DEBERÁ SINCERAR POSICIÓN GUBERNAMENTAL CON RACIONALIDAD ECONÓMICA
La situación en la norteña ciudad de Talara se está poniendo tensa, hay un gran descontento, los trabajadores de los campos productores se sienten mal pagados, las confusas señales dadas desde el ejecutivo sobre la renovación de los contratos de licencia explotación les genera sinsabor, pues sienten que su precaria situación no cambiará. A ello se suma que las expectativas creadas por la ampliación de capacidad y modernización de la Refinería de Talara, de Petróleos del Perú SA (Petroperú), los agentes económicos y la ciudadanía en general sienten como una promesa que no se cumplirá. Una dilación más y habrá serios problemas en el norte. Recuerden señores del gobierno, que ya ha habido revueltas anteriormente teniendo de protagonistas a los pescadores en colisión con empresarios del sector hidrocarburos, que ha devenido en actos violentos, con muertos incluidos.
Dos años de anuncios y avances nulos se identifica como la prueba palmaria que los están engañando a los talareños. La unidad de conflictos de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) ya debería tener al corriente a la Casa de Pizarro, que hay más de una alarma encendida. La salida va por una toma de decisiones concreta que debe darse desde el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), que es quien lleva la voz decisiva en estos temas, no solo porque involucra recursos del estado, sino también porque tanto el ministro de economía y finanzas y su viceministro de economía, tienen dos asientos de cinco en la junta general de accionistas de la petrolera estatal.
La pregunta básica es que ¿debe hacer el MEF? La respuesta es: dar la autorización de endeudamiento y de garantía soberana, si fuese requerida. Estos dos temas son más amplios de lo que se piensa e involucra una gran complejidad técnica y enormes responsabilidades de los firmantes ante los órganos de control: Contraloría General de la República (CGR), Comisión de Fiscalización e Investigadoras del Congreso, que tomarán el tema inevitablemente, dadas las cifras billonarias de inversión, que se prevén en 3.5 billones de dólares a futuro, sin considerar los reajustes por cambios de precios de las variables macro. A esto hay que agregar todo lo que se ha gastado en los siete últimos años de gestión del proyecto bajo la modalidad adoptada. Estimo que por todo concepto fácilmente estaremos hablando al final de obras, si es que se realizan por supuesto, de no menos de 4.0 billones de dólares.
Para la emisión de la autorización de endeudamiento la primera pregunta que debe absolver el MEF es: ¿cuál será el beneficio para el estado de la inversión? Por supuesto que la evaluación comprenderá los efectos en la economía y finanzas de lo que suceda en la etapa constructiva y en la de pago de la deuda. Es decir 20 años de horizonte. Luego en la cartera del jirón Junín, deberán tener claros si los flujos de caja de la empresa permitirán el pago de la deuda, además si el “equity” (capital) que exigirán los bancos a la petrolera podrá ser cubierto por ésta y la cuantía de la garantía soberana que demandarán los financistas.
Una posible transferencia desde las arcas fiscales o una garantía soberana, tienen su correlato en las cuentas públicas y en el ratio deuda/PBI, donde hay compromisos internacionales con el sistema financiero. Así es como debe analizarse este proyecto y tenemos que tener la seguridad que los habitantes de este país marca Perú, no quedaremos endeudados en el largo plazo, para el beneficio de unos pocos en el corto plazo.
En un panorama como éste, es más que obvio que el ministro Castilla, va querer una ley del Congreso de la República para cubrirse las espaldas. Esto que es meridianamente claro para los que seguimos los temas de estado, debe ser hecho de conocimiento público por la más alta jerarquía del poder ejecutivo, pues eso requerirá un periplo por la sede de la Plaza Bolívar, donde el “humalismo” no las tiene consigo, no tiene mayoría parlamentaria y el tema Petroperú siempre genera pasiones a favor y en contra.
Sincerado el discurso gubernamental con cifras que garanticen que el estado apuesta correctamente, para lo cual la transparencia es elemental y anunciado que se irá al Congreso, habrá meses por delante que esperar, debate que trajinar y triunfalismo que guardar, pues aún no hay ninguna seguridad que el manido emprendimiento de la refinería talareña sea una realidad. Hable fuerte y claro ministro Castilla, pues usted será el responsable de una posible nueva convulsión social que la pareja presidencial Heredia-Humala tendrá que afrontar, si es que sigue enredando decisiones en su cartera, no parece usted un ejecutivo de las finanzas sino un político experto en el arte de la dilación. Sé que a usted le interesa salir incólume después de su paso por el estado para irse a gozar de los beneficios de la burocracia internacional, tenga presente que en política nada está dicho hasta el último minuto de su permanencia en el cargo.