Juan de la Puente, autor de estas líneas
La política peruana está embotada de palabras y de gestos. Se encuentra igualmente adormecida y ahogada; mientras el mundo, a decir de Giovanni Sartori, experimenta una expansión de la política porque se hace más grande y se politiza, en nuestro medio se acorta, en un proceso que amenaza con diluirla aún más en todas sus acepciones, es decir, la política como gobierno, poder, vocación humana o sistema de organización de lo público.
La mayoría de críticas de la oposición en el reciente debate por el voto de confianza al gabinete resume una obsesión por la minucia, por los pequeñísimos asuntos y por los grandes olvidos. Esperé una crítica profunda al gobierno pero pocas veces vi a tantos hablando tanto y callando tanto. Algunos abordaron problemas serios aunque como pedazos, sin conexión con el todo y solo se pudo apreciar uno o dos juicios certeros sobre lo que debería estar en juego. Fue penoso, por ejemplo, que quienes enjuagaron el sistema privado de pensiones los últimos 20 años reduzcan su ira al aporte obligatorio de los independientes, el pedazo, y guarden silencio sobre el modelo, el todo. La defensa del gobierno ha sido igualmente lamentable, fijada exclusivamente en la estabilidad, la obra pública y el honor y la valentía.
Es frecuente que los partidos lleven a cabo movimientos tácticos sin estrategia o que posean estrategia pero carezcan de táctica. Pero es poco frecuente que carezcan de ambas cosas, lo que se aprecia en esta etapa signada por movimientos erráticos, duales y plenos de confusión, escondidos en ese lenguaje populista y sobreactuado que ha impregnado a todas las tendencias.
La disputa política ha dejado de ser una confrontación de grandes proyectos y es en cambio una pelea de enanos desorientados; y cuando los partidos no saben qué hacer tenemos una señal inequívoca de crisis y de que otros sí saben lo que quieren y lo que hacen. Es la superficie de fenómenos de creciente visibilidad, como que la oposición partidaria es más débil que el gobierno, que los fuertes son otros, es decir, los que cortan el jamón desde los medios y los grandes poderes económicos (coincido en ello con Carlos Meléndez), y que en la polarización actual solo está en juego la autoridad y no el poder.
En medio de este proceso de cara al vacío la única discusión que parece prometedora es la de los “cornejoleaks”, que pone sobre la mesa la naturaleza de un nuevo poder constituyente, una voluntad particular que ha logrado subordinar con éxito la voluntad general. Este escándalo ha mostrado sus mecanismos oscuros y sus operadores elegantes, las salas paralelas de decisión y los comités de notables, un modelo de distribución de competencias sociales que no está agotado aunque haya sido pillado en falta. Es fuerte y tiene por delante otro cuarto de siglo de vida.
Sin embargo, hasta en este delicado tema no está en juego el problema de fondo. La mayor parte de los actores públicos están dispuestos a cuestionar a un par de ministros (pensar que por menos Rómulo León se fue preso varios años), pero no el sistema de cooptación privada del Estado, la semilla que se vuelve fruto y nuevamente semilla cada cinco años.
Una parte de la academia anota que este proceso es hasta cierto punto natural, que el remplazo en el ejercicio del poder es consecuencia del desplazamiento del espacio tradicional de la política, y que lo sucedido no es una patología sino una evolución. No obstante, nuestra despolitización de la política es más seria de lo que se pensaba; es la más pronunciada de la región y es probable que el origen se encuentre en lo que Max Weber llamó la entrega del poder a plutócratas que carecen de legitimidad democrática.
La sociedad carece por ahora de fuerzas y mecanismos para recuperar la política; para salvarla de los actuales políticos hace falta más que elecciones; se requiere un vigoroso movimiento de reforma que todavía está en pañales. En tanto, la sociedad se ilusiona con un outsider que está por venir. Yo, espero un político (a).
(*) Edición correspondiente al viernes 29 de agosto de 2014