Casi toda la gente lleva por dentro la imaginación de un ser divino y protector que al modo de pensar de cada quien es justo y milagroso.
En gran parte del mundo son escasas las personas que no le ruegan milagro a alguna divinidad de su devoción, y mas escasos son los que no creen que existan seres o divinidades milagrosas. Y si nos atenemos a los hechos que vemos, leemos o escuchamos a diario, los milagros ocurren todos los días, a la vista de todo e mundo, pero lo raro es que nadie ha visto un hacedor de milagros; o sea que lo que está en dudas no es la ocurrencia de milagros, sino la existencia de algún ser milagroso, por lo que cabe suponer que quizá los milagros sean cosas naturales de nuestro mundo y hagan parte de la evolución normal de la vida en nuestro planeta.
A estas alturas de la vida, está más que demostrado que, en la práctica, son inútiles los rezos, la fe religiosa y los ruegos para que milagrosamente surja lo que deseamos, pues, si no hay actitud positiva y determinación para realizar los propósitos u objetivos deseados, en vez de milagros, lo más seguro es que obtendremos fracasos y decepciones.
Pero, en cierta forma, la vida y la evolución natural de la Tierra funcionan con azares o milagros. Por ejemplo, según algunos cálculos, de cada mil relaciones sexuales sólo se produce un embarazo. Y, según los expertos en este asunto, el hombre eyacula varios cientos de millones de espermatozoides en cada relación sexual y, cuando hay embarazo, solo uno de esos millones de espermatozoides logra fecundar.
Y, si las cosas funcionan del modo antes explicado, podemos admitir que, en nuestro mundo, el mero hecho de nacer es un milagro. Pero, aunque los supuestos milagros ocurren por todas partes y a casi todo el mundo le sucede algún milagro, nadie ha podido descifrar las reglas, si es que las hay, del modo de funcionamiento de los azares y milagros que rigen los destinos de las cosas de este mundo.
Para entrar más de lleno en este asunto, conviene explicar que la mente humana absorbe y esparce energías, positiva y negativa. La energía positiva es benéfica y la negativa perjudicial, y ninguna de las dos es visible pero los efectos que producen sí podemos detectarlos fácilmente. Por ejemplo, hay personas que con su mirada enferman a los niños y, asimismo, hay otras personas que curan a los niños así enfermados. En este caso, quienes enferman emanan energía negativa y quienes curan esparcen energía positiva, pero en algunos casos se invierten las cosas, o sea que quienes emiten energía negativa para unas cosas, pueden generar energía positiva hacia otras, y viceversa.
En la práctica, las energías positiva y negativa que evolucionamos con la mente, son el Dios y el Demonio que desde tiempos remotos nos están metiendo en la cabeza los dirigentes religiosos. Y los efectos que surgen de estas energías no son supersticiones, como aseguran la Iglesia y otras entidades religiosas, sino que, por lo desconocidos, son fenómenos impredecibles que hacen parte del metabolismo espiritual humano. Debido a que a los imperios religiosos les conviene que la gente crea en divinidades milagrosas, esas entidades han usado sus poderes económicos y mediáticos para ocultarle la verdad a gran parte de la humanidad o modificar las cosas acerca de los efectos y poderes que surgen de las energías que generan con la mente los seres humanos, y por sus propios beneficios han desviado el estudio de estos fenómenos o impedido que se hagan investigaciones serias de este asunto.
Pero todo el tiempo ha habido personas que curan a los enfermos sin darles mas remedios que sus energías positivas, igual que otras que, por asuntos personales o por encargo, con sus energías negativas enferman o le hacen daño a algunas personas. A estas personas dañinas, desde tiempos remotos, los religiosos las califican como brujas, y las acusan de tener vínculos con el Demonio, pero la verdadera brujería funciona distinto. El poder esencial de los brujos es tener la capacidad personal de dejar el cuerpo en algún sitio e irse espiritualmente para cualquier lugar o, inclusive, apoderarse espiritualmente de personas con mentes débiles y hacer con ellas lo que se les antoje. La actitud de los brujos puede ser positiva o negativa y puede considerarse como una virtud espiritual personal que, contrario a lo que se cree, no depende de influencia religiosa.
Elegí este tema con el propósito de estimular Actitud Positiva en los lectores. Con el debido respeto a quienes crean diferente; el resumen personal más realista de este análisis es que los milagros no surgen de entidades divinas sino de esfuerzos del cuerpo y del alma. Y que, además de anhelar, debemos actuar con fe y actitud positiva.