Base esencial de la provisión de alimentos, el suelo se encuentra en muchos lugares al borde del agotamiento de su capacidad productiva, por desatención y prácticas indiscriminadas que provocan su deterioro. Según la Organización de las Naciones Unidad para la Agricultura y la Alimentación (FAO), anualmente es presa de la erosión (uno de los mayores enemigos del suelo) una superficie equivalente a la del Reino Unido, es decir, 200 mil kilómetros cuadrados.
Aunque la lluvia, el viento y otros factores naturales figuran entre los principales agentes de la erosión, el diagnóstico de los científicos al respecto es unánime: la degradación de ese recurso como consecuencia de la actividad del ser humano se acentúa incesantemente. Prácticas intensivas de laboreo y excesivo empleo de productos químicos por hectárea también integran la lista de los agentes de deterioro de los terrenos cultivables, a lo cual se une la industrialización y el creciente fenómeno de la urbanización.
Puede afirmarse que en Latinoamérica la degradación de los suelos comenzó con la llegada de los europeos -hace unos cinco siglos- y las primeras deforestaciones. Ese fenómeno se aceleró en el siglo XIX con las extensiones de café y caña de azúcar, y en las últimas décadas por el accionar de las transnacionales relacionadas con la actividad agrícola.
¿Qué es el suelo y por qué una alianza mundial para su protección?
El suelo se identifica como la epidermis, la capa superficial de la Tierra, cuyo espesor va de algunos milímetros a varias decenas de metros. Cubre aproximadamente dos tercios de la superficie terrestre, de la que apenas un seis por ciento es cultivable.
A iniciativa de la FAO y en coordinación con otros organismos internacionales y regionales, fue lanzada este año la Alianza Mundial por el Suelo, al considerar un grupo de factores, en primer lugar, que se trata de un recurso limitado y bajo presión constante. El surgimiento de esa unión se justifica, sobre todo, por el renovado reconocimiento del rol central de esa capa cultivable como la base fundamental para la seguridad alimentaria y la provisión de importantes servicios ambientales.
Tal alianza se erige como un instrumento internacional que aboga por la coordinación de iniciativas destinas a asegurar que el conocimiento y el reconocimiento de los suelos estén adecuadamente representados en los diálogos sobre cambio global y tomas de decisiones. También ante la necesidad de contar con una voz unificada y reconocida de coordinación y colaboración que evite fragmentación de esfuerzos y el desperdicio de recursos en la protección de un elemento, aún muchas veces visto y considerado por los políticos como una prioridad de segundo nivel.
Según el actual Oficial de Suelos de la FAO, el boliviano Ronald Vargas, la Alianza se apoya en cinco pilares de acción fundamentales, entre ellos el manejo sostenible para promover la protección, conservación y productividad de ese recurso y el fomento de la inversión, la cooperación técnica, creación de políticas y la capacitación en esa esfera.
A juicio del experto, el mantenimiento de suelos saludables y fértiles para la alimentación de una creciente población mundial y responder a sus necesidades en términos de biomasa (energía), fibra, forraje, productos medicinales y otros sólo es posible a través de una sólida alianza.
En conversación con Prensa Latina, Vargas atribuyó el deterioro de los suelos al mal manejo de estos en muchos lugares y precisó que anualmente se pierden a nivel global millones de toneladas de ese recurso, tal vez el más desconocido de los grandes medios del planeta. Se trata -dijo- de un ser vivo que si no tiene sobre sí plantas que lo protejan, está desnudo, listo para que el agua y la lluvia lo golpeen.
Muchas veces -agregó- se cosecha todo y no se deja siquiera una hoja cubriéndolo, lo cual constituye una mala práctica, al igual que el uso indiscriminado de abonos químicos, que provoca que se contamine y pierda su fertilidad natural, de manera que con frecuencia la solución se convierte en la causa del problema.
La severidad y extensión de la degradación de los terrenos tiene un impacto negativo directo en la seguridad alimentaria y el estado de pobreza en las diversas regiones del planeta, consideró el Oficial de la FAO. Este subrayó que el cimiento para la producción de alimentos es contar con suelos fértiles y saludables.
Hacia el 2050 el crecimiento poblacional estará acompañado de altas tasas de urbanización y, por ende, de mayor demanda de servicios y bienes ambientales. Esta situación pondrá mayor presión en los recursos naturales, especialmente en el suelo. Un taller sobre suelos para el área del Caribe y América Central, auspiciado por la FAO, se efectuó en La Habana del 30 de septiembre al 3 de octubre, ocasión en que se lanzó la Alianza a nivel regional.
