El Nuevo Perú

Enrique Valderrama, autor de estas líneas

Estamos ante la emergencia de un nuevo Perú, un país de emprendedores y de juventud, de pequeños propietarios. En los últimos años, excepto estos últimos 3 de Los Humala, hemos crecido a un buen ritmo y ello ha permitido un dinamismo económico no visto antes en la historia nacional. Las reservas se incrementaron y la pobreza se redujo ostensiblemente, así como avanzamos en los indicadores sociales de una manera importante. La administración 2006-2011 liderada por el ex Presidente Alan García es, sin duda, el lapso de tiempo donde el Perú avanzó más con un promedio de 7% de crecimiento anual y una reducción de la pobreza de casi 20 puntos porcentuales.

Todo ello fue viable gracias a una decidida apertura comercial del país, a conectarlo con la economía mundial, generando con ello la posibilidad de colocar nuestros productos frente a miles de millones de potenciales compradores. La gran infraestructura que se construyó, sobre todo la que conectaba vialmente al país, dinamizó no solo el Perú urbano, sino además el mundo rural peruano, que históricamente nunca sintió las diferentes etapas de bonanza nacional, en esta ocasión vio elevado ostensiblemente el valor de su tierra y su salario.

Un actor central de este nuevo escenario es el empresariado popular, el pueblo productor. Más del 90% de la empresa en el Perú es Mype y aporta con más del 70% de oferta laboral. Es importante señalar que más de la mitad de los emprendedores son jóvenes menores de 24 años. Es decir el nuevo escenario nacional viene con rostro y empuje juvenil. 

En Lima hay que anotar que dentro de este grueso sector de peruanos que contribuyen al progreso nacional existe una herencia importante de aquellos que protagonizaron las migraciones que se iniciaron en los años 50. Ellos con el paso de las décadas y en su segunda y tercera generación han reconfigurado el rostro y la identidad de Lima, han construido una nueva Metrópoli.

Es verdad que en este nuevo escenario no ha mejorado la cercanía de la gente hacia la política quizás porque sienten al Estado lejano y en muchos casos invasivo y corrupto. Un primer gran tema pendiente para el futuro es encarar una decida reforma del Estado que lo haga más eficiente y cercano a los ciudadanos.

Lamentablemente es evidente que en palacio de gobierno se ha instalado hace 3 años un régimen opuesto al futuro y al progreso nacional. Los Humala no han apoyado a la Mype, no han construido infraestructura para las grandes mayorías, han reemplazado programas sociales eficientes por asistencialismo ineficiente al estilo brasileño. Por si fuera poco han sumido el ejercicio del poder en el marco de escándalos de corrupción que la gente rechaza. Los Humala, como Creso, rey de Lidia, destruyeron la gran oportunidad que tenían por creer en oráculos, perjudicando al país y a ellos mismos.

El reto es por lo tanto a partir del 2016, con una nueva administración, volver a ser la estrella del continente, que regresen las obras para los más necesitados y nos acerquemos más al ideal republicano y a la esquiva modernidad.

Ello debe lograrse de la mano del pueblo productor, fortaleciendo su alianza estratégica con el Estado, con una voluntad de apoyo decidida y ordenada por parte de éste último. El reto en esa dimensión es potenciar su productividad y la posibilidad de que contemplen de manera más contundente el mercado mundial. 

Una oferta educativa más centrada en las necesidades de los pequeños empresarios es importante, pero no olvidando que en educación hace falta un inmenso trabajo y una decidida reforma, que se había iniciado bajo el gobierno de Alan García y que debe retomarse. Ello es fundamental para hacer consistente el despegue del Perú.

(*) Coordinador del Centro para la Democracia Social