Reformando la Reforma de Transporte

Julio César Alvarez Cárdenas, autor de estas líneas

Si bien es cierto, es necesaria una Reforma Integral del Sistema de Transporte en Lima Metropolitana; sin embargo, para ello se necesita contar con estudios de factibilidad y de impacto social. Es decir, esta “reforma de transporte” planteada por la gestión de Susana Villarán ¿Acaso no sabía que el ciudadano limeño suele ser desordenado y proclive al caos vehicular? ¿Acaso no sabía que eliminando rutas, iba a generar disturbios por parte de estas empresas? ¿Acaso una reforma implica solamente poner paraderos? ¿Acaso una reforma solo es aumentar el número de inspectores?

Las respuestas a todas las interrogantes antes planteadas, creo que la sabemos todos. Entonces, ante esta problemática existen dos tipos de responsabilidades por parte de la gestión edil, por un lado, la responsabilidad funcional, aquella que supone la ejecución de la “reforma de transporte” en términos eficientes, tomando en consideración i) la afluencia de público, ii) intersecciones de mayor congestionamiento vehicular, iii) comportamiento del limeño promedio ante el cambio, y iv) previsión ante disturbios por parte de las empresas a quienes se le revocaron las rutas; y por otro lado, la responsabilidad política, con esto me refiero a i) implementar esta “reforma de transporte” a puertas de un proceso electoral, en el cual la actual alcaldesa participa, ii) no tener presencia política dentro de los distritos más afectados, me refiero al Rímac y Centro de Lima, y iii) prometer una solución inmediata a este caos ,cuando sabemos que la alcaldesa está de licencia, por lo cual no puede intervenir dentro de alguna decisión importante dentro de la municipalidad.

La actual gestión de la Municipalidad de Lima intenta copiar el modelo“Transmilenio” de Bogotá; sin embargo, no ha tomado en consideración el contexto social en el cual se enmarca la idiosincrasia limeña, donde prevalece la cultura “combi”, que es aquella donde impera el desorden, la inobservancia de reglas elementales de convivencia, el desconocimiento de la autoridad, y sobre todola obtención de beneficios por la ley del menor esfuerzo, entre otros. Entonces, en la medida que no se destierre estas prácticas, todo tipo de reformas tenderán a ser conflictivas y generará mayores costos que beneficios.

Sin embargo, las personas suelen modificar sus conductas, en la medida que se generen los incentivos positivos adecuados, esto es, que en la medida que pueda mejorar su nivel de bienestar, estos adecuan su comportamiento. Entonces, corresponde a la gestión edil, la implementación de los incentivos positivos adecuados, entre los cuales podríamos enumerar i) la unificación del precio con el tren eléctrico, y creación de un esquema de precios integrales, con mayor facilidad y acceso para el público; ii) implementación de una defensoría del pasajero, así como un sistema distrital de quejas y reclamos; iii) poner en marcha el servicio de troncales y rutas alimentadoras; iv) aumentar el número de unidades al servicio del Sistema Integrado de Transporte de Lima; y v) mejoramiento de pistas y veredas, entre otros.

Entonces, si los beneficios de usar el Sistema Integrado de Transporte de Lima (entiéndase Corredor Azul) supera a los costos, estaríamos ante un óptimo en términos de eficiencia, lo cual haría más atractivo el servicio, es decir, que se tendría uno o varios incentivos para usar este servicio, lo que generaría un cambio importante en la conducta de los ciudadanos.

(*) Estudiante de Derecho de la Pontifica Universidad Católica del Perú; Estudios en “Governance and Policy Management” por la George Washington University.