En el evento, que se realizó en coordinación con el Instituto de Investigaciones de Suelos, de Cuba, y otros organismos nacionales y regionales, se destacó que esta isla caribeña fue seleccionada sede de encuentro por la larga tradición, conocimientos y resultados en el manejo de ese vital recurso. La cita concluyó con un plan de acción destinado a promover la conservación de los terrenos cultivables en el área.
Cuba: ¿Por qué los polígonos de suelos?
Experiencia iniciada en Cuba desde hace unos tres años, los polígonos de suelos buscan revertir en Cuba el estado de degradación de ese recurso natural indispensable para garantizar la seguridad alimentaria. Se trata de áreas demostrativas en las que se utilizan abonos orgánicos, bioplaguicidas, siembras en contornos, barreras de contención de agua de lluvia que fluye por el terreno y otras medidas para evitar la erosión y el deterioro del terreno.
El director general del Instituto de Investigaciones del Suelo, Dagoberto Rodríguez, precisó a Prensa Latina que Cuba cuenta con más de seis millones de hectáreas de superficie agrícola cultivable, de las cuales cerca del 70 por ciento está afectado por la erosión. También aproximadamente la mitad del área es alomada y una buena parte está en condiciones de salinidad.
Los polígonos se basan en la integración armónica del manejo del agua, el bosque y el suelo allí en la finca del productor, el escenario principal, la unidad básica de la agricultura, para proteger este recurso vital, explicó el directivo. Actualmente hay uno de carácter nacional en esta capital, otros 16 en las provincias, mientras una cantidad similar está en desarrollo, precisó.
Le estamos trasmitiendo a ese finquero, a ese productor, los conocimientos y técnicas para que sea capaz de proteger el suelo, el agua y el bosque de manera integrada y permitir así el manejo sostenible del área y un efecto económico favorable, afirmó. Sin duda constituye para el instituto un gran desafío que se haya entregado más de un millón de hectáreas en usufructo para que las exploten a no menos de 100 mil personas, muchas de las cuales no tienen experiencia agrícola y deben hacer un uso adecuado del suelo, comentó Rodríguez.
Decisiones con largo alcance
Las medidas recientemente adoptadas de acuerdo con la política agroindustrial de Cuba deberán contribuir a un significativo crecimiento de la producción agropecuaria y la disminución de importaciones de alimentos en 2013, según autoridades gubernamentales y del sector. Como se informó en el X Período Ordinario de Sesiones de la Séptima Legislatura del Parlamento en diciembre último, se espera en este año un incremento del 4,5% en la producción agrícola, frente a un 2% logrado en 2012.
El presidente cubano Raúl Castro hizo referencia en esa reunión a la entrada en vigor en enero del Decreto-Ley 300, dirigido a la consolidación del proceso de entrega en usufructo de tierras ociosas. Esta legislación, que deroga y recoge la experiencia acumulada de unos cuatro años en la aplicación de la 259, amplió hasta 67,10 hectáreas (cinco caballerías) la superficie concedida a usufructuarios en granjas estatales, unidades básicas de producción cooperativa (UBPC) y cooperativas de producción agropecuaria (CPA).
Entre otras disposiciones destinadas a facilitar las condiciones de vida de quienes recibieron terrenos para explotarlos y estimular su permanencia y asentamiento con la familia en las labores agrícolas, se autorizó la construcción de casas y otras instalaciones necesarias en calidad de bienhechurías. Asimismo, se aprobaron 17 medidas para suprimir las ataduras que lastraron durante años el accionar de las UBPC, lo cual deberá coadyuvar a que todas las formas productivas del agro cubano se desenvuelvan bajo las mismas condiciones, independientemente del tipo de propiedad.
Todas estas decisiones y otras que se sumarán más adelante están destinadas a garantizar el aumento sostenido de la producción en el sector, donde hay aún más de 900 mil hectáreas ociosas. También buscan disminuir las ingentes erogaciones de divisas en la importación de alimentos, que lejos de mermar se elevaron últimamente, como consecuencia de la tendencia alcista de los precios de cereales y otros productos en los mercados internacionales.
