La Cantaleta

Grover Pango, autor de estas líneas

A veces cuesta aceptar lo que se lee. El exprimer ministro Juan Jiménez Mayor concede una entrevista a un diario bastante amigo del régimen. Allí hace desesperados esfuerzos por desvirtuar lo que por otra entrevista, con la esposa del presidente de la República, se ha generado en el país.

El argumento central es que lo dicho por la señora es culpa de todos los demás, menos de la señora. Denuncia que la entrevista fue una emboscada, que de eso no se debe ocupar la revista, que hay una falta ética del periodismo y que todo el Perú ya está harto de la CANTALETA contra la señora. Entre una cosa y otra se espanta porque hay empresarios que -se dice- se han entrometido intentando acallar a la prensa. Pero se olvida que lo que pretendían esos empresarios era hacer justamente lo que él quiere: impedir que se lea y entienda lo que registra la entrevista.

Salvo en los tribunales y bajo juramento, nadie está obligado a responder acerca de lo que considera que no debe. Los entrevistados seguros de sus convicciones y fieles a lo previamente pactado, son firmes en el cauce de una entrevista, aunque sus interlocutores hagan gala de gran astucia para llevarlos a un terreno distinto.

Lo contrario, más que caer en las travesuras indiscretas propias del periodismo, es dejarse llevar por una fuerza superior, incontrolable, gracias a la cual se termina por decir justamente aquello que se debía callar.

Faltaba algo más. La ministra de Trabajo dice que no estamos preparados para tener una primera dama como la que tenemos. Pobres nosotros; tener tan cerca la luz y cerrar los ojos.