Ni cacasenos ni fanáticos

Grover Pango Vildoso, autor de estas líneas

Dentro de cinco meses habrá elecciones regionales y municipales. Un diluvio de candidaturas y otro huracán de recelos se avecinan también, productos del inusitado afán por “servir a los demás”. No sólo en las grandes ciudades, sino singularmente en lugares remotos con presupuestos descomunales.

La ocasión invita a pensar en la calidad de los votantes tanto como en la de los candidatos. Que por cada autoridad laboriosa y honesta se tenga que soportar a dos o más que si no son incapaces son bribones, delata la pobreza de la “clase política” –aunque los candidatos se declaren no políticos- y obliga a recordarles a los electores que ellos tienen la MAYOR RESPONSABILIDAD por quienes eligen.

Parte sustancial del CIUDADANO está en la lucidez con que ejerce su derecho a votar. Y debiera venir acompañada de la entereza al asumir los efectos de su decisión.

Por esto es que formar a sus ciudadanos es la primera y gran responsabilidad de una sociedad. Se los forma en el hogar con la participación en la vida familiar. Los forma la sociedad misma en su cotidianidad. Los forman los diversos medios de prensa y entretenimiento, sin excepción.

Y por cierto los debe formar la escuela. De allí la importancia del ejercicio en la conformación de equipos, los trabajos en grupos o la realización de debates bien organizados. La “formación del espíritu crítico” encamina la preparación de buenos ciudadanos, capaces de opinar, escoger, disentir y acordar. En la escuela debe comenzar la democracia. Así lograríamos impedir la existencia de los cacasenos que se dejan embaucar o los fanáticos, materia prima de las tiranías o los terrorismos.