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Martes 03 de septiembre 2013

La problemática de la inseguridad en el VRAEM, lucha antidrogas y relaciones en materia de defensa con EE.UU.

Por: Juan Eduardo Musso Marcovich
La problemática de la inseguridad en el VRAEM, lucha antidrogas y relaciones en materia de defensa con EE.UU.
Foto: Difusión


Juan Eduardo Musso Marcovich, autor de estas líneas


LA PROBLEMÁTICA DE LA INSEGURIDAD EN EL VRAEM, LUCHA ANTIDROGAS Y RELACIONES EN MATERIA DE DEFENSA CON EE.UU


SALA GRAU – CONGRESO DE LA REPÚBLICA

VIERNES 23 DE AGOSTO 2013

Mesa 2: Tendencias del narcotráfico y del terrorismo en el Perú. El corredor sur.

“Cerrando la brecha entre la razón lógica y la realidad: Una mirada sistémica de los efectos de la lucha contra las drogas” 


Agradeciendo a los organizadores la invitación a participar en el presente foro, inicio mi presentación informando que el tema de las tendencias del narcotráfico y del terrorismo en el Perú lo voy a tratar en tres niveles distintos, a saber, el mundial, el nacional y el local, niveles estrechamente vinculados e inter-dependientes entre sí. Y dado el estrecho margen de tiempo para la presentación de la presente ponencia, intentare un gran esfuerzo de síntesis teniendo en cuenta la gran complejidad que implica el fenómeno de las drogas

Mi intención es abordar un conjunto reducido de las muchas situaciones que se dan en las tres principales dinámicas de dicho fenómeno de las drogas y que son la producción, el consumo y el tráfico, intentando evidenciar una serie de hechos que permitan hacer los correspondientes juicios de valor, y que nos permitan vislumbrar algún tipo de certidumbre a las posibles tendencias que pueden adquirir los diferentes actores que participan directa o indirectamente en el narcotráfico.

Por último hay que tener en cuenta que el fenómeno de las drogas en una situación que se da en condiciones clandestinas, ilegales y mafiosas, con lo cual toda situación, funcionamiento y cálculo es por principio incierto, son deducciones basadas en supuestos no verificables, por lo que solo hablamos de órdenes de magnitud cuando tenemos la suerte de poder acertar en la información lograda. A nivel mundial son aproximadamente 11 las principales instituciones guberna-mentales dedicadas al seguimiento del fenómeno de las drogas: 5 de ellas norteamericanas (DEA, NAS, ONDCP, etc.), 1 de Naciones Unidas (ONUDD), 1 de la Unión Europea (Ob. Portugal), 1 de la OEA (CICAD), 3 de países productores (Colombia, Bolivia, Perú), y los informes y cifras que evacuan periódicamente cada una de ellas no coinciden las unas con las otras 10 restantes. Esta es una situación que no permite homologar criterios ni calificar correctamente, tanto lo existente como fenómeno de las drogas, así como todo lo referente a la lucha de las mismas.

Nivel Internacional:

Lo primero que se puede manifestar es que nadie en el mundo sabe cómo solucionar el problema del fenómeno de las drogas. Todo lo implementado hasta el momento en el concierto mundial no ha funcionado, el fenómeno de las drogas está profundamente arraigado, intensamente dinámico, mundialmente coberturado y orgánicamente inter-relacionado. Hay  muchas esquinas en Nueva York que es más fácil comprar un gramo de cocaína que una pizza

Ya son más de 100 años que se inició la lucha contra las drogas y más de 40 años que adquirió el estatus de Guerra contra las drogas. Los resultados hasta el momento son realmente inexistentes a pesar de los ingentes presupuestos aplicados y los distintos programas de persecución, erradicación, incautación y penalización implementados. Globalmente dicha lucha no ha funcionado, a pesar de algunos logros puntuales alcanzados en lugares específicos. La capacidad de emprendimiento, desenvolvimiento y posicionamiento de los Narcotraficantes está muy por encima de cualquier acción estatal o multi-estatal. Supera todo tipo de iniciativas multilaterales, bilaterales o laterales. Dicha situación sin duda le otorga al narcotráfico una certidumbre positiva en sus emprendimientos como tendencias hacia el futuro. Poseen una impresionante capacidad de penetrar cualquier sistema severamente impermeabilizado.

