Globovisión, canal de despedidas

El canal de noticias sufrió las últimas semanas la salida del aire de programas emblemáticos que de la noche a la mañana tuvieron que despedirse obligados por un cambio en la línea editorial de la empresa, la cual de acuerdo a sus directivos busca la imparcialidad, veracidad, la objetividad, entre otros valores. Si bien en teoría resulta interesante visualizar un Globovisión no tan politizado, en la práctica lo que ocurrió es que el canal de La Florida asumió un rol que bien o mal representó el escape o el apoyo para millones de venezolanos, resistiendo ataques violentos, multas, amenazas, persecuciones a sus dueños y un sinfín de hechos que hicieron de ese canal un bastión de resistencia, asumiendo la crítica y denunciando sin miedo lo que otras pantallas desaparecieron con "entretenimiento".

El canal crítico simbolizaba un equilibrio, ya que si el televidente quiere ver exclusivamente la propaganda oficial tiene acceso no sólo a Venezolana de Televisión, sino a un conglomerado de canales y emisoras de radio que al unísono emiten lo que le conviene al poder. Mientras que el canal 33 ofrecía lo que tanto le molesta al Gobierno: la denuncia, que la rabia por las promesas incumplidas, contratos vencidos, deterioro de los hospitales, entre otros, fuera del conocimiento público, desnudando así la ineficiencia en la gestión oficial. Lo mejor es que si un televidente no quería verlo con sólo cambiar de canal era suficiente; pero nuevamente los perjudicados son los ciudadanos que quieren reclamar, porque a VTV, por ejemplo, canal pagado por los impuestos de todos los venezolanos nadie le exige imparcialidad, objetividad, etc.

El cierre de Radio Caracas Televisión le significó al Gobierno un revés importante que se manifestó en el resultado del referéndum del 2007, por eso actualmente utiliza una estrategia distinta, no provocando el cierre directo de los medios sino asfixiando a sus dueños, quienes no encuentran otra alternativa que vender, situación que no perjudica directamente la gestión oficial en su constante ataque a la Libertad de Expresión. Luego de esta coyuntura surgen las reacciones de los involucrados, un grupo de periodistas de la planta han renunciado por considerar que en Globovisión no están las condiciones dadas para ejercer el periodismo crítico. María Elena Lavaud, una de las periodistas que estaba en el canal desde su fundación, señalaba en CNN en español que uno de los motivos por los que prefería renunciar, era "la existencia de una lista con personalidades que no podían ser invitadas a programas del canal". Otro caso es del Román Lozinski, quien luego de manifestar su deseo de no presentar el noticiero le fue notificado a través de un memorándum la prohibición de entrada al canal. ¿Castigo o atropello? No obstante, hay otros que consideran que deben seguir en la planta "defendiendo los espacios". Además, detrás de las figuras públicas están cientos de trabajadores, periodistas y técnicos que tienen el compromiso de seguir trabajando no simplemente por un sueldo, sino por lo que es su pasión. Por supuesto, existirán quienes aprovecharán la difícil situación para escalar posición. Cada uno desde su perspectiva, particularmente para quienes se van por no querer trabajar en esas condiciones y los que sienten que deben "defender espacio", merecen el respeto y toda la solidaridad frente a una contexto que seguro pocos imaginaron. Ojalá quienes se mantienen en el canal no les toque sufrir algún atropello como por ejemplo les eliminen el programa de un día para el otro, porque a pesar de las ganas de luchar, las decisiones de arriba se cumplen y ya.

En el ámbito político hay quienes ven positivo lo que ocurre en Globovisión, pues significa la reducción de la política del micrófono, que obligaría a los dirigentes a estar más en la calle trabajando con la gente. Sin embargo,  Globovisión sirvió para mucho más que darle pantalla a líderes políticos, por ejemplo, después de la trifulca en la Asamblea Nacional, donde salieron heridos los diputados Julio Borges y María Corina Machado los parlamentarios acudieron a la sede del canal para denunciar ante el mundo lo ocurrido, ya que en la AN hasta el derecho a dar declaraciones es limitado; de ocurrir una situación similar ¿a dónde irán? Lo cierto es que Globovisión no es el mismo y que sólo fue el canal privado el que tuvo "que bajar los niveles de conflicto", propósito que se reduce a la pantalla, porque en la calle la realidad es cada vez peor y ahora sin denuncia. Mientras el debate se centra entre quiénes de los periodistas pueden ser más éticos o no, seguro en el Gobierno celebran el cese del reclamo en los medios y de programas críticos que tanto le molestan. Como diría Leopoldo Castillo: no es fácil.

Nota publicada en eluniversal.com