Una mujer dice en la televisión nacional que su marido le "ayuda" en algunas tareas domésticas. La frase le podría sonar a muchos como la máxima aspiración de cada fémina. Otra señora asegura que su esposo se comporta como "una federada hombre", en alusión a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) que hoy arriba a su 54 aniversario. Yo, del lado de acá de la pantalla, siento pena ajena ante tanta mansedumbre. En lugar de las urgentes reivindicaciones que deberían mencionar, sólo escucho esos agradecimientos que le dirigen a un poder tan varonil como sordo.
No se trata de "ayudar" a fregar un plato o a cuidar los niños, ni tan poco de ilusorias cuotas de género que esconden tanta discriminación como una bofetada. El problema es que el poder económico y político sigue mayoritariamente en manos masculinas. ¿Qué porcentaje de los dueños de auto son mujeres? ¿Cuántas caballerías de tierra tienen como propietaria o usufructuaria a una fémina? ¿Cuántos embajadores cubanos en misión en el extranjero llevan falda? ¿Alguien puede decir el número de hombres que piden licencia de paternidad para ocuparse de sus hijos recién nacidos? ¿A cuántas jóvenes detiene la policía cada día para advertirles que no pueden caminar junto a un turista? ¿Quiénes asisten mayoritariamente a las reuniones de padres en las escuelas?
Por favor, no intenten "dormirnos" con cifras al estilo de que "el 65 % de nuestros cuadros y el 50 % de nuestros dirigentes de base son mujeres". Lo único que señala esa estadística es que sobre nuestros hombros recae ahora más responsabilidad, lo cual no significa ni mayor nivel de decisión ni más amplios derechos. Al menos en tan triunfalista frase se aclara que son los "dirigentes de base", pues ya sabemos que la toma de decisiones en la más alta instancia la hacen hombres que crecieron bajo los preceptos de que las mujeres somos un bello adorno para tener a mano... siempre y cuando mantengamos la boca cerrada.
Siento pena por el dócil y apocado movimiento feminista que existe en mi país. Vergüenza por esas señoras de ridículos collares y abundante maquillaje que salen en los medios oficiales para contarnos que "la mujer cubana ha sido la mejor aliada de la Revolución". Palabras que se dicen en el mismo minuto en que un gerente de empresa hostiga sexualmente a su secretaria, que una mujer golpeada no logra una orden de alejamiento para su marido abusador, que un policía le dice a una víctima de acoso sexual "bueno, es que con esa saya que usted se puso...", y que el gobierno recluta tropas de choque para un acto de repudio a las Damas de Blanco.
Las mujeres son el sector de la población que más motivos tiene para gritar su inconformidad. Porque medio siglo después de fundada la caricatura de organización que es la FMC, no somos ni más libres, ni más poderosas, ni siquiera más independientes.
Publicado en Generación Y