Debe señalarse al respecto que este año se efectuarán importaciones en alimentos cercanas a dos mil millones de dólares, más de 300 millones de dólares por encima del monto de las realizadas en 2012, según precisó el ministro de Economía y Planificación, Adel Yzquierdo. Otra decisión que favorece a la agricultura es la nueva ley del sistema tributario, que entró en vigor el primero de enero de este año, aprobada por el Parlamento en julio último, y es considerada una herramienta decisiva en la senda de actualización del modelo económico y social cubano.
Si bien sus preceptos están destinados a contribuir a engrosar la economía y crear una cultura tributaria, lo cual es necesario en cualquier país, incluye un régimen especial para la esfera agropecuaria, a fin de facilitar el incremento de sus producciones de alimentos y forestales. La carga tributaria será menor en este sector con respecto a los restantes de la economía, en aras de crear condiciones favorables para su funcionamiento.
Entre otras novedades de tal legislación, está la inclusión del impuesto por la ociosidad de tierras agrícolas y forestales. A diferencia de la finalidad recaudadora que persigue en los demás sectores, en este caso lo que busca es desestimular el no aprovechamiento de las áreas agrícolas y conducir a sus propietarios en dirección a su plena explotación y productividad.
Aunque la producción agropecuaria -cuyo carácter de seguridad nacional el presidente Raúl Castro ha reiterado en más de una ocasión- registró un ligero crecimiento en 2012, su aporte al Producto Interno Bruto (PIB) es pequeño aún y está muy por debajo de las potencialidades existentes en esta isla.
Pese a que no en todos los renglones agropecuarios se lograron los resultados esperados en el período, hubo indiscutibles avances en diversas esferas en la rama que crean las bases para un mejor desenvolvimiento productivo y económico en 2013. Baste mencionar en ese sentido mejores métodos de organización, gestión y control, el progreso de inversiones que benefician la infraestructura para mayores cosechas de arroz, café, cacao, granos, entre otros frutos, y de acopio de miel de abeja, que deberá alcanzar 10 mil toneladas dentro de varios años.
No obstante, las afectaciones provocadas a la agricultura en provincias orientales por el paso del potente huracán Sandy, y las causadas en la zona central del país por torrenciales lluvias, medidas oportunas permitieron una aceptable presencia en los mercados de plátanos, viandas y otros cultivos varios. En el caso de la papa, una de las viandas más productivas y aceptadas en la dieta de la población del país, se sembraron en la campaña de frío más de cinco mil hectáreas.
Por su parte, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), la cual agrupa al sector cooperativo y campesino y es responsable del 70% de los alimentos aportados al país en esta rama, entró en un proceso de transformaciones que persigue mayores producciones bajo los mismos principios que dieron origen a la organización, según declaró su presidente, Félix González.
Mientras, el Grupo Nacional de Agricultura Urbana y Suburbana realizó en 2012 su 50 recorrido por el país, en el que chequeó la evolución de la producción de los cerca de 30 tipos de renglones que en ellas se producen, para verificar resultados positivos y deficiencias que aún subsisten. Ese movimiento, que involucra a más de 450 mil personas, buscará en este año ser más eficiente, lograr mayor disciplina tecnológica y crecer en los abastecimientos, entre ellos a la industria turística.
De acuerdo con especialistas, en 2012 alcanzaron más de un millón de toneladas de hortalizas y condimentos frescos en organopónicos, huertos intensivos y cultivos protegidos. En cuanto a la ganadería, esta continuó su tendencia a la recuperación mediante la implementación de 13 medidas, que presuponen mayores siembras de pastos y forrajes de caña de azúcar, king grass, moringa, morera y leucaena, con vista a elevar el autoabastecimiento de alimento animal y reducir importaciones.
También a través de inversiones en nuevas máquinas de riego, molinos de viento para aumentar el abasto de agua a los animales, máquinas moledoras de forrajes y un uso más extensivo de la inseminación artificial.
Ampliarán producción del bioestimulante agrícola Fitomás-E
Una fábrica del bioestimulante agrícola Fitomás-E se construye en la central provincia cubana de Ciego de Ávila y podrá producir dos millones 200 mil litros anualmente. Esa unidad que se edifica en el central Ciro Redondo será la segunda en el país, pues la anterior radica desde hace más de cinco años en el Instituto Cubano de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar (Icidca), en La Habana, declaró el director de esa institución, Luis Gálvez.
En conversación con Prensa Latina, precisó además que la tecnología de la inversión es totalmente cubana y utiliza productos derivados, resultado de los subproductos de la caña de azúcar. El proceso inversionista está avanzado y permite el empleo de materias primas del país, explicó el directivo. Se trata de dos plantas gemelas, con similar nivel de producción cada una, es decir, dos millones 200 mil litros por año.
