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Jueves 08 de agosto 2013

Periodismo culpable

Por: Santiago O'Donnell
Periodismo culpable
Foto: Difusión

El juicio al soldado Bradley Manning fue en gran medida un juicio al periodismo. Manning había filtrado más de 750,000 cables diplomáticos y partes de guerra estadounidenses al sitio WikiLeaks. Esta semana fue declarado culpable de 20 crímenes en una corte militar, incluyendo cinco instancias de espionaje, por los que podría ser condenado en los próximos días a más de 130 años de reclusión.
 
Pero el soldado fue declarado inocente de la acusación más  grave, la de “ayudar al enemigo”, delito que se castiga con la pena de muerte.  Del mismo modo, en ese mismo juicio y en esa misma corte militar de Maryland, el llamado Cuarto Poder también fue hallado culpable de varios crímenes y también zafó raspando de la pena de muerte.
 
Durante el juicio, gran parte del debate giró alrededor de la diferencia entre un medio de información pública y un arma de ciberespionaje y propaganda al servicio de una fuerza enemiga. ¿Por qué? Porque para la jueza militar, una cosa es entregarle información secreta a un sitio web como el que podrían tener un periódico o un noticiero,  con el fin de facilitar que se corrijan ciertos abusos de poder cometidos lejos de la luz pública. Otra cosa muy distinta es entregarle información secreta  a una organización de espías que colabora con grupos terroristas que buscan la destrucción de Estados Unidos. Las dos cosas están penadas por la justicia militar, pero una se paga con cárcel y la otra con pena de muerte. Lo demás, en esencia, ya estaba resuelto: en junio, antes de empezar el juicio, Manning había admitido que se había robado el material, declarándose culpable de diez de los 20 crímenes por los que terminaron condenándolo.

En principio la diferencia parece obvia. “Medio de información” suena lindo. Algo que sirve para mejorar el funcionamiento de una sociedad contribuyendo con su comunicación y transparencia. Según el abogado de Manning, este es el concepto que se tenía de WikiLeaks hasta la megafiltración del 2010. Incluso un documento del Pentágono, previo al llamado “cablegate”,  dice que el sitio dirigido por el ex hacker Julian Assange cumple funciones similares a la de cualquier medio de comunicación.
 
El documento, elaborado por la Agencia de Contrainteligencia del Ejército estadounidense (ACIC) en 2008, dice que WikiLeaks es vulnerable a la eventual manipulación o infiltración por parte de grupos terroristas. Pero de ninguna manera acusa a WikiLeaks de colaborar con, o recibir órdenes de, organizaciones terroristas o servicios de espionaje extranjeros, dijo el abogado de Manning.
 
Según el abogado, la idea de que WikiLeaks era un medio de información legítimo como cualquier otro cambió en el mundo y especialmente en Estados Unidos inmediatamente después del “cablegate”, cuando el vicepresidente Joe Biden definió como "parecido a una organización terrorista de alta tecnología” al sitio de Assange en  Meet the Press, el clásico programa político del domingo a la mañana de la cadena NBC.
 
“Ayudar al enemigo” suena feo. El fiscal militar dijo que Manning y WikiLeaks se dedican a eso, a tal punto que encontraron copias bajadas de internet de los cables filtrados por el soldado en la residencia paquistaní donde fuerzas especiales estadounidenses localizaron y mataron al líder terrorista Osama Bin Laden.
 
Sin embargo, según el abogado de Manning, Bin Laden no buscó los documentos publicados en la web por WikiLeaks porque había información que pudiera ayudarlo. No. Bin Laden había bajado los papeles porque había leído y escuchado a encumbrados miembros del gobierno de Estados Unidos diciendo que los WikiLeaks eran funcionales a su organización terrorista, aunque esto no fuera cierto, argumentó el abogado de Manning.

