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Sábado 12 de octubre 2013

Los "diarios chicha"

Por: Víctor Robles Sosa
Los 'diarios chicha'
Foto: VRS

El caso de los llamados diarios Chicha es uno de los episodios más vergonzosos en la historia del periodismo peruano: Los directores de un grupo de diarios sensacionalistas se llenaron los bolsillos con dinero del estado vendiendo las portadas de sus medios a Vladimiro Montesinos.

No hay dudas de que el ex presidente Alberto Fujimori tiene responsabilidad política por haber empoderado en exceso a Montesinos, pero sí hay serias dudas sobre la responsabilidad penal que le atribuyen quienes le acusan de delitos en este caso.

El creador de esta red que enlodó honras de personajes políticos y periodistas, según diversos testimonios, fue el fallecido periodista Augusto Bresani, quien fuera juzgado por este motivo.

Brasani fue reclutado por Montesinos a finales de 1997. Lo recuerdo bien porque en diciembre de ese año, cuando era yo corresponsal de una agencia española de noticias, me reencontré con él – ambos trabajamos  en “La República” de los 80’ – en la presentación del libro de Nicolás Hermoza Ríos sobre la operación Chavin de Huantar, a la que fuimos invitados miembros de la prensa extranjera.

Augusto siempre fue locuaz, ostentoso, y esa noche no fue la excepción: Me dijo abiertamente que acababa de ingresar al Ministerio del Interior como asesor de prensa, pero que en realidad trabajaba para Vladimiro Montesinos. Obviamente, le creí la mitad.

Meses después me sorprendí al enterarme que él estaba detrás de los llamados diarios chicha, que él mismo había montado dos de esos diarios y reclutado a los directores de ocho publicaciones similares, quienes cobraban por publicar informaciones que recibían del SIN, en algunos casos a espaldas de los dueños de los medios. Si la noticia iba en portada les daban en efectivo entre 1,500 y 3,000 dólares, según sus tirajes.

Montesinos dirigió esta campaña para atacar a los candidatos opositores y también a sus críticos, ensañándose en especial con Gustavo Mohme Llona, director de La República. Curiosamente, el hijo de éste se reunía en secreto con Montesinos en ese mismo tiempo.

La acusación fiscal contra Fujimori sostiene que el ex presidente conocía estos hechos y los aprobó para eliminar a sus competidores en las elecciones del 2000. Sin embargo, hay elementos de peso que contradicen esa versión.

El más importante es que en 1998 Montesinos ya ejercía plenamente un poder paralelo en el gobierno: A mediados de ese año y en 1999 logró colocar como jefes de las FFAA a incondicionales suyos. Al año siguiente comenzó a conspirar contra Fujimori y a inicios del 2000 le pidió a Carlos Boloña que se incorporara a la conspiración ofreciéndole inclusive la presidencia de la república.

Fueron esos jefes militares quienes le transfirieron a Montesinos, de sus presupuestos, el dinero para pagarles a los diarios Chicha. Al testificar ante la justicia, han admitido que nunca le reportaron esas transferencias de dinero al ex presidente Fujimori. O sea que éste no lo supo.

Recuerdo además que Fujimori, a fines del 99 o inicios del 2000, en declaraciones a Canal N, tomó distancia de los diarios chicha calificándola inclusive de “prensa ayayera”.

La justicia debe evaluar este caso de manera objetiva, dejando de lado apreciaciones políticas subjetivas. Los magistrados que juzgarán este caso deberían reflexionar sobre el ejemplo de César San Martín, quien se ha desacreditado enormemente por haber actuado de la manera en que lo hizo durante el juicio a Fujimori por el caso Colina.

En otras palabras, que los magistrados sean instrumentos de la justicia, no de la política.

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