César Gutiérrez, autor de estas líneas
Tomada la decisión a nivel de comisión de fiscalización del Congreso de la República de denunciar al ex presidente Alejandro Toledo, ante el ministerio público, queda a potestad del pleno de hacer lo mismo o denegarla. Obviamente la suerte del mandamás de la “chakana” queda en manos del “humalismo”, liderado formalmente por Nadine Heredia. La pregunta es ¿hasta qué punto le conviene el blindaje al denunciado? Pienso que lo mejor es no aceptar acuerdo alguno con las huestes del gobierno y seguir el periplo judicial.
Las razones que sustentan mi afirmación no son pocas. La primera es que políticamente es demasiado costoso ser exonerado por el Legislativo, para el ciudadano queda clarísimo que sería parte de un canje para eludir responsabilidades. La segunda es que la hipoteca para defender medidas progubernamentales que asumiría Perú Posible hasta el término de este mandato, le restaría cualquier posibilidad en las elecciones regionales y locales del 2014 y las del Congreso del 2016, porque presidenciales no tienen expectativa alguna. La tercera es que una denuncia a este nivel ayuda mucho al afectado a decir que fue un ajuste de cuentas político, lo que es perfectamente vendible a nivel internacional. La cuarta es que en los vericuetos del Poder Judicial siempre hay atajos jurídicos para salir airoso, en procesos que son de largo aliento como éste. La quinta es que le quitaría a los peruposibilistas la facultad de oponerse a la candidatura de la señora Heredia, que hoy es toda una realidad y que la mayoría de los peruanos no ve con simpatía.
Una manifestación pública de no hacer pacto con el oficialismo, sería un gambito que les quitará protagonismo a los acusadores, cuya mejor rédito sería un debate largo donde todas las contradicciones de Toledo sean exhibidas. Contra más extenso sea el debate y la resonancia mediática, el desgaste será mayor para el “hombre de Cabana” que con mucha circunspección siempre fustigó a apristas y fujimoristas por la corrupción y que por tal motivo se la tienen jurada.
Es evidente que el mejor escenario es ir a litigar en los tribunales, pero ello requiere determinación y valentía para tomar riesgos, al final eso es lo que le espera de un buen político, la lucha permanente.