Entonces, ¿qué diferencia hay entre un medio de información llamémosle “respetable”, que nunca ayudaría al enemigo ni sería acusado de hacerlo, y un sitio web alternativo como WikiLeaks, o un bloguero, o un tuitero?  ¿Hay alguna diferencia entre un periodista y una persona cualquiera que tira información en internet? ¿Por qué WikLeaks ayuda al enemigo y no el New York Times, que difunde información de WikiLeaks y asi promueve a WikiLeaks como fuente de información legítima?

La tarea del fiscal militar no era fácil. Para probar que Manning era culpable de “ayuda al enemigo”,  necesitaba demostrar que WikiLeaks era parte del “enemigo”. Para llegar a ese punto primero tenía que demostrar que WikiLeaks se había complotado con el soldado para producir la megafiltración.  Diez meses de càrcel bajo condciones que el relator especial de la ONU para estos casos definiò como "equiparables a la tortura" no habían logrado que Manning confesara nada que involucrara un contacto con Wikileaks, pese a la insistencia de los interrogadores.  
 
Entonces, para demostrar el complot, el fiscal debía derribar el argumento de la defensa. La defensa decía que WikiLeaks es simplemente un “receptor pasivo” de filtraciones, en este caso la filtración de Manning.
 
Pero el sitio de Assange no es pasivo, argumentó el fiscal, y como prueba presentó tres tuits de la cuenta oficial de WikiLeaks. Uno solicita “direcciones de email que terminen en mil”, o sea direcciones de la red militar estadounidense. El otro tuit decía  “WikiLeaks está en posesión de un video encriptado” en referencia al famoso video de la guerra de Irak “Daño Colateral” de 2007, donde un fotógrafo de Reuters y varios civiles que intentan ayudarlo son masacrados desde un helicóptero militar estadounidense. El tercer tuit, donde Wikileaks hace una lista de “las diez filtraciones más buscadas del 2009” no fue admitido como evidencia en el juicio porque su origen no pudo ser autenticado por la fiscalía.

Con esos tuits el fiscal militar  intentó demostrar que WikiLeaks no sólo recibe sino que también solicita información secreta o robada, formando una suerte de asociación ilícita con los hackers y topos que colaboran con el sitio. Aunque nunca se probó que Manning los hubiera leído, la jueza admitió  los tuits autenticados de WikiLeaks como evidencia circunstancial,  con relevancia en la acusación de “ayudar al enemigo”.
 
¿Ayudar al enemigo? ¿Por tuitear adelantos de videos? ¿Por tuitear pedidos de emails? ¿Por decir qué información secreta o prohibida a uno le gustaría obtener? ¿Acaso no es lo mismo que hacen los periodistas de investigación de todos los diarios del mundo? ¿Acaso no es lo que hice yo cuando fui a buscar a Julian Assange, fundador y director de Wikileaks, con el propósito de acceder a información sobre Argentina?

Los medios “respetables” publican todo el tiempo información secreta, sea filtrada por topos y soplones desde adentro de una organización o sea robada por hackers y espías desde afuera. Los medios “respetables” y sus periodistas buscan ese tipo de información y la destacan como gran novedad, protegiendo la fuente, aunque sea culpable de robo de datos, en nombre de la libertad de expresión. Si la información es cierta y de interés público y el periodista no violó ninguna ley al obtenerla, no importa si alguien se la robó, la información se publica.

Entonces los medios “respetables” son culpables y los periodistas somos culpables de alentar el robo y la filtración de secretos de gobiernos y empresas, igual que el sitio de Julián Assange. Entonces el periodismo se parece bastante al ciberterrorismo.

El testigo estrella del juicio de Manning fue el profesor de Comunicaciones de la Universidad de Harvard, Yochai Benkler, autor de “El Cuarto Poder en Red”, un extenso estudio sobre el rol WikiLeaks en la esfera mediática. El profesor había sido llamado a declarar por el abogado de Manning, pero el capitán que ejerció la fiscalía pidió suprimir el testimonio por irrelevante. La jueza, una coronela, no dio a lugar. Benkler testificó que WikiLeaks es un medio de información legítimo cuya reputación fue destruida por el gobierno de Estados Unidos, tal como había argumentado la defensa.
 
