La educación de calidad: entre la mejora y la reforma

“La mejora en la educación es y debe trabajarse
como una política de Estado que trascienda
a los distintos gobiernos”
Presidente Humala
en su Mensaje a la Nación
del 28 de julio de 2014

¿Ha llegado la hora de la educación peruana? Después del Mensaje a la Nación del presidente Humala, es oportuno reflexionar sobre la educación. No daremos una conclusión improvisada. Lo invitamos a que juzgue usted mismo. Si consideramos las palabras expresadas en el discurso del jefe de Estado, se percibe la intención de mejorar la educación. Una hipótesis de trabajo: la educación peruana no se arregla con una mejora sino con una reforma.

Se aprecia una preocupación de “darle a nuestros hijos las herramientas que les abra las puertas del futuro, los haga dueños de sus destinos y ciudadanos del mundo (…) Que los haga, sobre todo, mejores personas, con virtudes y valores, capaces de hacer progresar a sus familias, a sus regiones y a nuestra patria”. Abrir las puertas del futuro es procurar las oportunidades educativas permanentes e irreversibles del más alto nivel para todos los que desean estudiar. Si Martín Mamani desea ser doctor y posdoctor, debe serlo, como en otros países que menciona la UNESCO.

El mandatario preciso la necesidad de “una educación de calidad, con docentes motivados y competentes, y con ambientes que estimulen y faciliten el aprendizaje, y con una gestión orientada a que cada niño y niña alcance su máximo potencial.” El problema es que el educando es una víctima de una sociedad en la que es objeto de cientos de mensajes que le impiden el aprendizaje.

Señaló que “Durante décadas en el país se ha dicho que la educación es prioritaria. Sin embargo, no hemos sido capaces de plasmar esta prioridad en una atención integral al sector y una mayor asignación de recursos.(…) Si asumimos el compromiso de seguir en esa ruta, en los próximos años, llegaremos a la meta planteada hace más de 10 años en el Acuerdo Nacional”. Una premisa valiosa: la educación tiene que ser integral. Debe ser un sistema educativo no un sistema administrativo.

“La mejora en la educación es y debe trabajarse como una política de Estado que trascienda a los distintos gobiernos. Por eso exhorto a las fuerzas políticas hoy presentes, a comprometerse a que la tendencia creciente en inversión en educación, que hoy estamos confirmando, sea irreversible”, enfatizó. “Irreversible” es uno de los términos más complejos en política de Estado.

Sin embargo, cuando se refirió al modo de hacer “la mejora”, apareció la pregunta que el discurso no ha podido contestar. Según el Mensaje a la Nación, “Tenemos una ruta y metas claras para invertir estos recursos en 4 pilares: revalorización de la carrera docente, inversión en infraestructura educativa, mejora en la calidad de aprendizajes y modernización de la gestión”. ¿Es suficiente para lograr una educación de calidad?

Para aplicar la irreversibilidad de las políticas públicas, un gobierno tiene que -por lo menos- implantar sin timidez y con mano firme, una reforma, o mejor una revolución pacífica, aplicando el poder que la Constitución Política le confiere al Estado de Estado de Derecho. Con este propósito, un gobierno tiene que hacer valer el interés público sobre el interés de los grupos de poder. De lo contrario, se trataría de un juego de salón hasta el 2016.

Citemos el Art. 14° de la Constitución Política, que en sus dos primeros párrafos señala que “La educación promueve el conocimiento, el aprendizaje y la práctica de las humanidades, la ciencia, la técnica, las artes, la educación física y el deporte. Prepara para la vida y el trabajo y fomenta la solidaridad.” El segundo párrafo prescribe que es deber del Estado promover el desarrollo científico y tecnológico del país.

El Estado no debe olvidar que el capital humano es el factor clave del desarrollo y no se podrá lograr el desarrollo sin educación de calidad. En otras palabras, se puede afirmar que la clave para el desarrollo económico depende del desarrollo del capital humano. El alto nivel de preparación es un factor decisivo para el incremento de la productividad y la competitividad. Alcanzar este objetivo requiere de otros “pilares”.

Si se aplica la calidad en la educación, el Perú podría alcanzar la primera fase del proceso de desarrollo nacional: 1) mantener el crecimiento económico sostenido, y 2) iniciar la fase del el bienestar general de la población en los aspectos sociales y alcanzar su posición con el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Es un progreso continuo que debe llevar al bienestar general. ¿Se podría alcanzar estos objetivos solo con “mejoras”?

Con este enfoque podemos comprender que el logro de estos objetivos no se reduce a los 4 pilares propuestos en el Mensaje a la Nación. Los sistemas educativos que han tenido éxito en el mundo son una lección que debemos aprender. Se tiene que hacer una reforma educativa que comprenda planes, programas, proyectos y políticas y presupuestos, como Proyecto Nacional. Una reforma educativa intangible en un horizonte de evaluación de 30 años. Este debe ser el marco general. Cuidado: la gradualidad del proceso no debe confundirse con lo interminable.

Urgente: por ser una premisa mayor. El problema de los docentes tiene que resolverse con la reingeniería del capital humano. Se necesita tomar decisiones de gerencia pública. No se puede hacer una mejora sustantiva en el sistema educativo si no se cuenta con nuevo capital humano. El ejemplo de Finlandia es aleccionador. Comenzaron por reclutar talentos sin que le tiemble la mano. En el Perú, no todos los que trabajan en las escuelas, tienen talento para ser profesores, ni mucho menos maestros. Cualquier tonto es consciente de este grave problema.

No proponemos calcos ni copias. Pero es innegable que los recursos humanos reclutados deben ser altamente calificados, cuidadosamente seleccionados, y adecuadamente remunerados. La formación docente debe ser de aprendizaje continuo en la escuela, la evaluación no debe depender del rendimiento de los alumnos. Nada de bonificaciones por mérito: no se debe comprar la eficiencia. La prioridad debe ser la educación inicial y primaria, con profesores idóneos; y no los peores como sucede en el Perú.

La metodología tiene que sufrir un cambio de 180 grados: currículo flexible e inclusivo, enseñanza personalizada; con grupos pequeños en el aula; sin abusar de las tecnologías y priorizando el conocimiento antes que las herramientas. La formación de un alumno de educación básica regular es cuestión de paciencia y sabiduría más que de ciencia. Estos aspectos requieren de un cambio radical de los procesos. La excelencia no se debe lograr en los llamados “colegios de excelencia”. Este es un método excluyente; todas las escuelas deben ser excelentes ¿Es mucho pedir?

Un factor importante que constituye un pilar básico de la estructura de un sistema educativo de calidad es la interacción permanente con las familias y con el medio: la familia debe interactuar como la principal responsable de la educación de los hijos, para que los educandos aprendan a aprender en sociedad. Este es un aspecto que también figura en el Proyecto Educativo Nacional. No debemos olvidar los éxitos de la educación pública en Cuba y Finlandia,

Teniendo en cuenta que el proceso educativo no se realiza en un espacio-estanco impermeable y desvinculado de la realidad social, económica, política y cultural, se tiene que incluir en el sistema educativo-cultural, a los medios de comunicación social, especialmente a la TV, que tanto daño hace a niños y jóvenes, sin que el Estado diga nada. Aprovechar todos los recursos de aprendizaje del micro y macro entorno. Un auténtico sistema educativo tiene que ser sistémico, intersectorial y transversal y…reformador. Conste que ahora solo hablamos de la educación pública.

(*) Miembro del Consejo Directivo de la Coordinadora Nacional para la Transformación de la Educación Peruana-CONATEP.