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Sábado 02 de agosto 2014

El enemigo sumergido

Por: Pedro Godoy
El enemigo sumergido
Foto: Difusión

Las izquierdas de Iberoamérica, evaluadas como sector contestatario, señalan como adversarios de la soberanía, el desarrollo y la justicia a la oligarquía y al imperialismo. No asumen como estrategia válida dar una guerra en conjunto -de Patagonia a México- a ambos adversarios. Otro dato derivado de lo sostenido: también están contaminadas de la balcanización, es decir, asumen su batallar restringido a las fronteras estatales. No asimilan la idea-fuerza, según la cual, nuestra América es una sola. La Patria Grande está ausente en las concepciones manejadas por los líderes de los partidos que la constituyen. Ello pese a la eficaz docencia bolivariana de Hugo Chávez.

El discurso de esas izquierdas del siglo XX siempre es "antioligárquico" y "antimperialista". Hubo excepciones. Imposible negar que se hacen proimperialistas -y de modo grosero- durante la II Guerra Mundial. Durante esa refriega -para apoyar a Moscú y a Washington- adhieren a los centros mundiales de poder. Acusan de "profascistas" a los pocos Estados que intentan conservarse neutrales e intentan comercializar sus materias primas y alimentos a precio de mercado. Prohiben las huelgas en los yacimientos mineros controlados por consorcios estadounidenses o británicos y, por cierto, también en los sindicatos portuarios. Cualquier sindicalista auténtico es denunciado de "pronazi".

Junto con aceptar -tácita o explicitamente- que cada república es una nación y que quienes se asocian a la pugna libertadora de otras "patrias" del área son combatientes "internacionalistas" esas izquierdas se rebelan incompetentes para asumir la necesaria guerra cultural destinada a desenmascarar la patriotería, es decir, ese supuesto "nacionalismo" que es sólo folklore hecho más de desprecio al país vecino que de amor al propio. Incapaces de "despiojarse" hacen causa común con la clase alta en el ayer esquivando revisar la historia. En el ahora apoyan a sus respectivas cancillerías en los forcejeos con la república vecina. Ello, frecuentemente, por litigios limítrofes.

En Chile ayer, en los 50, el Presidente Gabriel González promueve un corredor que permita desenclaustrar a Bolivia. Ipso facto, el PC lo acusa de "vendepatria". Esas izquierdas se oponen al ABC propuesto por Perón. Ahora mismo acuden a La Moneda -bajo Piñera y Bachelet- cerrando filas contra Perú y Bolivia. Jamás fomentan el revisionismo histórico. La visión del pasado para nuestras izquierdas es la misma que posee la clase dominante. No hay un esfuerzo por combatir ese adversario que se oculta en las sombras y atrinchera en la amnesia. Me refiero a la patriotería, es decir, al chauvinismo. Se trata de un pseudonacionalismo de Patria Chica que intoxica a millones.

El enemigo "enemigo sumergido" jamás mencionado en el discurso de las izquierdas es ese jingoismo con la cual la oligarquía -con apoyo mediático y académico- logra -tras dos siglos de adoctrinamiento- convencer a todos los estratos. No ocurre algo distinto en otros países. Vemos al APRA al iniciarse los 40 en posturas antiecuatorianas y siempre -igual que los "socialistas" mapochinos favoreciendo el armamentismo. Quizás por el parlamentarismo teman perder sufragios si asumen una postura contraria a la patriotería. Ese es el riesgo asumido, en la I Guerra Mundial, Jean Jaures, Carlos Liebknecht y Vladimir Lenin, al interior de la socialdemocracia europea.


Prof. Pedro Godoy P.
Centro de Estudios Chilenos CEDECh
profe@cedech.cl
www.premionacionaldeeducacion.blogspot.com

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