En cuanto a las impresionantes dimensiones económicas a las que llega el fenómeno de las drogas, tenemos que el tamaño al que llegan las ventas anuales a niveles mundiales en el consumo final es de aproximadamente 300 mil millones de US$, de los cuales unos 73 mil millones de US$ son de derivados cocaínicos, y en donde unos 28 mil millones de US$ lo son por la contribución de la producción peruana. Los narcotraficantes, para obtener dichos ingresos anuales a niveles de consumidores, invierten, en el caso peruano, unos 1,300 millones de US$ al año a valores FOB. La diferencia entre ambas cifras es de 21.5 veces, o sea un margen de 2,150 %. Con estos márgenes para operar, las tendencias del narcotráfico serán las de mantener, consolidar y crecer el narco-negocio lo más posible. Hablamos de una realidad que pasa, pesa y pisa.

Por último, una actividad consustancial al narcotráfico es el lavado de dinero. En una economía moderna el dinero tiene sentido porque circula, y solo en una circulación formal se puede obtener el mayor valor de dicho dinero como capital, y esos 300 mil millones deben ser lavados perentoriamente todos los años si se quiere ampliar el usufructo de los mismos y si no se quiere acumular con los nuevos ingresos ilícitos por las subsiguientes operaciones de dicho narco-negocio. Los principales centros de lavado son los bancos, las bolsas bursátiles y los centros de esparcimiento como las casas de juego. Lo curioso es que todas ellas son instituciones privadas lícitas, y como tales, fuentes generadoras de tributos a los Estados. Con dicha situación, las tendencias del narcotráfico son de seguir operando al tener las suficientes certidumbres para manejar sus operaciones financieras.

Nivel Nacional:

Al Perú, como se informara líneas arriba, ingresan anualmente unos 1,300 millones de US$ para solventar las producciones de cocaína que se destinan a los mercados ilícitos. De dicho monto unos 450 millones van a pagar las producciones de hoja de coca, otros 450 millones van a pagar los insumos químicos, procesamientos, transportes, embarques, etc., y los otros últimos 400 millones se reparten entre las ganancias de los operadores nacionales y las corrupciones que permiten el perverso funcionamiento del sistema. Si somos salomónicos, dado que no se tiene ninguna certidumbre de lo destinado a la corrupción, todos los años se deben destinar unos 200 millones a dichos menesteres en las que participan instancias gubernamentales de todos los niveles, y de los tres poderes nacionales: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como también, diversos ciudadanos del sector privado que no merecen serlo. Parece ser que los narcotraficantes habrían logrado hacer del Estado un narco-Estado, entonces las tendencias hacia el futuro de los narcotraficantes serían las de tener la certidumbre de poder seguir operando con total impunidad a pesar de la honestidad y empeño de muchos funcionarios de Gobierno y de Estado, sean estos civiles, policiales o militares, y por supuesto de una gran mayoría de ciudadanos.

En los últimos 10 años entonces han ingresado al país unos 13 mil millones de US$, y dada la clandestinidad de dichos dólares, los mismos no llegan por los circuitos financieros formales, también ingresan en alijos así como sale la droga por distintas vías: marítimas, fluviales, aéreas y terrestres. Aquí el punto central no es cuánto valen dichos 13 mil millones, sino cuanto pesan. Bueno pues, en dicho periodo han ingresado y circulado en efectivo dichas cantidades sin sufrir ninguna perdida. Los reportes oficiales de los últimos 10 años (2,001-2,010) no informan de la captura de un solo narco-dólar. Recién hace unos 8 meses se reporta la captura de unos 300 mil US$ en la zona del Ucayali. En el mismo periodo solo se ha capturado a un solo capo de las firmas nacionales. Es cierto que se han capturado, burriers, mochileros, poceros, transportistas, etc., muchos de los cuales ahora están indultados, pero capos de firmas solo uno ha sido capturado en dicho periodo. Con lo cual la tendencia de los narcotraficantes es la de poder seguir paseándose en el país como Pedro por su casa.

