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Viernes 28 de marzo 2014

Desinteligencias en gasoducto sur nos costará 336 millones de dólares

Por: César Gutiérrez
Desinteligencias en gasoducto sur nos costará 336 millones de dólares
Foto: Difusión


César Gutiérrez, autor de estas líneas


Una vez más los consumidores pagaremos la cuenta de decisiones tardías

Trajinado hasta el hartazgo, el gasoducto de la región sur es una historia de nunca acabar, ya han pasado más de cinco años y medio desde que se anunció por el entonces presidente Alan García, con firma de contrato incluido a la empresa Kuntur. Su sucesor, Ollanta Humala, volvió a redituar la faena del líder aprista y desde Quillabamba, hace dos años, con monumento al tubo incluido, lo volvió a anunciar como un hecho. Ocho meses después desandando lo pregonado, presentó un nuevo modelo de negocio, hoy denominado gasoducto sur peruano. A mí en lo particular este esquema me gusta más que el anterior pues no deberá costarle al fisco, lo cual es un avance pues estamos hablando de una inversión del orden de 3,000 millones de dólares, que deberá ser pagado por los demandantes del gas y los consumidores eléctricos.

Sin embargo el entusiasmo “humalista” y de su ex ministro de energía y minas, Jorge Merino, propio de ser legos en la materia, les llevó anunciar diferentes fechas de inicio de obras, que por supuesto nunca se cumplieron y hoy existe la enésima promesa de otorgar la buena pro, el próximo 30 de junio, estableciéndose el inicio de operación comercial para cuatro años después del cierre de contrato, que se estima que se podría dar dos meses posteriores  de conocer al ganador, con lo cual la botella de champagne sería rota recién en setiembre del 2018, o sea cuando el Ollanta Humala sea historia, salvo que Nadine Heredia se elija y decida llevarlo en calidad de consorte de gobernante a la inauguración.

La lógica del negocio se ha ido perfeccionando en el tiempo y hoy se ha creado una demanda potencial de gas natural con las dos termoeléctricas de ciclo simple de 500 MW cada una, que estarán listas para operar en mayo del 2016 por la empresa Kallpa, en la ciudad de Mollendo y una similar un año después en la ciudad de Ilo, a cargo de Enersur, propiedad de la francesa Suez Energy. Este par de centrales es lo que se ha llamado muy pretenciosamente Nodo Energético del Sur.

En estas condiciones hay un desfase entre la puesta en operación comercial del gasoducto-estoy suponiendo que contarán con el energético- de 29 meses en el caso de la planta de Kallpa y de  17 meses la de Enersur. Mientras tanto ambas termoeléctricas deberán operar cuando sean requeridas con combustible Diesel 2 (D2), para lo que se ha exigido que las unidades de generación puedan usar diesel o gas natural, lo que en la jerga de los profesionales de electricidad les dicen plantas duales.

Lo  importante es lo que significará al consumidor eléctrico este desfase de tiempo, pues seremos los que pagaremos la cuenta del precio del combustible. Obviamente será más costoso operar con D2 que con Gas Natural (GN). En esta línea de pensamiento vale la pena hacer cuentas, para ello partiré de una premisa que resulta razonablemente válida, que las plantas operarán solo en el horario punta y durante un máximo de tres horas diarias, durante 29 meses en el caso de Kallpa y 17 meses en el caso de Enersur.

Las cifras son más que impresionantes. Una planta de 500 MW a D2, trabajando durante 3 horas diarias al 80% de su capacidad máxima, que es el régimen de consumo típico, consumirá 91, 200 galones diarios, que al mes significarán 2.73 millones de galones mensuales. Para que tengan una idea del volumen, basta mencionar que representa el equivalente a 300 cisternas de 9,000 galones circulando, o sea un convoy que ocuparía 15 cuadras. El costo de este combustible hoy es de 3.25 US $/galón, y generaría una cuenta del orden de 8.9 millones de dólares/mes. Mientras que el mismo servicio en el mismo régimen de operación costaría tan solo 1.6 millones de dólares al mes con GN.

Si extrapolamos las cifras mensuales en 29 meses para el caso de Kallpa, en D2 se gastaría 258 millones de dólares y en GN tan solo 46 millones. Sobreprecio de 212 millones de millones de dólares. Si hacemos el mismo cálculo para Enersur, que tendrá 17 meses de operación en esas condiciones el egreso ascenderá a 151 millones en D2 y de 27 millones en GN, aquí el sobreprecio será de 124 millones. Y en total ambas centrales significarán al consumidor peruano, nada menos que 336 millones de dólares de sobrecosto.

En conclusión, el plazo de inicio de operaciones del gasoducto sí que es trascendente y en la licitación organizada por Proinversión deberá ser una variable de competencia, o de lo contrario dígannos señores del gobierno ¿quiénes pagarán la cuenta? Los usuarios eléctricos ya pagamos: fondo de compensación social eléctrico, electrificación rural, grupos de emergencia, reserva fría, energías renovables, ahora nos tocará el gasoducto y por añadidura el combustible, consecuencia de su improvisación. No señores: ¡ya basta!

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