La que se levanta en Ciego de Ávila, a un costo de entre tres y cuatro millones de dólares, estará terminada a finales de este año o principios del venidero. Posibilitará disponer de cantidades adicionales del producto, incluso para exportar. Actualmente se realizan negociaciones para posibles exportaciones a Venezuela y México, señaló Gálvez.
Aseveró que el Fitomás-E tiene la capacidad de estimular a las plantas frente a los problemas que enfrentan de estrés, falta de agua, insuficiencias de nutrientes u otros. Ese producto demuestra, en el caso de la caña de azúcar, que mejora el rendimiento agrícola entre 12 y 15% como promedio, aunque puede llegar hasta 20 por ciento, aseguró el director del Icidca. También indicó que le han suministrado el producto al Ministerio de Agricultura y su impacto en algunos cultivos es superior al que tiene en la caña de azúcar.
El Icidca tiene actualmente entre sus líneas fundamentales de trabajo, el desarrollo de bioproductos y de alimentos para los animales, como los bloques nutricionales, bagazo hidrolizado, miel-urea-bagacillo y levadura torula, entre otros. A juicio de Gálvez, lo importante es ver la caña de azúcar integralmente, no solo para producir sacarosa, sino también energía, alimento, alcoholes y otros renglones.
Hacia la eficiencia del riego
Cuba busca elevar la eficiencia en el riego, a fin de incrementar los rendimientos agrícolas y a partir del uso racional del agua. La utilización de este líquido vital para el desarrollo de las plantas aumentó aceleradamente en los últimos cinco años, particularmente en el cultivo del arroz.
Si en 2007 un 35% del agua dulce disponible se empleaba en el país en la producción agrícola, esa proporción es actualmente del 50%, y hasta de un 70% si se incluye el cultivo de la caña de azúcar. Pese al elevado crecimiento del uso de ese recurso en el sector, solo un 11% de la superficie cultivada está bajo riego.
Sin embargo, según aseguraron a Prensa Latina expertos del Instituto de Ingeniería Agrícola del Ministerio de Agricultura, esta isla podría tener más del 20% del área beneficiada por esa atención. El incremento en el empleo del agua se registra mayormente en la producción de alimentos como el arroz, altamente consumidor del líquido.
No obstante, el suministro artificial de ese elemento a las plantas -el regadío-, se ve limitado por la permanencia de sistemas en mal estado y con muchos años de explotación. Una buena cantidad de ellos adolece, además, de falta de un programa definido para su reparación y mantenimiento, y de insuficientes infraestructuras y personal técnico dedicado a esa práctica.
El advenimiento en esta isla a inicios de la década de 1990 del llamado período especial, desafortunadamente debilitó la estructura de riego a nivel de base, la cual era fuerte entonces. Dejaron de existir los distritos, departamentos de riego y otras estructuras organizativas que permitían un mejor desenvolvimiento de esa actividad, eminentemente técnica.
Su importancia puede apreciarse en el lineamiento 202 de la política económica y social del país. Este se refiere a la reorganización del regadío, el drenaje y los servicios de maquinaria agrícola para el uso racional del agua, la infraestructura hidráulica y los equipos disponibles. Se subraya en esa directiva, además, la necesidad de combinar el uso de la tracción animal con tecnologías de avanzada.
Desde 2010/11, a partir de la convocatoria del Programa Hidráulico Nacional, comenzó a reorganizarse la irrigación y el drenaje en el sector, con una proyección hasta 2016. Según especialistas, el tema de la medición del agua -la cual se redujo a niveles mínimos de expresión-, es lo primero que demanda una recuperación en este terreno.
Esta también presupone el conocimiento de los recursos disponibles y del estado actual de la infraestructura y redes de canales, para realizar una proyección de las inversiones y acciones necesarias a fin de recobrar los niveles de regadío en el país. El énfasis está en alcanzar mayor productividad, es decir, tonelaje de alimentos producidos por metros cúbicos de agua.
La irrigación representa un aporte importante del potencial de los rendimientos agrícolas, que pueden crecer hasta un 30 por ciento con esa atención agrotécnica, siempre que también se realicen adecuadamente el laboreo, el cultivo, la fertilización, el desyerbe, el drenaje y las restantes tareas. Puede afirmarse que la disponibilidad de agua para regar organiza todas las demás labores comprendidas en la atención al cultivo.
