Maduro, la pérdida es irreversible

Las pasadas elecciones municipales han dado como resultado ganancias y pérdidas tanto para el oficialismo como para la oposición, más allá de las cuales estos resultados ameritan una lectura que, sin desconocer su importancia, se aleje del número de alcaldías obtenidas por cada quien.

En primer lugar,  lo que han dado en llamar una fiesta democrática, que no es más que un día normal en una democracia normal, puede que no se refiera a una democracia normal en su más pleno sentido. ¿Por qué felicitar a una institución que debe cumplir  con su función, como es el caso del CNE?  Por supuesto que quienes lo felicitan porque se sienten beneficiados con su conducta, supuestamente imparcial, celebraron el primer boletín, suerte de dudas, confusiones y temores evidenciados por Tibisay Lucena quien tuvo equívocos imperdonables, tanto en la lectura del mismo como en su tendencioso contenido.

El resultado numérico de este proceso se puede ver desde dos puntos de vista: el número de alcaldías y el caudal de votos que cada grupo obtuvo, cifra que, en un país polarizado, refleja  cómo se van moviendo las tendencias ciudadanas en cuanto al apoyo que dan al régimen o a quienes lo adversan. El resultado global habla de una incuestionable pérdida de espacio por parte del oficialismo. Ya el chavismo no es esa mayoría aplastante que en un pasado reciente fue y la oposición ha dejado de ser un reducto de escuálidos. A pesar del inmenso poder oficial, usado groseramente y con desparpajo, inédito en la historia republicana de este país, no logran superar el espacio capturado por HC. Caso contrario,  la oposición, con recursos cada vez más exiguos, incluidos los medios, mantiene una presencia que reta constantemente al oficialismo, que aún no ha podido exterminarla.

En el balance, la oposición mejora su presencia en cuanto al número y significación de las alcaldías ganadas. No obstante ello, su destino está cantado,  le harán la vida imposible negándoles sus recursos presupuestarios e imponiéndole el Plan de la Patria so pena de "ponerlos presos" si no acatan un modo de vida que no es compatible con la Constitución. Un vivo ejemplo de la orientación oficial es la designación de Villegas (aprendiz de urbanista) como ministro para la transformación de Caracas, cuya finalidad no es otra que ahorcar a Antonio Ledezma, objetivo que no pudo lograr La Sra. Faría.

Aparte del barril de petróleo, el gran recurso del oficialismo ha sido la figura del finado líder, el cual tratan de mantener vivo paseando su voz de juglar y tribuno sin lograr los frutos esperados. La revolución olvidó que los únicos muertos que se mantienen en el imaginario de los ciudadanos son santos y hacen milagros.

La estrategia para rescatar a la vapuleada clase media no fue exitosa pues el poder movilizador de los electrodomésticos no se hizo sentir, sí bien la gente compró a precios más bajos, luego fue a votar en contra del régimen. El problema no es dónde hacer la comida, sino los desaparecidos ingredientes requeridos para prepararla.

La sociedad democrática debe entender que la estrategia de la resistencia da frutos y que si bien hemos avanzado, se requiere mantener el expediente de la unidad y construir una mayoría evidente que, en esta ocasión, no debe ser reclamada por ninguno de los partidos o grupos que hacen vida en la MUD: ¡no es momento de locuras, ventajismos o mezquindades!

Nota publicada en eluniversal.com