Con el Movimiento de Amnistía y Derechos Fundamentales (MOVADEF) está ocurriendo algo parecido a lo que ocurría al comienzo y mediados del siglo XX con el Partido Aprista Peruano (Apra). Esta organización desde su nacimiento en 1924 había adoptado una proclama “anti oligárquica y antiimperialista”, pero en los hechos (hasta la actualidad) su política era servir a los intereses políticos y económicos de terratenientes, la oligarquía y el imperialismo. Ni su discurso anticomunista, ni sus correrías traidoras salvo al Apra de la violencia y represión a la que fue sometida algunas veces por sus propios aliados en el poder.
El Movadef por su parte de se dice marxista-leninista-maoísta, pero sin embargo se ha insertado en la podredumbre política del Perú oficial. Participa en el fraude electoral, y exige una “reconciliación nacional” y hasta el perdón de los más abominables crimínales de guerra. En las últimas elecciones presidenciales del 2011 se puso a la cola del militar Ollanta Humala quien ahora los reprime sin ninguna consideración al apoyo que recibió de este grupo.
La represión contra el movadef ordenada por Ollanta Humala se ejecutó el jueves 10 de abril. Su objetivo ha sido descabezar esta organización. Su principales dirigentes, 27 en total en la que se incluye al abogado Alfredo Crespo, fueron recluidos en prisión preventiva. “Perseo 2014” se denominó cinematográficamente este operativo policial-militar. La fanfarronada del gobierno se expresó por boca de Ollanta Humala y del ministro del Interior. El presidente peruano manifestó que la detención de los dirigentes del Movadef se hizo bajos los cargos de “integrar una agrupación terrorista y de recibir financiamiento del narcotráfico”.
Walter Albán Peralta, ministro del interior del gobierno, dijo que el operativo “Perseo 2014” ha sido un “duro golpe al terrorismo, en este caso haciendo frente a lo que implica la organización del Movadef como una instancia creada o generada por el partido Sendero Luminoso para precisamente hacer una labor en la sociedad civil". El 25 de abril la fiscalía antiterrorista determinó mantener en prisión a cinco, de los 27 dirigentes del Movadef detenidos, entre ellos Alfredo Crespo a quien desde algunos años los jueces lo habían acusado de pertenecer a una “organización terrorista”. Los otros dirigentes de esta organización quedaron en libertad restringida con arresto domiciliario y comparecencia ante los jueces.
Ilegal represión y negación de la memoria
Primero. La represión contra el Movadef es ilegal y viola las más elementales leyes de este país. Esta acción policial no tiene la más mínima relación con la actividad pacífica de esta organización. El Movadef, como se conoce, es la versión electorera de Sendero Luminoso después de su traición a la lucha armada en 1992. Este grupo no es peor ni mejor que esa lacra peruana que conforma la izquierda legal. Juntar terrorismo y narcotráfico para acusar a este grupo, es un viejo método policial en Perú. Entre 1980 y 2000 los más abominables crímenes de los gobiernos y las fuerzas armadas contra la población civil se encubrieron bajo acusaciones semejantes. Bastaba sindicar a alguien como terrorista -narcotraficante, para que la persona fuera reprimida, secuestrada y asesinada. Ollanta Humala, no ha cambiado absolutamente en nada este método.
El Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales (MOVADEF) no es una organización política “terrorista” o subversiva. Su actividad es legal y electorera, y contribuye a mantener el sistema político corrompido de este país. Oficialmente este grupo se fundó en noviembre del 2009, y nunca ha salido de los marcos de la legalidad del sistema político y jurídico del Perú. Se ha insertado, de la misma forma que lo hacen los peores partidos políticos del medio oficial en campañas electorales que como se conoce son digitadas desde los cuarteles militares. En ciertos aspectos de la política peruana se ha ubicado en la derecha de la izquierda legal, sobre todo en lo relacionado al pedido de amnistiar y liberar a militares criminales de guerra.
Los planteamientos reformistas del Movadef sirven a los grupos de poder y a los partidos políticos del Perú. Avala el circo electoral y concilia hasta con el fujimorismo cuando en su exigencia de amnistía general, aparte de pedir la liberación de los presos de Sendero, incluye a Alberto Fujimori y altos militares incursos de cientos de asesinatos. Así Alfredo Crespo (6 de octubre 2012) anunció: “no estamos en contra del indulto a Alberto Fujimori porque consideramos que (si se le concede) se abriría una puerta para la reconciliación nacional”.
En las elecciones de abril 2011 el Movadef sostuvo la candidatura electoral del militar Ollanta Humala y con ello facilitó la entronización de un régimen reaccionario y pro imperialista. En las elecciones municipales del 2010, el Movadef sostuvo la campaña electoral de Susana Villarán quien fue la candidata de un sector de la derecha y de la llamada izquierda del Perú. Esta “compañera” como la denominaría Alfredo Crespo, llegó al municipio con el apoyo del Movadef. En octubre del 2012, esta alcaldesa de “izquierda” en combinación con Ollanta Humala ordenó una violenta represión contra los pequeños comerciantes de La Parada (viejo mercado mayorista en el distrito obrero de La Victoria). El saldo fue cuatro muertos y más de 100 heridos y centenas de trabajadores detenidos.
