Una miradita a la inmigración

Este nuevo año 2014, también, entre otras muchas cosas, nos trae que algunas personas sigan con los deseos de emigrar; en otras recién despierta en ellos este deseo. Es bueno buscar las mejoras personales en el buen sentido mientras se esté en este mundo, pero hay proyectos de vida como la inmigración que representan todo un reto por sus características e implicancias.

Cuando se logra de alguna manera realizar este proyecto, unas veces buena y otras arriesgando y poniendo en peligro la integridad física y la vida misma, vienen otra serie de causas con las cuales, si bien es cierto ya se tomaban en cuenta, es diferente a cuando se tiene que vivir la nueva realidad.

El cambio radical en la forma de vivir, el alejamiento de los seres queridos, esa separación que mata y que algunas de las veces lamentablemente ocasionan estragos en las uniones y las relaciones. Esas batallas de comienzo para lograr encontrar trabajo, que algunas de las veces se tornan en pesadillas, y que al contario de aquellos reportajes televisivos que nos muestran a peruanos triunfantes, logrando el sueño americano. Debo decirles que son la excepción, pues, la inmensa mayoría, por no decir todos, se someten al agobiante sistema de trabajo y a la esclavitud del tiempo, en un mundo ajeno.

Esperando y buscándose entre peruanos para hacer lo que precisamente les acarrea más sufrimiento; la nostalgia y el recuerdo. Y entre trago y trago celebrar con algarabía y llanto, toda fiesta de la patria que dejaron y todo lo que el alma les reclama. Su mundo no es ese, su mundo y sus estructuras son de acá, aunque algunos alcancen su propia realización, el común denominador sigue siendo el de siempre; la tierra pesa, tu tierra nunca te suelta.

Y saben que, a pesar de haber construido ya un nuevo mundo, casi siempre se desea regresar aunque sea un ratito, para mostrar a quienes se quiere, las cosas que se han hecho o decirles que se está bien, bueno, mientras se sea joven, digo yo. Una vez viejo la cosa es otra, y el corazón aprieta.

¿Existe el verdadero o el inmigrante puro? Deben saber que este es el que logra adaptarse completamente al nuevo mundo, sin celebraciones  ni extrañezas, menos nostalgias. El que no busca a sus coterráneos o paisanos para el abrazo y la búsqueda de ese algo que en ese momento no se tiene. El que cuando procrea, deja que los hijos lo sean, y no les mantienen amarrados de alguna manera a ese mundo que se dejó ¿Difícil y duro, verdad?

Ni que hablar de aquellos que se quedaron y vieron a sus amados partir y resignarse a tenerlos lejos. Estas entre otras muchas son las especiales características del inmigrante en general, sin mencionar a los casos que representan la excepción, esos son otra cosa.

Ah, no podía dejar de mencionar el vía crucis y la fría sensación causadas por la ilegalidad. Al margen de lo dicho, aquí algunas cifras: Existen aproximadamente, 2 800 000 inmigrantes, de esta cifra, más del 73% son de los sectores C, D y E. Sus remesas representan aproximadamente el 1,8 % del PBI y el 87%  no tiene ciudadanía norteamericana. Demás está decir el impacto que tiene en la economía nacional y en miles de hogares peruanos. Ojalá que cada vez mejoren las condiciones para que estos compatriotas aligeren la pesada “mochila” que les ha tocado cargar, mejor dicho que han elegido cargar.

*Analista e investigador social

Nota publicada en eltimpo.pe