La gloria en combate es menos vulnerable
que la gloria en reposo,
porque la primera se defiende a sí misma
mientras la segunda se ve obligada
a alimentarse del pasado.
El culto a Bolívar - Germán Carrera Damas (1970)
No puede escaparse de la atención curiosa la nueva aplicación novedosa del yeso en Caracas. Las figuritas de este material cuestan entre 950 bolívares y 80 bolívares. Así, Chávez comienza a volverse una religión a medio camino entre el católico y el santero. No obstante, más certero sería comprender este fenómeno como un culto, en el sentido otorgado por el Dr. Carrera Damas, una práctica histórico-ideológica que difumina los valores y principios predicados, aunque no siempre practicados, por el héroe sobre todo los aspectos de la vida. Es decir, la vida del héroe se vuelve un código moral superpuesto sobre otros códigos de moralidad que operan paralelamente en la sociedad. La vida del héroe se vuelve el objetivo último de imitación de un pueblo buscando su identidad.
Por consiguiente, no sería arriesgado afirmar que estamos en presencia de la creación de un culto que pueda suplantar al otro viejo culto ya utilizado ad nauseam. Bolívar ya no convence frente a la más fresca figura de Chávez. Así, como el Dr. Carrera Damas establece en su obra "El culto a Bolívar" que los próceres se vieron impulsados por una necesidad histórica a crear con sus propias manos el mítico Bolívar –para ocultar fracasos y corregir desengaños–, hoy en día los supervivientes chavistas se ven en la necesidad de hacer lo mismo con la figura de Chávez para salvar una revolución que se engulle a sí misma y que fracasa rotundamente en el plano de la realidad. Si bien es cierto que la revolución es un fracaso real-físico, en el plano metafísico sigue avanzando en figuras de 120 centímetros sostenidas por el yeso. El chavismo, aunque derrotado en las urnas, se sigue expandiendo en el imaginario colectivo bajo la consagración de una fe capaz de moldear la capacidad cognoscitiva de sus seguidores.
Dicho argumento es defendible precisamente por su comparación y analogía con los fundamentos de la necesidad histórica que produjeron el culto a Bolívar. El Dr. Carrera Damas establece en su obra que el culto bolivariano funge como "factor de unidad nacional, como reivindicación del principio del orden; en factor de gobierno, como manadero de inspiración política; y como factor de superación nacional, como religión de la perfección moral y cívica del pueblo". Ahora bien, no se confunda dicha analogía con el propósito de igualar héroes, ya que tal empresa sería infructuosa por la incapacidad que surge de presentar a Chávez como tal. No obstante, queda claro que el concepto en el que ha mutado Chávez como ente político abstracto es utilizado con los propósitos de establecer lineamientos unitarios ideológicos dentro del movimiento oficialista, como fuente de inspiración política para ocultar fracasos y, quizás más que todo, como estandarte de perfección para la moral revolucionaria.
Ello lleva a entender a Chávez como un concepto metafísico que se traduce en Comandante Supremo. La realización del ejemplar camino revolucionario se encuentra comprendido en su totalidad. El héroe se desprende de su investidura mortal y es revertido a la abstracción de la canonización revolucionaria. Ello permite la inmortalidad y, por consiguiente, el desprendimiento de todo error inherente a la condición humana. Dicho fenómeno ya es conocido en la figura de Bolívar. El Dr. Carrera Damas resalta las palabras de Fermín Toro que sitúa al héroe en "esa región solitaria e inaccesible donde Bolívar domina como una gran figura de terrible majestad [...] Continúa José Alberto Espinoza: "semejantes héroes son más que hombres [...] son inmortales; son señores de los hombres y de los siglos". Dicho esto, se consagra el autoritarismo divino al subyugar al pueblo al designio de un código moral ciudadano compuesto en parte por fábula imaginativa, parte necesidad histórica y parte estrategia política.
Por lo tanto, las órdenes dadas directa –mientras vivía– o indirectamente –mediante testimonio de sus allegados– por el héroe no son susceptibles de valoraciones lógicos-racionales ni mediante el examen científico. Las órdenes son tomadas como dogmas de fe. Son órdenes que superan la estructura jurídico-institucional, ya que el mandato ciudadano ya no reside en las instituciones republicanas, sino en las figuras revolucionarias autorizadas para la interpretación del catecismo revolucionario.
En consecuencia, la legitimidad de Maduro no reside en las urnas electorales ni en los arreglos establecidos en la institucionalidad republicana. La legitimidad de Maduro no proviene de la constitucionalidad ni de la interpretación hecha por las instituciones jurídicas consagradas en el ordenamiento jurídico positivo. La legitimidad de Maduro proviene de un ordenamiento supraconstitucional: Chávez.
Nota publicada en eluniversal.com