Posteriormente, en marzo del 2013, sin tomar en cuenta la impopularidad de la tal Susana Villarán el Movadef se movilizo para defender en su cargo a la alcaldesa de “izquierda”. Su revocatoria en el cargo era exigida por la gran mayoría de la población de Lima. Según el Movadef revocar de su puesto a Susana Villarán, no contribuía a la democratización de la sociedad peruana, por eso dijo Alfredo Crespo, los 360 mil adherentes del Movadef serían un factor para definir las elecciones a favor de Susana Villarán, y que su apoyo surgía de “una posición de principios”. Hay que recordar que Susana Villarán, aparte del apoyo de la izquierda legal y del Movadef, tuvo el respaldo de los personajes más representativos de la derecha peruana, como Mario Vargas Llosa, Pedro Pablo Kuczynski, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, etc.
La “posición de principios” del Movadef para defender a Susana Villarán, rápidamente se convirtió en posición cómplice de una feroz represión contra los trabajadores de La Parada, quienes una vez más fueron atacados violentamente por la alcaldesa de “izquierda” de Lima. El 14 de marzo, Susana Villarán quien se había comprometido a dialogar con los vendedores de La Parada, ordenó que la policía y 500 agentes de Serenazgos (civiles que fungen de policías de la municipalidad) iniciaran violentamente el desalojo de los vendedores de este mercado popular. Las víctimas de esta vandálica acción, calificaron a la alcaldesa de ser “una mujer que no quiere a su pueblo”. Una vendedora de este mercado dijo: “La alcaldesa nos maltrata, nos trata como cualquier “cucaracha, tiene un corazón de piedra, no tiene corazón”.
Segundo. La represión ordenada por Ollanta Humala se inscribe en el plan estratégico del Estado y las fuerzas armadas para borrar de la memoria del pueblo los 20 años de lucha armada. Para las clases políticas de este país el Movadef es un mal recuerdo, casi una pesadilla. Su discurso con referencias al maoísmo, es un asunto que no deja dormir ni a los políticos ni a los militares.
El delito del Movadef es utilizar un discurso donde se mesclan posiciones oportunistas y electorales y una afirmación de un camino “marxista-leninista-maoísta”. El slogan marxista, así sea falso, resulta a los oídos de los militares y de los intelectuales anticomunistas (derecha e izquierda), un sacrilegio que trae el recuerdo de 20 años de lucha armada. En la historia de la lucha social peruana hay otros casos parecidos a los que ahora se reeditan en Perú. En los años 50, 60 y 70 los gobiernos de turno, civiles o militares reprimían los partidos políticos de izquierda, no porque éstos significaban una amenaza para el Estado, sino más bien porque se declaraban “socialistas y revolucionarios” y que de vez en cuanto amenazaban en el discurso con “incendiar la pradera” y dar “inicio a la lucha armada por el poder”.
Fue el caso del partido comunista peruano (pro soviético) uno de los grupos más revisionistas y oportunistas, pero sin embargo muchas veces fue reprimido por sus propios aliados en el poder. Hay que recordar que Jorge del Prado uno de sus más antiguos dirigentes, se incrustó en el parlamentarismo peruano y hasta el fin de su vida nunca movió un dedo contra el Estado y el orden establecido. La misma historia se puede encontrar en lo que se llama “Patria Roja”, y otros grupos que se llamaban “maoístas” y pregonaban la “lucha armada del campo a la ciudad”, pero en el fondo se alistaban para trepar en el sistema político oficial.
Tercero. La represión contra el Movadef se dirige a intimidar los brotes de lucha política y sindical clasista que comienza a germinar en un terreno social y de aguda lucha de clases apto para el desarrollo de contiendas de calidad cuya perspectiva podría ser la organización de un partido revolucionario que sobrepase la experiencia traicionada por la dirección de Sendero luminoso. En este escenario, ni el Movadef, ni Sendero Luminoso, ni la izquierda legal en su conjunto, serán de la partida. Al contrario contra estos grupos, en perspectiva, se debe impulsar una lucha ideológica y política que contribuya a rescatar lo mejor de 20 años de lucha armada y a partir de ello enfrentar al Estado sus fuerzas militares y los lacayos de izquierda y derecha que defienden el sistema.
Cuarto. Es una equivocación decir que la represión contra el Mavadef prepara el terreno para una oleada represiva contra el movimiento popular. Una verdad a medias, pero su incorrección radica en que el Movadef al igual que la izquierda legal, no dirigen el movimiento popular. Las luchas sociales que estallan sucesivamente en Perú son espontaneas y si los partido oficiales se acercan a estas luchas es solamente para desviarlas, debilitarlas o llevarlas al terreno electoral. Al contrario la labor de estos grupos, incluidos el Movadef es frenar las luchas populares y sí mucho apura conducirlas a la capitulación. Además si se trata de reprimir el sector más consciente de los trabajadores y el pueblo, el gobierno así como el ejército, no tienen que “preparar el terreno”. Ya lo hacen y prueba de ello son los más de 20 luchadores sociales (sindicales y populares) asesinados desde 2011 hasta la fecha por el militar Ollanta Humala por quien el Movadef hizo campaña electoral.
Finalmente habría que concluir que la represión contra el Movadef, no es tanto por el temor que este grupo reedite una lucha armada inexistente y traicionada por ellos mismos. Nada de ello. Aquí el problema es de otro tipo. Utilizar el fantasma de la subversión es útil para seguir militarizando el Perú, y entregar aún más poder a las fuerzas armadas que en la práctica es el verdadero poder detrás del gobierno de Ollanta Humala.
Nota de publicada en Bolpress.com