El 25 de enero de 1992, Andrés Sosa Chanamé, militante del MRTA, fue asesinado a balazos por un grupo armado terrorista cuando salía de su casa en Villa El Salvador. En uno de sus bolsillos, la policía encontró una carta escrita de puño y letra por Sosa, en la que éste culpa de su muerte a Víctor Polay Campos, Miguel Rincón, Yehude Simón y José Álvarez, cabecillas y miembros del MRTA.
Sosa fue declarado “traidor”, y condenado a morir, porque se opuso a que el partido Patria Libre sea la “fachada” del MRTA. Antes de morir, Sosa le contó al periodista César Lévano que tuvo que cederle a Simon la jefatura de Patria Libre, “por presión de Polay, bajo amenaza de muerte”.
El 27 de enero, la revista Cambio, dirigida por Yehude Simon y vocero de Patria Libre, publicó un artículo en el que justificó el crimen diciendo que Sosa había sido un “delator” y que esa organización terrorista solo “había aplicado sus estatutos” al asesinarlo.
Bajo la dirección de Simon, Cambio publicaba “en exclusiva” todos los ataques y atentados terroristas que realizaba el MRTA en el país, inclusive con fotografías. Y los justificaba todos, por cierto.
El 28 de enero, al conocerse la carta póstuma de Sosa, Simon convocó a una rueda de prensa en la que negó cualquier responsabilidad en el homicidio, pero no pudo ocultar su desprecio hacia la víctima al declarar: “Sosa más vale muerto que vivo porque políticamente no significaba nada”.
En esa misma conferencia, Simon afirmó lo siguiente: “el MRTA siempre respeta la vida y en ningún momento ha matado a dirigente alguno, ni a personas defensoras de los intereses del pueblo”. Cuando dijo esto, el MRTA ya había cometido crímenes abominables contra personas inocentes: asesinatos, secuestros, torturas, etc.
En 1985 lo vi, en Chiclayo, mirando con desprecio a Alfonso Barrantes cuando éste pronunciaba un discurso firme contra del terrorismo. Y muchos periodistas recordamos aún como Simon, siendo diputado (1985-1990) fue un ardoroso defensor del terrorismo en los debates parlamentarios.
Simon tampoco debería odiar a Fujimori porque el ex presidente se compadeció de él y quiso indultarlo, pero no pudo porque la Dircote le demostró que aquel integró la cúpula del MRTA y la Ley prohibía ese beneficio para los cabecillas terroristas.
Yehude Simon tiene legítimo derecho de reconstruir su vida y de enmendar sus errores del pasado, pero debe hacerlo a partir de la verdad o de lo contrario jamás podrá desligarse de su pasado terrorista. Debe hacer un esfuerzo de honestidad, solo así entenderá el valor de la verdad.