Ha roto con la pasividad de los venezolanos ante un modelo extraño para conducir la nación
Pareciera que la vocación de luchador social es patológica. De hecho no todos la poseemos. Requiere, entre otras cosas, coraje. Por semejante prolegómeno pasa la decisión de Leopoldo López que hoy recorre al mundo. Ha roto con la pasividad de los venezolanos ante un modelo extraño para conducir los destinos de la nación. Retó a un gobierno amarrado al ejercicio del poder por casi 2 décadas. Edad, 37 años.
La lucha política de este joven caraqueño formado en EEUU genera interrogantes: 1. Tendrá coraje, 2. Posee liderazgo, y 3. Su heroico gesto contribuirá a la reconstrucción de Venezuela.
Para la lingüística coraje deriva de Cor, corazón en latín y éste del griego Kardiay la palabra liderazgo define incentivar a los demás para que trabajen en forma entusiasta por un objetivo común. Quien ejerce liderazgo se conoce como líder. Por lógica para este último status, además de formación, como se dice, en criollo, hay que tenerlas bien puestas.
Las apreciaciones son pertinentes en un país políticamente desarticulado donde se censura a la oposición por no tener un liderazgo, preguntándonos si el heroico gesto de este joven político lo habrá catapultado como el líder que se anda buscando.
Es duro expresarlo, pero las dudas pasan por la tolerancia de un pueblo que pareciera haberse entregado a la restricción de sus derechos y que Dios quiera Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma hubiesen estimulado a la protesta cívica y permanente y en la calle. Como indignados.
Una descripción de Leopoldo a la luz de la lingüística pudiera ser que su madre Antonieta puso el Cor y el padre el Kardia. Su esposa Lilian una integración para un marido con el corazón y el ánimo exaltados contra el maltrato a una nación noble.
Nota publicada en eluniversal.com