A raíz del otorgamiento la semana pasada de la buena pro del Gasoducto Sur Peruano (GSP), las críticas a Proinversión y al gobierno han sido intensas. No soy amigo del régimen y mi fustigación desde el primer día ha sido permanente; pero eso no me lleva a obnubilarme y no discrepar con otros opositores cuando estoy convencido que no tienen la razón.
Me referiré a dos críticos cuya intervención pública es reproducida siempre los medios, el ex Presidente Alan García y ex Premier Pedro Pablo Kuczynski (PPK). El primero ha emitido un comunicado público con cifras erradas, preparadas por sus asesores me imagino y el segundo que ha lanzado afirmaciones con una ligereza sorprendente.
El ex Presidente García ha hecho una comparación de costos inapropiada por dos razones de fondo: no ha tomado en cuenta el valor del dinero en el tiempo, usa cifras de costos de construcción del 2012 cuando las bases de la licitación dicen bien claro que deberían expresarse a valores de la fecha de la puesta en operación comercial (2019) y que el monto que se ha anunciado del GSP es la suma de la inversión en construcción y el valor actual (al 2019) de la serie a treinta años de los costos de operación y mantenimiento. Por tanto cualquier conclusión y adjetivos de este uso errado de los conceptos, no es válido.
En cuanto a PPK, ha expresado su disconformidad a cuatro licitaciones que se han otorgado con postor único, según su decir: el cuestionado satélite, línea 2 del metro, modernización de Refinería Talara y el GSP. Sobre los dos últimos casos está completamente equivocado. Refinería Talara se otorgó en el 2010 y dos competidores llegaron a la decisión final y en el GSP presentaron dos postores su sobre y uno fue descalificado correctamente, los sobres económicos fueron entregados antes de la descalificación y el ganador tuvo que hacer una oferta pensando en su competencia, por más que hoy los perdedores digan que eran más baratos.
Las afirmaciones generadoras de suspicacias como las de PPK; pero que no las expresó en el caso del gasoducto Camisea-Lima, cuyo contrato fue modificado favorablemente a la empresa durante el “toledismo”, donde él fue dos veces ministro, dicen mucho de la falta de seriedad de los líderes políticos.