Banner Tuvivienda
Jueves 25 de abril 2024   |   Contáctenos
REDES SOCIALES
Lunes 06 de enero 2014

Libertad de prensa y acaparamiento de prensa

Por: Jorge Rendón Vásquez
Libertad de prensa y acaparamiento de prensa
Foto: Difusión

La libertad de prensa es la facultad de publicar algún medio de prensa escrita, oral, audiovisual o informática, y de expresarse a través de él, y es también la de elegir, ver, escuchar y leer los medios de prensa.
 
El acaparamiento de la prensa es la concentración de los medios de prensa por un grupo minoritario de personas.
 
En el límite, ambos conceptos son opuestos: no podría haber libertad de prensa si ésta se hallara acaparada por una persona o un grupo.
 
Este asunto podría ser enfocado desde dos puntos de vista: desde el de los propietarios de los medios de prensa, y desde el de los ciudadanos sin capacidad para poseerlos.
 
La libertad de publicar algún medio de prensa es la faz activa de esta libertad. Hipotéticamente pertenece a todos; en la práctica queda reservada a quienes poseen los recursos económicos para crear y mantener algún medio de prensa.
 
Es evidente que al haber acaparado en nuestro país el 75% de los periódicos un grupo económico, éste ha acumulado ese porcentaje de libertad activa de prensa escrita. El 25% restante queda para los grupos poseedores de otros periódicos.
A juicio de los titulares de ese 75%, tal concentración es legítima por las libertades de mercado y de contratación, reconocidas por la Constitución (arts. 58º y 62º).
 
No lo es, sin embargo, a tenor del artículo 61º de la Constitución que, por su especificidad, se aplica con preferencia.
 
El artículo 61º prescribe: “La prensa, la radio, la televisión y los demás medios de expresión y comunicación social y, en general, las empresas, los bienes y servicios relacionados con la libertad de expresión y de comunicación no pueden ser objeto de exclusividad, monopolio ni acaparamiento, directa ni indirectamente, por parte del Estado ni de particulares.”
 
Por lo tanto, la exclusividad y el monopolio, que implican la propiedad de todos los medios de comunicación social por una sola persona o grupo, están prohibidos de plano.
 
En cambio, el acaparamiento se determina por una mayoría porcentual de los capitales invertidos en los medios de comunicación social. A falta de una ley especial sobre este concepto, el artículo 61º de la Constitución no podría dejar de ser aplicado, puesto que es imperativo per se. Se debe concluir, en tal caso, que prima facie hay acaparamiento cuando los capitales invertidos en cada clase de medios de comunicación social (prensa, radio, televisión y otros) exceden del 50% de la totalidad de los invertidos en esos medios.
 
El establecimiento de un porcentaje máximo de concentración de los medios de prensa en poder de un grupo corresponde al Congreso de la República por el artículo 70º de la Constitución que dispone: “El derecho de propiedad […] se ejerce en armonía con el bien común y dentro de los límites de la ley.” El bien común es aquí el interés de la sociedad y de los ciudadanos de acceder a una pluralidad de medios de comunicación social y de evitar la manipulación de la conciencia o la opinión  pública practicada por un grupo acaparador.
Un límite máximo prudencial de propiedad de cada gama de medios de prensa sería el 30%.
La influencia decisiva de la prensa, a la que Edmund Burke había llamado el Cuarto Poder ya en el siglo XVIII, es un hecho social, político y económico predominante, capaz de anular la libre determinación de los ciudadanos.
 
Es claro que, desde el punto de vista legal, no habría impedimentos para que cualquier persona o grupo con el capital suficiente pudiera crear nuevos periódicos, los que teóricamente podrían sobrepasar la importancia de los acaparados. En la práctica, sin embargo, esta posibilidad es rara, por la magnitud del capital requerido y la limitación del mercado. En todos los países los medios de prensa son, por ello, contados, y los nuevos demandan una inversión al alcance sólo de grandes grupos capitalistas.  
 
