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Lunes 27 de enero 2014

Dialogar con Maduro es inútil

Por: Fernando Ochoa Antich
Dialogar con Maduro es inútil
Foto: diariolavoz.net

Lo digo con  preocupación. Dialogar en política no es sólo conversar,  es lograr un acuerdo de gobernabilidad, en el cual se cede en aspectos ideológicos y programáticos para poder  lograr el respaldo de sectores que piensan diferente al que ejerce el poder. Eso ocurre sólo en circunstancias muy particulares, como respuesta a una crisis nacional de gran magnitud que puede llegar a comprometer la estabilidad del gobierno y de la propia sociedad. La pregunta que debemos hacernos es si realmente Venezuela, en este momento,  se encuentra en una situación de tanta gravedad como la que he planteado. Estoy convencido de que sí. Es verdad, que durante estos quince años de gobierno ha existido un gran enfrentamiento nacional, pero el chavismo tenía suficiente fuerza para controlar la situación. Esa circunstancia ha cambiado drásticamente...

Esta verdad fue claramente ratificada por Nicolás Maduro en su curioso mensaje anual. Afirmar que su gobierno está amenazado por acciones de la extrema izquierda y de la extrema derecha es una denuncia muy preocupante. Lamentablemente, este delicado señalamiento no fue suficientemente aclarado por el gobierno nacional. De todas maneras, varias acciones tomadas posteriormente por Maduro indican el riesgo que significa esta acusación. Designar a los generales Manuel Gregorio Bernal Martínez e Iván Rafael Hernández Salas, después de ejercer la jefatura y subjefatura de la Casa Militar, para las direcciones del Sebin y de la DIM, no es una decisión tomada a la ligera y tiene que relacionarse con la amenaza señalada. Lo curioso, fue la convocatoria a dialogar con la oposición.  Se hizo, pero no se le dio importancia...

La mejor demostración de esta realidad han sido los radicales planteamientos ideológicos mantenidos por Maduro en sus últimas intervenciones públicas. Pareciera que el acercamiento con la oposición, en lugar de ser un elemento fundamental en la estrategia establecida por el régimen para enfrentar las graves amenazas señaladas, sólo se utiliza para presionar a la oposición de tal manera que se vea obligada a dialogar con el régimen para evitar ser señalada como responsable de la inseguridad, de la inflación, y de la escasez de productos de primera necesidad. En definitiva, esta contradicción sólo se puede explicar de dos maneras: Maduro, no le da la suficiente importancia a esas conversaciones o sencillamente, no tiene la fuerza requerida para imponer una política independiente que permita enfrentar la crisis.

Esta conclusión, es lo que me obliga a afirmar que dialogar con Nicolás Maduro es inútil. No existe en el gobierno nacional una real  percepción de la profundidad de la crisis que enfrenta y de la poca fuerza que realmente tiene. Un acuerdo político, que en verdad quisiera encontrarle solución a los complejos problemas nacionales, plantearía un conjunto de acciones para iniciar un proceso de transición que ayudara a superar la absurda hegemonía que ha tratado de imponer el chavismo y que buscara crear un verdadero sistema político para facilitar la alternancia republicana. Reflexionemos sobre un conjunto de medidas que, sin mayores esfuerzos, podría ofrecer Nicolás Maduro y los sectores del chavismo que lo apoyan, con el fin de lograr alcanzar ese necesario acuerdo político para poder enfrentar la peligrosa crisis nacional.

Una medida, que recibiría un caluroso respaldo nacional, sería liderar la aprobación por la Asamblea Nacional de una  ley de amnistía para los presos y los exiliados políticos. La autoridad moral que obtendría Nicolás Maduro le permitiría establecer, mediante la elección de los nuevos integrantes de los  poderes públicos, las condiciones políticas para que, al final del período presidencial, pudiera ocurrir en Venezuela una verdadera alternancia republicana. Yo viví en México, el esfuerzo que hizo Ernesto Zedillo para transformar "la dictadura perfecta del PRI", que tenía  70 años de vigencia, en un régimen democrático alternativo que permitió el triunfo del PAN. Zedillo es, junto a Madero, la figura más importante de la historia mexicana del siglo XX. Ojalá, Maduro tuviese esa visión de la historia. Lamentablemente, no lo creo. Dialogar con Maduro es perder el tiempo.

Nota publicada en eluniversal.com

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