La Unión Europea y Ucrania

Duras protestas de los que tienen muy claro que lo que hoy está en juego es su vida en libertad

Si las acciones de los gobiernos y de gran parte de la dirigencia de los pueblos no reflejan en todas las circunstancias su decisión de sostener y defender realmente su libertad y dignidad como personas, jamás les conducirán a estadios superiores de bienestar espiritual y material. Por lo contrario, todo el tiempo procurarán su sumisión.

No son sus palabras ni sus promesas per se, independientemente de cuantas veces las repitan, las que abren los caminos de los pueblos hacia la afirmación institucional de su realización en libertad y con el respeto de su dignidad como personas, según su querer y empeño. Lo que verdaderamente importa son la solidez y claridad de las convicciones de sus líderes al respecto: sobre el bien real de la comunidad y los valores que no son negociables.

Así, concluida la Segunda Guerra Mundial e iniciada la reconstrucción de los países europeos envueltos en el conflicto bélico, gracias a la existencia de un grupo de líderes que satisfacían plenamente tales condiciones -convencidos de la necesidad de impulsar un mundo en el que se respetaran la libertad y la dignidad de la gente- se puso en marcha el proceso de integración de países europeos que con el tiempo desembocó en la actual Unión Europea.

Los valores

Todo ello, en un discurrir durante el cual se ha sostenido el propósito fundacional de sus promotores de crear una comunidad de pueblos en cuyas organización y acciones prevalecieran siempre los valores intrínsecos a la persona humana, a fin de generar una sociedad en la que todos sus miembros -a partir de ese compromiso- pudieran conjuntamente procurar su bienestar en libertad, sin menoscabo de la de nadie, sino por lo contrario contribuyendo de manera franca a la salvaguarda de la de los otros.

Esa ha sido la base del éxito de la UE, como modelo cierto de integración de los que quieren vivir y trabajar en libertad, en paz y con justicia, sin sobresaltos internos. La Unión a la que manifiestamente la mayoría del pueblo de Ucrania, que desea despejar su futuro de toda idea de sumisión, quiere incorporarse y que estando el país listo para hacerlo su gobierno -el de Yanukóvich- ha impedido, para favorecer la reconstrucción de la extinta Unión Soviética. Lo que ha llevado a las duras protestas de los que tienen muy claro que lo que hoy está en juego es su vida en libertad.

Es de esperar que quienes dirigen el mundo que vive en libertad, frente a los que se reúnen para enmascarar su supresión, no dejen solos a los ucranianos, que hoy participan en una desigual lucha por su libertad.

Nota publicada en eluniversal.com