El otro enfoque de la libertad de prensa es el de los ciudadanos, de a pie, digamos, sin los recursos para crear periódicos y a quienes cabe sólo la libertad pasiva de escoger entre los medios de prensa publicados, y de leer o escuchar la información que ellos les suministren. Esta libertad pasiva es de hecho una libertad restringida. Les está vedada la libertad de expresarse a través de los medios de prensa, salvo si poseen los recursos exigidos por los periódicos para publicar sus opiniones o denuncias como avisos pagados.
 
En ciertos periódicos, ni pagando los avisos a la tarifa fijada es posible publicar algo sin contar con la aquiescencia de los directores o propietarios
 
La libertad de prensa pasiva tiende a equilibrar a la libertad de prensa activa cuando hay una vasta pluralidad de medios de comunicación social.
 
En realidad, la libertad de expresarse a través de los periódicos es exclusiva de los propietarios de éstos. Por la dependencia jurídica laboral, sus periodistas carecen del derecho de escribir lo que deseen, salvo pacto estipulando otra cosa. Obedeciendo las instrucciones de los propietarios, los estados mayores de los periódicos pueden ensalzar hasta la apoteosis a un político, un artista, un literato, un deportista o cualquier otra persona que alcance cierta figuración, dedicándoles espacios ilimitados y hasta páginas enteras o, a la inversa, erosionar su prestigio hasta dejarlo en ruinas. Algunos literatos y artistas sólo existen como celebridades artificiales por el poder mediático para cubrir el frente de entretenimiento cultural con vacuidades renovadas, dirigidas a un público aprestado cotidianamente para la asimilación de ese material. Es la cultura actual típica de la derecha. Otros literatos y artistas no existen simplemente, con prescindencia de su valor, si los dueños de los medios de prensa los condenan a no nacer en la opinión pública.
 
El campo predilecto de intervención y manipulación del poder mediático es obviamente el de la política. Un director del diario más antiguo del Perú se jactaba de poner y derribar presidentes de la República, afirmación no exagerada que el poder mediático sigue llevando a la práctica mediante su influencia en sus lectores, oyentes y telespectadores, quienes, finalmente, se avienen a pensar bien o mal de tal o cual político, o de sus declaraciones y realizaciones lícitas o ilícitas, reproduciendo la orientación instilada por los páginas de los diarios y las pantallas de televisión.
 
En 1985, cuando los grupos de la izquierda tenían aún la posibilidad de atraer a una parte importante del electorado, un diario que entonces se presentaba como de centro izquierda y recibía avisos pagados, no publicaba sencillamente los de ciertos candidatos de esta orientación o los relegaba a páginas posteriores o a otros días. La razón: el director del diario era candidato a una representación por un grupo de Izquierda Unida y no quería obviamente que con el voto preferencial otros candidatos le restaran posibilidades a él y a sus aliados. Los periódicos de derecha se negaban simplemente a recibir los avisos de los candidatos extraños a su tendencia.

Sólo unos cuantos periódicos rompen en nuestro país el esquema del acaparamiento de la libertad de opinar y publicar.
 
Entre ellos destaca el diario La Primera por su apertura a una información veraz y no sesgada y a nuevas voces críticas, gracias a un esfuerzo económico extraordinario.

Para los ciudadanos de a pie la prensa digital se ha abierto como una vía de expresión, aún no censurada, felizmente, que tiende a multiplicar el número de sus lectores por la posibilidad de relanzar en cadena la información recibida. Basta disponer de una computadora y de instrucciones apropiadas para acceder a bibliotecas desbordantes de conocimientos de toda clase y para difundir en el espacio cibernético información, opiniones, investigaciones, relatos y hasta novelas íntegras en mensajes, periódicos diagramados, páginas web y blogs con la expectativa y la satisfacción de ser leídos. Son funciones de la ciencia y la técnica al servicio de la libertad de prensa activa y pasiva.

Participa:
Valorar
Cargando...
COMENTARIOS
0 comentarios
2018 Grupo Generaccion . Todos los derechos reservados    |  
Desarrollo Web: Luis A. Canaza Alfaro    |    
Editor de fotografía: Cesar Augusto Revilla Chihuan