Jueves 18 de abril 2024 | Contáctenos
Grover Pango, autor de estas líneas
En la Venezuela de estos días pasan cosas que no debieran ser simples noticias sobre un problema cuyo resultado no nos concierne. Lo que pasa allí está documentado por imágenes, redes sociales y por cualquier llamada telefónica. No podemos dejarlos solos.
Algunas declaraciones nos ayudarán a demostrar por qué nos duele Venezuela. El joven Basill Da Costa escribió en su twiter la noche previa al 12 de febrero: “éste que está aquí sale a marchar mañana sin miedo”. Salió a marchar y un balazo le segó la vida. Hoy ya van 13 muertos.
El cantante uruguayo Jorge Drexler publica una carta de una prima suya que vive en Venezuela. Ella dice: “que si en Venezuela no hay ni pan ni medicinas ni leche no es porque Obama está conspirando día y noche contra nosotros.” Y agrega “somos perfectamente capaces de hundir económicamente un país sin ayuda de ninguna transnacional imperialista.”
El general Angel Vivas está atrincherado en su casa y se niega a ser detenido. Vivas dice que Venezuela "es el caso de violación masiva de derechos humanos mejor documentado en la historia gracias a las redes sociales".
Entre nosotros, los comunistas prediluvianos del Frente Amplio defienden a Maduro porque las protestas buscan “la reversión de las conquistas sociales y de independencia nacional de 15 años de gobierno popular".
Al final dejo las palabras del secretario general de la OEA. Asómbrense nomás: “los que deben lograr ese acuerdo (el del diálogo) son los venezolanos, antes que sea demasiado tarde.” Y si “ya no hay confianza en nadie” podrían intervenir. Espero le cuenten cómo cayó Fujimori y cómo intervino la OEA.
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