Aún se está lejos en el país de alcanzar todo el potencial productivo del regadío en la mayoría de los cultivos, coinciden expertos en la rama, para quienes el modelo en ese sentido lo ocupa el cultivo de papa, muy atendido y organizado en la isla, y el cual cuenta con un elevado nivel de riego.
De acuerdo con el viceministro primero de la Agricultura, Julio García, tradicionalmente el regadío por derivación ha sido predominante en la agricultura cubana, pero implica grandes consumos de agua y no es la técnica más eficiente. A su juicio, se requiere continuar el desarrollo y producción en el país de los sistemas de aspersión, las máquinas eléctricas de pivote central, y los que se basan en el uso de enrolladores.
Esta última tecnología es muy eficaz, en particular porque presupone una disminución en el volumen de agua utilizado. Mientras, se investigan e introducen en Cuba otras técnicas, como la irrigación por goteo, la cual permite suministrar a cada planta la cantidad del líquido que necesita.
Cuba potencia el uso de sus tierras
La entrega, en usufructo, de tierras ociosas a quienes deseen explotarlas y la rebaja significativa de los precios de los insumos e implementos, evidencian la voluntad de Cuba de sacar mayor provecho de su agricultura. El país busca incrementar la producción del agro, no sólo para autoabastecerse y sustituir las importaciones de alimentos, valoradas en cientos de millones de dólares, sino también con el fin de alcanzar excedentes dirigidos a la exportación.
En más de una ocasión el presidente Raúl Castro ha reiterado el carácter estratégico de la producción de alimentos. Hay que virarse para la tierra y hacerla producir, diría en una ocasión el mandatario, quien apenas unos siete meses antes había señalado: Estamos ante el imperativo de hacer producir más la tierra, que está ahí, con tractores o con bueyes, como se hizo antes de existir el tractor...
A continuación agregaba: Para lograr ese objetivo habrá que introducir los cambios estructurales y de conceptos que resulten necesarios.
El primer lineamiento de la política agroindustrial del país, aprobada en abril, es lograr que la esfera agropecuaria aporte progresivamente a la balanza de pagos, para dejar de ser un importador neto de alimentos y disminuir la alta dependencia de financiamiento que hoy se cubre con los ingresos de otros sectores.
En consonancia con lo anterior, la isla decretó recientemente la rebaja de los precios de los insumos e implementos productivos, a fin de extraerle más frutos a la tierra, cuyo uso adecuado es fundamental para el progreso de cualquier nación. También concedió mayor flexibilidad y agilidad al otorgamiento de créditos bancarios a los favorecidos con el Decreto-ley 259, promulgado en 2008, para reanimar la producción agropecuaria con la entrega en usufructo de tierras ociosas.
Esta legislación define que para las personas naturales la entrega será por un término de hasta 10 años, prorrogables por igual período, y a las jurídicas, hasta 25 años, extensivos por similar lapso. Establece como cuantía máxima 13,42 hectáreas para los individuos que reciben terrenos por primera vez, y hasta 40,26 hectáreas para quienes amplían el área. Asimismo, fija los elementos esenciales, las obligaciones de los nuevos usufructuarios y los requisitos que se deben tener para solicitar tierras.
Debe establecerse un fondo de áreas ociosas, a partir de los procesos de discusión y evaluación con cada una de las entidades, ya sean empresas o unidades cooperativas que administren terrenos, en función de ponerlos disponibles. Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas, el proceso se inició con un fondo de un millón 200 mil hectáreas, las cuales aumentaron luego en cerca de medio millón, resultado de los últimos balances de actualización.
En estos momentos tal fondo asciende a un millón 878 mil hectáreas, y si bien es elevada el área entregada, es menor que la que falta por conceder, según datos del Ministerio de Agricultura. De acuerdo con Pedro Olivera, director del Centro Nacional de Control de las tierras, se trata de una batalla por librar, pues existen reservas de áreas ociosas no declaradas como tales.
Hasta la fecha se han recibido más de 171 mil solicitudes para utilizar áreas en usufructo, de las que se aprobaron 143 mil, precisó el directivo, mientras que unas nueve mil fueron denegadas. De las áreas con las que hemos contado hasta hoy en ese fondo de tierras disponibles, el 67% ya se entregó y el 77% de esta última cifra está en uso, indicó.
