Cuidado, señora Heredia

La esposa del presidente de la República, Nadine Heredia, está caminando desde hace tiempo en el filo de la ley, y al parecer no es consciente de los riesgos que implica ese juego, sobre todo en el Perú, donde la experiencia política nos enseña que  es muy peligroso.

El último acto han sido sus declaraciones sobre el gas de Camisea, en las que se arrogó una vez más las prerrogativas de portavoz del gobierno o del sector de Energía y Minas, sin tener legalmente ninguna de ambas.

Algunos voceros humalistas ha intentado justificar el accionar de la primera dama señalando que no se puede restringir su derecho a la libertad de expresión, un argumento tirado de los cabellos ya que nadie ha criticado las opiniones de la señora Heredia sino su reiterada  injerencia en los asuntos de gobierno.

El Artículo 123 de la Constitución dice que es atribución del Presidente del Consejo de Ministros “Ser, después del Presidente de la República, el portavoz autorizado del gobierno”. Es decir, el presidente Ollanta Humala y el señor César Villanueva, son los únicos portavoces del gobierno. No obstante, la señora Heredia asume de facto esa función para proyectar una imagen “presidenciable” con fines electorales.

Por ello es necesario recordarle a la señora Heredia que la Constitución no le confiere facultad de gobierno alguna a la esposa del presidente de la república y que el título de “primera dama de la nación” tampoco existe en la ley; es una denominación informal ideada solo para diferenciar socialmente a la esposa del jefe de estado.

Si la señora Heredia piensa que este es un asunto de meras formalidades se equivoca. En democracia las formas son fondo, por eso están consagradas de manera precisa en la Constitución y en el cuerpo legal de nuestro país.

En cuanto a los riesgos del juego, el Artículo 361 del Código Penal es claro: “El que, sin título o nombramiento, usurpa una función pública (…) será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de cuatro ni mayor de siete años, e inhabilitación de uno a dos años…”.

El poder hace perder la perspectiva de la realidad, por eso alguien debería recordarle siempre a la señora Heredia que su esposo dejará el poder dentro de dos años y medio, y que, si persiste en su actitud, en ese momento podrían acusarla de haber usurpado funciones.

Este escenario es altamente probable si el gobierno humalista sigue siendo beligerante con la oposición y alentando la persecución política y judicial desde el Congreso y el Ejecutivo mediante sus congresistas y procuradores.

Si Heredia fuese acusada y el próximo gobierno respaldase la acusación, la actual primera dama viviría una pesadilla porque ya sabemos cómo son los juicios políticos en el Perú

Si alguien le dice hoy que “no hay problema”, que el aparato judicial “está bajo control”, le miente, porque la debilidad institucional de la justicia hace que muchos jueces se sometan siempre a la voluntad del gobierno de turno. Estamos advertidos.