimos 14 años el endeudamiento interno pasó de Bs. 2.500 a Bs. 306.000 millones. Y el externo de $39.911 a $120.482 millones. Multiplicándose más de ciento sesenta veces. El servicio de la deuda es de los más altos del planeta. Mientras los bonos soberanos de Chile, México y Perú, entre otros de la región, se cotizan en grado de inversión, los venezolanos son chatarra. En el mediano plazo hay altos riesgos de que la nación incumpla sus deudas. No sería la primera vez. A principios del siglo XX las potencias europeas tomaron por asalto nuestros puertos. En 1998 una nación como Rusia entró en cesación de pagos y a la Argentina le sucedió lo mismo en el 2001. Lo único que nos sostiene son los altos precios petroleros. Qué será de nosotros cuando lleguen las vacas flacas.

Con la inflación sucede algo similar. Tenemos aumentos de precios hasta 10 veces mayores, a los del resto de los países vecinos. Mientras los indicadores de las naciones del Cono Sur se ubican entre 0,2 y 4,39% en lo que va de año, el Gobierno acumula un incremento del alza del costo de la vida que cuando menos las sextuplica.

Las cifras comparadas de inversión extranjera hablan por sí mismas: Brasil $65.272 millones, Chile $30.323, Colombia $15.823, México $12.659, Argentina $12.551, Perú $12.240 y Venezuela $3.216. Mientras los países compiten por atraer inversiones foráneas, Venezuela no da ninguna señal para que nacionales o extranjeros traigan sus capitales. La creciente inseguridad jurídica y las expropiaciones espantan a los inversionistas.

Por el camino que vamos, tendremos que comernos las reservas de crudo más grandes del mundo. Las de carbón, cuando apareció el petróleo, pasaron a costar casi nada. La revolución de la lutita amenaza a los países exportadores de petróleo con extracción tradicional. O volvemos al paradigma de la apertura petrolera o no habrá nada que hacer con el inconmensurable crudo pesado que descansa bajo el subsuelo. Hay que dejar el rentismo y la dependencia petrolera. Aprovechar nuestras ventajas comparativas. Somos un país caribeño, andino, llanero y amazónico, con las grandes reservas de agua. Futuro hay. Lo que no hay es gobierno.

Nota publicada en eluniversal.com