Olivera reconoció entre las dificultades, lentitud y morosidad en el proceso, por trabas burocráticas, y ejemplificó que hay casos de personas que solicitaron terrenos hace más de un año y aún no lo han recibido.
Otro elemento que entorpece el avance es la demora o insuficiente agilidad de algunos organismos en emitir las certificaciones requeridas. El fondo de tierras ociosas se debe establecer en cada municipio y es necesario actualizarlo periódicamente, explicó el especialista, para quien las personas interesadas deben tener acceso a esa información. No sólo deben conocer las áreas disponibles, sino también su ubicación, y las posibilidades y características de sus suelos, acotó.
Las comisiones municipales de Asuntos Agrarios son las encargadas de analizar cada una de las solicitudes pendientes, pero en ocasiones se da el caso de insuficiente ejecución y dirección por parte de los delegados de ese nivel, quienes son responsables de la labor de las comisiones. Si éstas no examinan los asuntos y expedientes pendientes, no atacan las causas de los atrasos y continúan haciendo análisis macros de cómo marcha el proceso, y no se detienen en los casos sobre la mesa y de las fases en que estos se encuentran, habrá lentitud y morosidad.
Hemos establecido, dijo Olivera, audio conferencias, conciliaciones semanales, de manera tal que el proceso no se vea afectado o haya que esperar los 108 días establecidos para percatarnos de que está fuera de término, como pasa en ocasiones, pero dondequiera que se ha organizado bien no se registran dificultades.
Recientemente el primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, José R. Machado Ventura, en el aniversario 58 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, señalaba tras subrayar la importancia de la producción de alimentos: Se ha avanzado en la entrega de tierras ociosas en usufructo, al amparo del decreto-ley 259 de 2008 y, aunque ya se aprecia en no pocos lugares un impacto positivo en la elevación de los resultados productivos, tenemos que encarar resueltamente las limitaciones que afectan su total implementación.
Todavía hay empresas y formas productivas, añadía, que no declaran toda la tierra ociosa o deficientemente explotada que tienen, a lo que se añade la demora en la ejecución de los trámites para proceder a su entrega.
Por otra parte, algunos de los que ya la recibieron tienen morosidad en ponerlas en producción, y también están faltando atención y capacitación a los nuevos usufructuarios por las entidades de la Agricultura y por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, abundó. Tal Decreto-ley representa una fuerte inyección de trabajadores en el campo cubano, entre los que una buena parte son mujeres y jóvenes menores de 35 años.
También significa el fortalecimiento de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños. Hasta el momento el 52% de las tierras solicitadas son para dedicarlas a la ganadería, el 24,8 a cultivos varios, el 8,7% al arroz, el 6,8 a ganado menor, el 2,5 al cultivo de caña de azúcar, y el uno por ciento a frutales.
La reciente rebaja del 50% o más de los precios de los insumos e implementos agrícolas empleados por los usufructuarios, es considerada una medida eficaz para permitir el acceso de estos últimos a esos medios y para favorecer el incremento de la producción agrícola. De acuerdo con Sara del Pilar, directora en el Ministerio del Comercio Interior (MINCIN), a ese efecto se habilitó una red de mil 200 tiendas o puntos de ventas, situados en zonas rurales, montañosas y suburbanas
A partir del 1 de agosto la resolución 319 del MINCIN, explicó, establece 93 productos con una rebaja de precios que los hace asequibles, entre ellos cántaras para leche, tubos de ordeño, mallas y otros. Otra de las facilidades dispuestas consiste en que las compras pueden efectuarse también mediante cheques emitidos por algunas de las formas productivas existentes en el agro cubano, y no sólo con dinero en efectivo, como sucedía con anterioridad.
Además, a disposición de los usufructuarios se puso el sistema bancario, con su larga experiencia acumulada en el otorgamiento de créditos para financiar la producción. Según Manuel Tejeda, director del área agropecuaria del Banco de Crédito y Comercio, se aprobaron más de 13 mil solicitudes de créditos a los beneficiados con el decreto-ley 259 para poder financiar sus producciones, de las cuales seis mil corresponden a lo que va de año.
Estos créditos, con tasas mínimas de interés, permiten a quienes los reciben iniciarse en la actividad, de acuerdo con la producción que vayan a realizar. Hay 200 sucursales bancarias en el país a las que pueden acudir los usufructuarios para acceder a tales anticipos.
* Periodista de la redacción de Economía de Prensa Latina.
Nota publicada en bolpress.com