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Sábado 30 de noviembre 2013

Humala bajo la lupa

Por: Víctor Robles
Humala bajo la lupa
Foto: VRS

Dos hechos originados por el escándalo López Meneses han remecido esta semana desde sus cimientos al gobierno de Ollanta Humala, al apuntar ambos hacia la existencia de presuntos vínculos entre el presidente de la república y el operador montesinista.

El primero fue la declaración de Isaac Humala que confirma que López Meneses y su hijo se conocen desde que éste era cadete de la escuela militar. El segundo fue la declaración del mayor Ítalo Ponce quien asegura que el 2006 actuó como enlace entre Humala y López cuando éste se encontraba preso en el penal San Jorge. Ambos hechos tendrán que ser investigados por el Congreso de la República.

A ello se suma ahora el afán de la pareja presidencial de impedir que el Legislativo investigue a fondo el escándalo. Primero intentó que lo investigara la Comisión de Defensa controlada por su gente, ahora pretende diluir la investigación remontándola a 1990. Y para “bajar la noticia”  sacaron de la manga la restauración del Senado.

Si es verdad que la pareja no tiene vínculos con López Meneses, entonces ¿Por qué tanto afán en bloquear o mediatizar la indagación en el Congreso? ¿Por qué, si Humala conocía al montesinista desde cadete, niega ahora conocerlo? ¿Por qué fue cesado Adrián Villafuerte si Palacio era ajeno a la protección a López Meneses? ¿Por qué el coronel Oswaldo Zapata, tío de López y promoción de Humala, fue enviado al Comando Conjunto sin que éste lo solicitara?

Pero hay otros indicios que dejan traslucir un modus operandi montesinista en el Ejecutivo: El ascenso silencioso de los compañeros de promoción de Humala a los mandos del ejército, el hecho que la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) no detectara la aparatosa protección a López Meneses, el manejo de la DINI por el capitán Víctor Gómez, partícipe de la “gesta” de Locumba que cubrió la fuga de Montesinos; los ataques constantes de Humala a la oposición, su afán obsesivo en regalar dinero, comida y becas con “programas sociales”; y el proyecto reavivado de la reelección conyugal.

De otra parte, la reacción de Humala también suscitá suspicacias. ¿Por qué tardó una semana en dar la cara? ¿Por qué no respondió la pregunta que el país se hace: Quién ordenó darle seguridad al montesinista? ¿Por qué, para qué, a cambio de qué?

Lo positivo de la crisis ha sido la reacción vigorosa de las fuerzas democráticas contra el montesinismo, la cual demostró que nuestra democracia está más sólida de lo que muchos creen. Y lo más vergonzoso fue sin duda la reacción de la izquierda y los “garantes”, que se escondieron cuando la democracia fue puesta a prueba.

El Congreso debe aclarar ahora hasta dónde ha penetrado el montesinismo al gobierno. Si se confirma que Humala está comprometido deberá responder por ello en su momento. Mientras tanto, debemos sostener la gobernabilidad democrática y garantizar su continuidad.

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