Igualmente en dicho periodo las acciones que por interdicción, erradicación y persecución que se han realizado y que arrojan cifras interesantes en términos absolutos, no lo son en términos relativos. Por ejemplo, en erradicación tenemos que al inicio de dicho periodo de 10 años la existencia de cultivos de coca destinadas al narcotráfico en el Perú era de 30 mil Has., la media de Has. erradicadas por año fueron de 10 mil Has. lo que significa que en dicho periodo se erradicaron 100 mil Has., al final de dicho periodo el stock de plantaciones de coca era de 60 mil Has. O sea, se erradicaron más de tres veces del stock inicial y la resultante fue que al final de dicho periodo el stock de plantaciones era el doble que al inicio.

Se puede alegar que los programas de erradicación funcionan si se les aplica mayores presupuestos, pero en Colombia para el mismo periodo habían cifras parecidas del tamaño de plantaciones, 30 mil al inicio 60 mil al final, y en ese periodo erradicaron 1´700,000 Has. Evidentemente no es un problema presupuestal, lo que pasa es que el narcotráfico posee una capacidad de reacción que supera largamente dichas acciones de erradicación, no solo reponiendo las plantaciones erradicadas sino haciendo crecer la frontera agrícola cocalera. En el caso de los insumos químicos los narcos movilizan unas 24 mil toneladas al año y solo se capturan unas 600 toneladas, o sea un 0.4% de lo utilizado. Evidentemente dada su gran capacidad de organización y reacción, la tendencia del narcotráfico es a seguir consolidándose.

Nivel Local:

El VRAEM, según cálculos aproximados en órdenes de magnitud (no existen datos realmente medidos), debe de tener unos 10 mil Km2 (la mitad de El Salvador o Israel, igual al Líbano o Jamaica), y unas 30 mil familias estables de las cuales unas 15 mil familias, deben estar involucradas en el cultivo de la coca que debe de estar en el orden de las 20 mil Has, en las cuales, deben participar unos 170 mil jornaleros por campaña, lo que implica migraciones temporales desde distintos puntos de la sierra en el orden de los 120 mil cosecheros. Asimismo, en el VRAEM debe de haber unos 1,400 centros poblados, lo que implica unos 14 mil Km. de vías no carrozables que son las que verdaderamente interconectan dicho territorio, además del río, (caminos de herradura, trochas peatonales, senderos, etc.) no catastradas por el M. de Transporte, pero que otorgan una ilimitada permeabilidad con fines al narcotráfico y también al terrorismo. La pobreza y la pobreza extrema, están en el orden del 65 % y 27 % respectivamente. La presencia del Estado, excepto en las capitales de distrito es casi nula. Con respecto a las tendencias del narcotráfico el VRAEM es una perita en dulce.

El VRAEM atraviesa 4 regiones de las cuales existen unos 35 distritos, los cuales, si bien es cierto que están definidas en el papel sus correspondientes demarcaciones políticas, en lo concreto solo un 4% debe de estar físicamente demarcado, y considerando que en este país los centros poblados no poseen demarcación territorial, el ordenamiento territorial y las competencias autonómicas y territoriales de los gobiernos regionales y locales resulta siendo in extremis complicado, ambiguo e incierto, tanto para las aplicaciones presupuestales, como para las diferentes gestiones gubernamentales de los tres poderes del Estado en sus tres niveles de descentralización.

