Ante el pronto veredicto de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre el diferendo limítrofe entre Perú y Chile, se ha empezado a especular si la nación sureña cumplirá el fallo.
Seguramente Chile perderá parte de lo que usurpó, mientras que el Perú más bien recuperará parte del mar de Grau.
Olvidaremos que en el sur de Tacna, el territorio firme es peruano y si te lanzas al mar entras en aguas chilenas, por esa enojosa interpretación chilena de una falsa delimitación. En la delimitación de fronteras no caben costumbres, sino tratado explícito. Chile basa sus fronteras en acuerdos pesqueros, que no son tratados limítrofes.
Se espera un fallo favorable al Perú. En Chile ya un diputado cogido de los nervios pide que el fallo sea sometido a plebiscito.
Cuando dos naciones acuden a la Corte de La Haya para resolver un conflicto, se comprometen a cumplir la sentencia, que es inapelable y si algún Estado no quiere acatarla, entonces el otro Estado puede acudir al Consejo de Seguridad de la ONU, que puede dictar recomendaciones o medidas coercitivas para hacerla valer. Pueden ser bloqueo económico o ruptura de relaciones diplomáticas. Todo ello está contemplado en la Carta de la ONU. El que no cumple será convertido en un país paria, en un delincuente internacional.
Por primera vez Chile comprenderá que el uso de la fuerza no da derechos, por primera vez Chile comprenderá que de nada le servirá su inmenso arsenal de juguetitos bélicos. Chile por algo ha sido considerado en la historia como un mal vecino y no me refiero solo por el Perú, sino también por Argentina y Bolivia.
Hay antecedentes de algunos países que no acataron un fallo de la Corte. Estados Unidos perdió ante Nicaragua, el caso fue al Consejo de Seguridad y él mismo vetó las sanciones, pero poco después arregló con la nación centroamericana. Marruecos invadió el Sáhara Occidental contraviniendo un dictamen de La Haya y hasta ahora la ONU no hace nada.
Colombia no cumple el fallo con Nicaragua, con respecto a su diferendo marítimo. Tarde o temprano tendrá que acatarlo. No se puede vivir al margen de la legalidad.