César Gutiérrez, autor de estas líneas
Agitación en su máxima expresión vemos esta semana en los medios de comunicación. La protección policial a un domicilio que corresponde a una persona natural sin cargo público, inexplicada por el Ejecutivo, que ha creado una gran crisis política y un horrendo caso de parricidio se llevan los titulares de la prensa en general. Momento propicio para estar atentos para que no pasen subrepticiamente decisiones de gobierno con connotación económica y que tengan naturaleza discutible, como lo son los megaproyectos que se van anunciando, siendo el caso de modernización de Refinería Talara el que más dudas deja.
La realización de la obra en los arenales norteños de Talara es una aspiración legítima de los ciudadanos de la región Piura, dada la gran expectativa creada irresponsablemente por el “humalismo”, sin tener idea cabal de lo que significa hacer un emprendimiento de las cifras billonarias que se han anunciado.
Antes de embarcarse en una obra de esta envergadura, debe quedar claro que la inversión de 3,500 millones de dólares, que corresponden a 2,700 millones en procesos de refinación y 800 millones a servicios auxiliares están dentro de los estándares del mercado, sin soslayar lo que se ha gastado desde el año 2006 hasta la fecha, período en que se ha intensificado el dinamismo del proyecto. Si estos montos no son de conocimiento público la legitimidad de lo que se pretenda hacer quedará en tela de juicio.
También debe explicarse las redundancias de tareas por parte de diversas empresas. Habiendo un supervisor como la venezolana Inelectra, se contrató a la empresa Tecnnip. Asimismo contando con la estatal Cofide de asesora financiera y el banco Societé Generale de estructurador financiero, ahora se comenta que se ha tomado a la organizacion Mckinsey. Éstas tres últimas tienen que ver con la conformidad de las cifras de negocios.
Con estas astronómicas cifras y con tantas ausencias de explicaciones, sería un despropósito que se acuerde un aumento de capital o una garantía soberana, a la petrolera estatal. La primera clarinada de alerta debe estar en la discusión de la ley de endeudamiento, a finales del presente mes de noviembre. Atentos contra las sorpresas debe ser nuestra consigna.