Mira quien viene

Me encontraba en una de las tantas terrazas de Madrid cuando veo pasar a varias personas, compatriotas peruanos, uno de ellos, veo, llevaba una camiseta con la frase "Humala Presidente". Mi reacción es de curiosidad, le digo a mi acompañante "mira quien viene", su reacción es de asombro al no entender lo que digo, insisto con una variante: "Humala pues".

En la madrugada del lunes 11 de abril de 2011, a las 5 de la mañana, hora de la península española, siete horas menos en Perú, escuchó a través de RPP los primeros porcentajes de esas elecciones presidenciales. Se precipita a mi recuerdo la escena de la terraza, lo que me impele a decir ¡y llegó!, y luego ¡ahora qué!…

¿Entramos en shock profundo?, ¿maldecimos a los peruanos por ignorantes y masoquistas?, ¿nos preguntamos si han perdido la memoria de las épocas oscuras del pasado?, ¿empezamos a liberar nuestras frustraciones e impotencias con juicios de valores?... ¿Qué?...

Encontrándonos ante un nuevo escenario, me pregunto ¿por qué siempre tarde?, ¿por qué recurrimos a nuestras frustraciones habiendo podido evitar este caos?, ¿culpamos a los demás sin haber hecho nada por evitarlo? o simplemente, como siempre, pensamos que no iba a pasar.
Votar en las elecciones, algo que no haríamos muchos si no fuera por la multa, no nos exime de esta responsabilidad de civismo y defensa con el país. El verdadero cambio, más que palabras y buenas intenciones, se da con la participación directa y responsable del ciudadano.

Existen redes sociales, ya muy de moda entonces, foros, instituciones ciudadanas y partidos políticos... sí, los partidos políticos que, aunque suene anacrónico y dinosaurico para muchos, espero no equivocarme con los términos, en mi opinión son la columna vertebral de una verdadera democracia, sólida y madura.

Pueda que más de uno, por no decir muchos, pensará que no me he enterado que estos últimos ya son parte del pasado, pero pienso que aunque queden solo las siglas, es el momento de las nuevas generaciones, pues pensaba que si esas elecciones habían servido para algo era para desplazar o jubilar a los dinosaurios y a aquellos que todavía se resisten a trabajar con los nuevos dirigentes.

Veo entonces que los candidatos han sido individualistas, egocéntricos, egoístas, por lo tanto nada transparentes. Sus mensajes han rozando la soberbia hacia el ciudadano, ha primado más el apetito de poder sin propuestas convincentes ni realistas. Han resaltando éxitos efímeros y pírricos, como siempre viven, entonces, del pasado.

Ahora, recuerdo que digo para mis adentros, los tenemos al lado, listos para dirigir el destino de 30 millones de peruanos durante 60 meses, 5 años, claro está si el bicho de la perpetuidad no les pica.

El Perú en estos meses vivirá, pienso a solas en voz alta, en un profundo “conflicto moral y de libertad”; esperemos, pienso enseguida, que dejemos de ser espectadores pasivos ante lo evidente y respondamos  con "Valentía y Dignidad".

No puedo dejar de decir, pensaba entonces, hago lo mismo ahora, que en estos comicios el propio elector es responsable de lo que el futuro inmediato trae consigo. No vale el argumento simplón que consiste en decir no esperaba esto, voto perdido. Se veía venir: el resto son fantasías. Ahora, recuerdo que me repetía, se empieza a escuchar y leer frases como: Solo nos queda trabajar,  la vida sigue… “que ingenuos somos”, digo rebelándome ante el hecho.

Solo puedo decir por ende que el que "Mira quien viene" que pronuncié en la terraza madrileña es una realidad y ya está desde entonces en nuestras vidas. ¿Qué vas hacer tú para decirle "yo también estoy aquí" y quiero quedarme? Piensa... y si deseas respóndeme.