Julio César Alvarez Cárdenas, autor de estas líneas
A pocos días de celebrarse las Elecciones Regionales y Municipales 2014, acontece una situación extraña, se trata de la candidatura de Carlos Burgos a la Alcaldía de San Juan de Lurigancho por el Partido Político Solidaridad Nacional, pero, esperen, ¿El JNE no ratificó la tacha en su contra, por lo que no podía participar en esta contienda electoral?
La respuesta a la anterior interrogante es un contundente sí; sin embargo, esto no evitó que el “pseudo-candidato” pronunciara en cuanto mitin o actividad política que su candidatura se mantenía intacta, cuando la realidad era otra, el actual candidato por el Partido Político Solidaridad Nacional a la Alcaldía de San Juan de Lurigancho es David Nestares.
Entonces, por qué se observa tantos carteles, banners, volantes, etc con el rostro de Carlos Burgos, acaso no debería ser el rostro de David Nestares.Pues, no existe norma alguna que lo prohíba.
Sin embargo, el caso en mención es un ejemplo de lo que podríamos denominar como “publicidad política engañosa”, la cual se define como aquella publicidad que resulte ajena a la verdad, o que consiste en la omisión de información relevante que induce a error a los electores sobre la propuesta política ofertada mediante dicha publicidad. Además, la relación entre empresa-consumidor no es tan distinta a la de candidato-elector, pues, así como las empresas ofertan productos y servicios, los candidatos hacen lo propio con sus propuesta políticas, y así como el consumidor tiene la opción a escoger el producto de su agrado o que satisfaga sus necesidades, también sucede lo mismo con el elector, quien a través de su voto manifiesta su preferencia por determinado candidato.
Por lo que, los actos de Carlos Burgos no hacen otra cosa sino confundir al elector de San Juan de Lurigancho, quienes creen que al marcar por el símbolo de Solidaridad Nacional, estarán escogiendo a Burgos como futuro alcalde, cuando en realidad estarán dándole su voto y preferencia a David Nestares. Sin duda alguna, resulta una maniobra política fantástica desde la óptica de Burgos, sin embargo, deja mucho que desear desde el punto de vista ético, ya que lo ideal sería poner el hombro junto a Nestares, y no suplantándolo como lo viene haciendo.
Sería recomendable algún proyecto normativo que contemple la figura antes descrita, a fin de evitar próximos actos de “publicidad política engañosa”, y tal vez podríamos extenderlo también a las propuestas per se, es decir, censurar la demagogia con propuestas claras, viables, transparentes, pero sobre todo verdaderas.
(*) Estudiante de Derecho de la Pontifica Universidad Católica del Perú. Estudios en “Governance and Policy Management” en la George Washington University.