El objetivo de toda organización es generar: VEA (Valor Económico Agregado, utilidades), VHA (Valor Humano Agregado, desarrollo profesional y personal), VAT (Valor Agregado en el Tiempo, auto continuidad) y VAS (Valor Agregado a la Sociedad, RSE). Estos cuatro valores agregados se deben complementar y vincular. Si los comprimiéramos en un solo archivo, este llevaría como título “servir a las personas”.
Para trabajar con proyección estos valores, es necesario tener en cuenta cuatro lecciones:
I. En un entorno cambiante, aprender durante toda la vida puede tener más influencia en el éxito deseado. Esta actitud va más allá del coeficiente intelectual, del estatus económico-social, del carisma personal, etc. Este aprendizaje -constante y permanente- se debe transformar en una ventaja competitiva. No es nada sencillo porque el pensar cuesta y el llevarlo a la práctica cuesta más.
II. Este aprender durante toda la vida tiene mucho que ver con la humildad, con la mente abierta, con la predisposición a correr riesgos, con la capacidad de escuchar y con la manera honesta de reflexionar sobre uno mismo. Humildad para aprender a aprender y aprender a desaprender. No somos seres acabados, estamos siempre en continuo movimiento, en un comenzar y recomenzar. Hay que tener cuidado con la soberbia, que a veces se disfraza bien, pero es torpe por su arrogancia. Donde hay un directivo soberbio, todo acaba estropeado. Un directivo sencillo, espontáneo y alegre, será capaz de respetarse a sí mismo, respetar a los demás y ser responsable.
III. Las grandes metas y creencias idealistas-humanistas son compatibles con el éxito en los negocios. En escenario cambiante, estas metas pueden darnos estabilidad para crecer. Que no nos tachen, como personas timoratas y conformistas. No hay que contentarnos nunca con lo que somos si queremos llegar a lo que todavía no somos. San Agustín decía: porque ahí donde te consideraste satisfecho, allí te paraste. Si dijeres: “¡Ya basta!”, pereciste.
IV. La falta de recursos no tiene por qué matar nuestros sueños. En condiciones adecuadas, los tiempos duros pueden dar más vigor a las grandes metas idealistas, al crecimiento continuo y a las grandes hazañas. Es necesario que los directivos tengan verdaderamente carácter. Que no vea obstáculos, sino desafíos. ?
Nota publicada en el tiempo.pe