El arte de embarrar

Una forma no tan moderna de descalificar consiste en “embarrar”. Este barro contiene siempre una mentira o una verdad a medias, que a veces resulta peor porque confunde y parece difícil de rebatir.
Se suele “echar barro” a las situaciones y a las personas cuando éstas generan una situación que a alguien incomoda y que es preciso destrozar pronto. Por eso siempre hay que estar atento para que no nos engatusen y nos arrastren de las narices.

Hay en Tacna una campaña empeñada en demostrar que se ha perdido con el fallo de La Haya. Como la solicitud peruana no ha sido atendida totalmente, se afirma que “hemos perdido”. La calculada incapacidad para discernir que una cosa es NO GANAR y otra muy distinta es PERDER, alimenta la estrategia de quienes están en este juego.

La otra perversa jugada consiste en diferenciar Tacna del Perú. Poco o nada importa que 50,000 km2 sean ahora mar soberano de nuestro país. Lo que señalan es que “Tacna no ha ganado nada” como si Tacna no fuera peruana, además de exagerar alarmas y especulaciones en torno al triángulo terrestre cuya controversia data del 2001.

Detrás de todo esto hay una alianza extraña en la que no faltan los tontos útiles. Hay opiniones radiales que gustan hacer alarde de su poder e influencia aunque sacrifiquen valores heredados. Otros, en emisoras penosas, haciendo flamear su ignorancia y atacando a los gobiernos que han conducido este proceso. Y allá otros, extraviados en un discurso chauvinista y foráneo, que incluye reivindicaciones étnicas.

Ninguna lealtad es mayor al Perú que la de Tacna. Atentos a que nadie embarre su peruanidad acrisolada.