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Viernes 13 de diciembre 2013

Las "obras" de los gobiernos locales

Por: Luis Gulman Checa
Las 'obras' de los gobiernos locales
Foto: peru21.pe

Cada vez que leo u oigo, tanto a las autoridades municipales como a los ciudadanos en general, promocionando o reclamando, respectivamente, las “benditas” obras; me vienen a la mente la larga serie de obras de verdad indispensables pero que, fatalmente, no requieren de fierro, cemento ni contratos millonarios; razón por la que no deben resultar atractivas.

Mencionaré, someramente, un listado de tareas (obras) que requerirían muy poco dinero y son de exclusiva y ¿obligatoria? responsabilidad de los gobiernos locales, las cuales, de ser ejecutadas con celo y esmero, contribuirían a mejorar superlativamente nuestra calidad de vida:

• Aplicación radical de la norma que prohíbe usar el claxon, imponiendo la multa correspondiente a la inmensa cantidad de conductores (a) descerebrados (a), que lo hacen sonar como si fuera música celestial. Esta norma también debería aplicarse a quienes instalan alarmas estridentes en sus vehículos, muchas de las cuales truenan cuando un perro orina en una de las llantas. ¿Acaso no existen las silenciosas que solo alertarían y molestarían al interesado?

• ¿Qué diferencia a los seres humanos de las bestias salvajes? Entre otras características la capacidad de razonar, lo que nos permite actuar civilizadamente cumpliendo los dispositivos y normas que ordenan nuestra vida comunitaria. Entonces, si hasta los burros son capaces de trasladarse sin guía alguna de la chacra a la casa del amo, ¿qué razón hay para que las personas, supuestamente con cerebros infinitamente más desarrollados, no crucen las vías por los pasos peatonales debidamente señalados en las esquinas, especialmente en las avenidas de alta circulación vehicular? No tengo duda que en un país auténtico, si un conductor liquidara a un peatón cruzando por un lugar no autorizado, ni siquiera se tomaría la molestia de mirar cómo quedó, ni mucho menos, por supuesto, sería tratado cual vil criminal, como sucede en nuestro país.

• A los vehículos de toda clase, ¿se les instala luces, delanteras y posteriores, de adorno, o son indispensables para posibilitar la circulación? A cualquier conductor medianamente normal jamás se le ocurriría circular ciego o tuerto, especialmente en horas de la noche. Entonces, ¿cómo diablos es que, a vista y paciencia de quienes deben imponer las multas o, mejor aún, internar inmediatamente estos vehículos en el depósito;  pululan, mayormente, motos, mototaxis y ticos sin luces de peligro y/o tuertos, sin ser reprimidos?

• Las aceras, ¿existen para que circulen los peatones o están ahí para que cualquier infeliz las use en su propio beneficio poniendo en peligro la vida de los transeúntes al verse obligados a lanzarse a la calzada para evitar los obstáculos que encuentra a su paso?  Por ejemplo, en la calle Callao, entre Libertad y Tacna,  inescrupulosamente se ha destruido la acera construyendo un plano inclinado para permitir el acceso de vehículos a un local comercial. ¿Y las benditas autoridades de Defensa Civil que gastan tiempo y dinero organizando simulacros, como si no tuviéramos cualquier cantidad de peligros reales a los que no dedican ni un segundo? Sin duda debe ser más lucrativo organizar simulacros que inspeccionar aceras eliminando las trampas tendidas a cada paso por personas  inescrupulosas.

• ¿Qué opinión le merece a usted, estimado lector, el espectáculo que ofrecen en la calle, tanto criaturitas ofreciendo caramelos en las esquinas como vagabundos miserables y asquerosos tirados en las aceras a cualquier hora del día o de la noche? Es probable y, también, lamentable, que nos hayamos endurecido tanto que tomamos ello como natural e inevitable. Pregunto, ¿acaso no sería una excelente obra municipal que estos deprimentes espectáculos desaparecieran de nuestro ámbito  sancionando duramente a los “padres” que explotan a sus hijos y atendiendo a los miserables vagabundos, respectivamente?

• ¿Es pecado tomarse sus “chelitas? Por supuesto que no, y menos cuando se hace en grupo y entre amigos. No obstante, cuando una recua de indeseables se instala a libar en la acera  a vista y paciencia de los transeúntes, ¿acaso no debieran ser reprimidos duramente por la autoridad competente?

• ¿Y los vendedores ambulantes desplazándose en motos o triciclos anunciando su mercadería con megáfonos estridentes?

 

Continúe usted, estimado lector.

Nota publicada en eltiempo.pe

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