Pero además señaló que los grandes medios de comunicación acompañaron al gobierno estadounidense en la demonización de Wikileaks.  Para los grandes medios, explicó el profesor, en pocos meses WikiLeaks  dejó de ser  un medio legítimo de información que destapaba la corrupción en Africa y la censura en China, para transformarse en un instrumento de activismo político antiestadounidense,  ajeno a las buenas prácticas de la profesión, sirviendo a Maning y Assange en bandeja para que sean perseguidos por la justicia, sin la protección que reciben los periodistas y eventualmente sus informantes.
 
En septiembre del 2011, cinco grandes medios de Europa y Estados Unidos emitieron un comunicado conjunto anunciando la ruptura de relaciones con Wikileaks en el que describía a Assange como irresponsable y poco profesional, distinto a todos ellos. “deploramos la decisión de WikiLeaks de publicar cables del Departamento de Estado sin editar, lo cual puede poner fuentes en riesgo. Nuestro trato previo con WikiLeaks se basaba claramente en que sólo publicaríamos cables sujetos a una completa edición conjunta y el chequeo de los datos. Continuaremos defendiendo nuestro proyecto de  colaboración previa. No podemos defender la innecesaria publicación de la información en crudo. De hecho, estamos unidos en condenarla.”

Se trata, claro, de los mismos cinco grandes medios que diez meses atrás habían obtenido acceso exclusivo a los cables filtrados por Manning y Wikileaks y se habían cansado de llenar tapas gracias a esos documentos y que diez meses más tarde perdían la exclusividad porque Assange había decidido publicar unos mil cables en crudo para que otros medios del mundo finalmente pudieran acceder a ese material. O sea, en un acto de canibalismo mediático, los medios que habían exprimido los WikiLeaks en exclusiva durante diez meses, cundo perdieron la exclusividad, decidieron comerse a la gallina que ponía los huevos de oro. Entonces coincidieron el interés del Pentágono de tapar las filtraciones con el interés de los grandes medios en eliminar a la competencia y así destruyeron la reputación de WikiLeaks, explicó el profesor.
 
Entonces, además de terrorista, en el juicio de Manning, el llamado periodismo respetable demostró no ser más que un mercader de bienes de segunda mano,  cínicamente maquillado con supuestos fines altruistas. Un vendedor de autos usados, una burda expresión del capitalismo caníbal donde el pez más grande siempre trata de comerse al más chico.
 
Pero hay más. Una vez que el profesor de Harvard había terminado su testimonio sobre WikiLeaks, el fiscal militar preguntó: “¿No está de acuerdo, profesor, con que la filtración masiva de documentos es inconsistente con el periodismo?” El profesor contestó: “No. Por qué estaría de acuerdo con eso?” El profesor dijo que si los documentos eran de interés público la filtración podía ser muy útil al periodismo.

Entonces el fiscal argumentó que WikiLeaks no es una entidad periodística porque tiene una agenda política. Y le preguntó al profesor si veía alguna diferencia entre periodistas y activistas. El testigo contestó que los dos no son excluyentes y que el modelo “todas las noticias que merecen publicarse” del New York Times no es el único. “También existe el modelo de periodismo comprometido de The Nation (de izquierda) y Fox News (de derecha),” explicó el profesor, destruyendo la noción del fiscal de que el periodismo se puede definir a partir de su supuesta objetividad.

“¿Entonces el Cuarto Poder ahora incluye a los blogueros? preguntó la jueza.
 
“Es una línea difícil de trazar. No está claro hasta dónde se extienden los beneficios de los periodistas. Depende,” contestó el profesor.

Así, en el juicio al soldado Manning, el periodismo fue hallado culpable de terrorismo, canibalismo, cinismo y mentira. Sin parámetros claros para definirse a sí mismo y mucho menos para seguir reclamando privilegios legales y beneficios corporativos, zafó apenas, por ahora, de la pena capital.

(*) Blog ArgenLeaks - 3 de agosto de 2013

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