Los políticos son como los pañales

Para los peruanos el 2013 ha sido un año con varios jalados y pocas aprobaciones. Ocupar el último lugar en la prueba PISA fue pésima noticia aunque a nadie sorprendió pues hace años galopamos en la cola. La eliminación para el mundial de fútbol de Río dolió en el alma, pues los 4 “fantásticos” de papel fueron una engañifa mayor. Cuando las chiquillas de vóley apuntaban a ganar el campeonato el sueño se derrumbó y agarramos un despintado cuarto lugar en el Mundial de Menores de Tailandia.  En la economía,  se estima que en el 2013 el PBI raspará el 5% de crecimiento y la exportación total caerá en   -10% respecto al 2012. Será por ello que, en el Ranking de Países Felices elaborado por las Naciones Unidas, pescamos el último lugar lo cual significa que somos el país más infeliz de América Latina. No disfrutamos, todavía, un gran triunfo para salir a las calles y dar rienda suelta a una alegría embalsada, por décadas.

Recientemente, en un desborde emocional el presidente Humala declaraba que las “niñas de mis ojos” son los programas sociales, expresión que requiere una explicación de alcance escolar. Las dádivas del gobierno (Qali Warma, Pensión 65, Juntos, entre ellos) son un paliativo que, con toda justicia, se concede temporalmente a las familias más pobres.  Pero el mejor y definitivo remedio contra la pobreza es tener trabajo  pues ello  permite a las personas conseguir crédito, incluso en la bodega de la esquina. Así pues los ojos, oídos, brazos, piernas y mente del presidente deben empeñarse en atraer inversión que acelere el crecimiento económico, generando nuevas industrias, negocios y empleos decentes, sostenibles que se llaman.

En la arena política mejor es pasar a todo trapo con un gancho en la nariz pues el barrio está lleno de basura. El congreso tiene apenas 7% de aprobación (cerca al error estadístico), evidencia contundente que la gente se muestra descontenta con la fauna de dirigentes hoy en vitrina. La verdad, piensan muchos, nadie pinta bien en el paisaje altamente tóxico de la política doméstica. Hace poco el pueblo salió a las calles para evitar la repartija y ahora se ve a dos ex-presidentes defendiéndose en el banquillo por supuestos hechos de corrupción y malos manejos. Ni hablar de los Urtecho y otros padres de la patria de bolsillo grande, boletas fraudulentas y asesores fantasmas. Cómo es la vida. El íntegro y valeroso Mandela saltó de la cárcel a la política, mientas nuestros políticos recorren lindamente el camino inverso, es decir, de la política a San Jorge. 

El nuevo premier tuvo la lucidez de pedir ministros líderes, no simples administradores de rutina. Pero la está haciendo larga para hacer cambios. En MINCETUR (responsable de gerenciar 40% del PBI) el liderazgo actual es anémico y la ministra ayuna de conocimiento del sector, no despierta ninguna chispa de entusiasmo en el gremio. Resulta crucial remontar la caída de las exportaciones con una smart promoción comercial en el exterior e inteligencia competitiva, mejorando el aprovechamiento de los TLC. Pero esa magna tarea no está a su alcance. Algo similar ocurre en PRODUCE, que no ha sabido aplicar modernidad a las mypes, las cuales siguen danzando en la informalidad, con resultados precarios. Últimamente, la Corte Suprema declaró la ilegalidad parcial del D.S. 005-20012 que regulaba la pesca de anchoveta. En cualquier otro país el ministro hubiera salido volando. Pero aquí, donde todo se puede, la autoridad ministerial sigue avanti.

Y esto que sólo hablamos de la “coyuntura”. Ni hablar de pedir a los congresistas que demuestren grandeza de visión preparando leyes que transformen la sociedad y posicionen a Perú  en la Economía del Conocimiento organizando, por ejemplo, una Comisión para las Generaciones Futuras, como existe en el Parlamento de Hungría. El IQ de nuestros políticos no da para más. Por ello, hay que promover nuevos talentos y provocar  la radical  renovación dirigencial pues, como dijo el cazurro Mark Twain, “los políticos son como los pañales, deben cambiarse continuamente. Por las mismas razones.”