Frente a esta situación, lo normal ha sido preguntarnos: ¿Cómo se debe legislar para el VRAEM? ¿Por vía de excepción? ¿Con criterio de especificidad? Pero el VRAEM no es un todo único y aislado, “narcotráficamente” hablando es un territorio íntimamente articulado a las demás dinámicas nacionales e internacionales de las firmas y carteles. No se puede tratar como un espacio estanco, automáticamente se produce el efecto globo y los cultivos se trasladan a otra zona del país como ya pasó entre el Huallaga y el VRAE. Se necesita una legislación que aborde sistémicamente el problema.

En lo concreto el VRAEM es un territorio en donde sus poblaciones se organizan al margen del Estado, enfrentando en la práctica ellos mismos sus retos de subsistencia, permanencia y transcendencia. Obviamente, la tendencia del narcotráfico es a defender el presente statu quo, y a cumplir un rol promotor sustituyendo al Estado en lo económico y en alentar la auto-organización consuetudinaria en los territorios bajo su influencia.

Por último, debemos de tener en cuenta que muchos de los campesinos productores de hoja de coca, integraron los comités de autodefensa que participaron activamente en la lucha y derrota de la guerra contra Sendero Luminoso, con lo cual en caso de un enervamiento de las acciones de erradicación, persecución, interdicción, poniendo en peligro su actual situación, podría significar traer al presente toda su experiencia de guerra de movimientos para defender lo suyo. No olvidemos que en los registros históricos del Ministerio de Defensa estuvieron registrados unos 200 mil integrantes de los comités de autodefensa, muchos de los cuales estuvieron involucrados en la producción cocalera de aquellos tiempos. La tendencia de los narcotraficantes está dada en alentar, apoyar, y financiar grupos violentistas como los sicarios en México, los guerrilleros en Colombia y los terroristas en el Perú y sus cientos de miles de muertos.

Conclusiones.

Este tema de la lucha contra las drogas es como un piso cubierto de huevos en el cual tenemos que caminar con zapatos de plomo. Cada día que pasa se convierte en un asunto mucho más complejo y complicado que hace 100 años, que hace 40 años. Si pisamos fuerte los huevos se rompen y si no pisamos los huevos se auto-reproducen, auto-protegen y finalmente se auto-endurecen. La lucha contra las drogas es un fracaso lleno de perversidades, por tratar de eliminar esa gran perversidad que es el fenómeno de las drogas. Si el Estado peruano y sus aliados insisten en seguir el mismo camino recorrido hasta ahora, la lucha seguirá estando destinada al fracaso.

Ahora hay corrientes de opinión que piensan que ante la severa prohibición al consumo, tráfico y producción de drogas, la mejor forma de enfrentar el fenómeno es  legalizándolas, en algunos casos abiertamente y en otros regulándolas y de esta manera reducir la violencia, la economía subterránea, la delincuencia y la corrupción, y es posible que en alguna medida tengan mucha razón, pero de lo que no se tiene ninguna certidumbre, seguridad y solvencia es de que estas contramedidas a lo actualmente existente reduzca los perversos y terribles efectos a consecuencia del abuso en el consumo de drogas duras.

El fenómeno de la droga, como ya lo dijimos, posee tres componentes que se coadyuvan entre sí: el consumo, la producción y el tráfico. Pero las razones, desde los niveles más superficiales hasta los más profundos, por lo cual las personas consumen, producen o trafican son muy distintas entre sí. En el consumo de los derivados cocaínicos las razones tienen que ver con los modelos de convivencia social imperantes, en la producción de la hoja de coca las razones tienen que ver con la subsistencia y los modelos de desarrollo, y en el tráfico las razones tienen que ver con el facilismo delincuencial, como modelo de vida.

Finalmente creo que es imperioso y necesario crear nuevos espacios de exploración, investigación y reflexión, descontaminados de fundamentalismos ideológicos, políticos y/o culturales, que nos permitan finalmente encarar el fenómeno de las drogas de una forma totalmente diferente. No todo lo que nos resulta mentalmente lógico se condice con la realidad. Debemos cambiar nuestra manera de ver las cosas, debemos variar nuestros enfoques analíticos a nuevos enfoques sistémicos. Muchas gracias.

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